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Endosa Lalo Gattas su incapacidad al gobernador Américo Villarreal.

Por:Mauricio Fernández Díaz

Primer conflicto de AVA, provocado por la incompetencia del alcalde victorense.

Ciudad Victoria.— Nunca será suficiente reconocer el temple de Américo Villarreal para resistir el odio de Francisco García Cabeza de Vaca durante la campaña pasada. Le quitó a Tamaulipas y, sobre todo, a Ciudad Victoria, un alacrán venenoso que estaba corroyendo a la capital. Con el triunfo de Morena en la elección del 5 de junio, la plaga terminó o al menos eso creyeron muchos. Nadie pensó que un nuevo mal entraba al municipio, y hay que recurrir nuevamente a Villarreal Anaya para que lo detenga.

El nuevo reto de Américo, ahora como gobernador, se llama Lalo Gattás Báez, y esto lo sostienen los mismos victorenses que antes repudiaron a Xicoténcatl González y a Pilar Gómez.

Incluso, han llegado a decir que el PAN sigue gobernando en Ciudad Victoria, ya que perciben el mismo trato clasista e incompetente de las administraciones pasadas. Nadie ha notado que ganó Morena en 2021.

Y menos lo notarán en la actitud tiránica y ciertamente clasista que el alcalde Lalo Gattás les ha enderezado. Solo en un mundo al revés o en sueños podía concebirse que un gobierno de izquierda eliminara prestaciones a trabajadores sindicalizados. Ahora es una realidad.

Al tocar el pago de aguinaldos sin pensar en la reacción de los trabajadores, Gattás Báez ha enseñado su novatez y hostilidad a las personas de menos ingresos. Cualquier político de mediana experiencia hubiera llegado con un plan B o C para reducir conflictos. Pero como Lalo solo ha administrado una cantina, y la cerró hace más de 10 años, le pareció inofensivo quitar los 93 días de prestación que ya tenía el personal.

Por su ineptitud, hay un incómodo plantón en la escalinata del Palacio de Gobierno que se extiende hasta la histórica plaza del 15 Hidalgo, donde el gobernador Américo Villarreal puede verlo desde su ventana. No es suyo el conflicto, pero sí es suyo el plantón.

Por su ineptitud, en su primera visita a la capital después del triunfo electoral, el presidente Andrés Manuel López Obrador se topó de frente con una protesta de los trabajadores del Ayuntamiento, creyendo que querían agradecer su presencia. “Auxilio, señor presidente López Obrador, el alcalde Eduardo Gattás roba sustento a mi familia”, rezaba una de las mantas.

Por su ineptitud, Morena está decepcionando aceleradamente a los electores, sobre todo en la capital del estado.

Y estamos siendo muy responsables con el uso de las palabras para calificar los desajustes provocados por el alcalde. Ineptitud: “Falta de capacidad de una persona para realizar adecuadamente una actividad, función o trabajo”, (Google search).

La ineptitud del alcalde nos ha granjeado la molestia del Presidente, quien regresó a la Ciudad de México con una pésima impresión de Lalo Gattás, y ha generado la primera crisis política al gobierno de Américo Villarreal.

Otra vez tendrá que actuar el doctor Villarreal para estabilizar las relaciones entre sindicato y gobierno municipal y restaurar la confianza de los victorenses en los políticos de Morena.

Desgraciadamente, en el movimiento tenían pocas referencias de Gattás Báez, salvo que era “entrón” y que estaba dispuesto a encarar a los panistas, aunque no precisamente con ideas y propuestas. Ahora sabemos lo que pasó en 2021: los victorenses votaron por Morena, no por Lalo Gattás y su credibilidad.

Líderes del partido están cansados de la victimización del alcalde de Victoria cada vez que cae en crisis. Carente de talento y de gestores políticos, Lalo deja en manos de un personaje fuerte la solución de sus problemas. Así se comportó durante el escándalo de la camioneta Tahoe 2021, placas SPM-378-A, de 1.5 millones de pesos, adquirida por un empresa de Sergio Carmona, el contratista ejecutado. Así actuó cuando se conoció la residencia de 11 millones de pesos, ubicada en playa Miramar, que Grupo Reforma le adjudicó a Gattás.

El fondo de capitalidad, por cierto, es la idea que defendió para dotar de obra pública a la capital sin que le quiten un centavo de los 1,100 millones de pesos del presupuesto municipal. También quiere que hagan por él todo el proceso de planeación y ejecución.

En estos momentos, el alcalde anda comprando ropa nueva y la cena de Navidad para su casa, mientras deja que el gobernador Américo Villarreal se encargue del plantón de trabajadores del Ayuntamiento y su conflicto laboral.

Las personas que rodean al doctor Villarreal lo describen como una persona de una serenidad envidiable, que decide sus acciones con mucha responsabilidad y cordura. Pero todo tiene un límite: tanto va el cántaro al agua hasta que se rompe. También el gobernador de Tamaulipas comienza a hartarse de la incapacidad de Lalo Gattás.

Resulta injusto y odioso que la inexperiencia del alcalde signifique más trabajo y preocupaciones al gobernador Américo Villarreal, quien ya tiene una carga enorme de responsabilidades por el desastre que le entregó Francisco García Cabeza de Vaca. A Lalo Gattás no le gusta batallar, ni oír quejas, ni enfrentar dificultades: de eso que se encargue el doctor Villarreal.

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