Política

El mensaje desde lo alto: “O se callan, o los mato”

“¿Qué clase de mundo es éste que puede mandar máquinas a Marte y no hace nada para detener el asesinato de un ser humano?”
‹José Saramago›

Por: Vicente Hernández

“Miente el Gobernador del Estado, pese al decoro que su alta investidura le impone” este fue el titular del periódico “El Mundo” del 2 de marzo de 1947, veintinueve días después de este titular y nota contenido, el jefe de la Policía del estado, Julio R. Osuna asesino al director de este importante Diario Vicente Villasana González, el 9 de abril la Comisión Permanente del Congreso de la Unión declaró desaparecidos los poderes de Tamaulipas, deponiendo al gobernador Hugo Pedro González siendo sustituido por el general Raúl Gárate.

El crimen tuvo dos versiones: la que se manejó por el lado político debido a los constantes ataques periodísticos de Villasana hacia el gobernador Hugo Pedro, y quizás alentado por una pregunta que le hicieran al gobernador durante una cena un día antes, consistente en el por qué Villasana lo atacaba tanto, y el mandatario respondió con ligereza que por dos motivos: Porque Villasana había sido candidato a senador por el PAN el año anterior, y porque su gobierno se había negado a darle dinero.

Por el lado pasional, y tal vez para limpiar su nombre, el gobernador depuesto Hugo Pedro González treinta y tres años después revelo que el verdadero motivo del crimen fueron los celos, pues Villasana le hacía el amor en un cuarto de hotel a una antigua amante de Osuna, cuando éste sorpresivamente abrió la puerta de la habitación 208 del hotel Sierra Gorda, con una pistola en la diestra la cual saco para dispararle a Villasana un tiro en la cabeza que le arrancó la vida instantáneamente, pese a esta referencia la historia registra el hecho como un Crimen de Estado, de no haberlo sido, no hubiese el Congreso de la Unión decretado el 9 de abril de 1947 la desaparición de poderes en el estado de Tamaulipas.

El 30 de mayo de 1984, Manuel Buendía Téllezgirón fue asesinado en la Ciudad de México al salir de su oficina en el cruce de las avenidas Paseo de la Reforma e Insurgentes. Maestro del periodismo de investigación, que dejó huella profunda en el columnismo político de México. “Red Privada”, su columna más popular, es parte esencial para entender mejor los gobiernos de Luis Echeverría, José López Portillo, y el inicio del de Miguel de la Madrid, los temas fundamentales sobre lo que escribía en esa etapa Buendía tenían como base la a denuncia de la ultraderecha mexicana, e internacional, y sus vínculos con la CIA, los ataques a Cuba desde Estados Unidos, la corrupción entre otras.

Su asesino material de nombre Rafael Moro Ávila, agente de la Dirección Federal de Seguridad (DFS), quien supuestamente cumplía órdenes de su jefe máximo: José Antonio Zorrilla se le acercó y le disparó cinco tiros por la espalda, escapando en una motocicleta lista para su huida a través de la Zona Rosa. Manuel Buendía fue un destacado maestro formador de reporteros, y el periodista más leído e influyente de la segunda mitad del siglo XX. Practicó todos los géneros periodísticos y se convirtió en uno de los críticos más certeros del sistema. El de Manuel Buendía es un crimen que nunca ha sido esclarecido al cien por ciento, porque falto su autor o autores materiales y hasta la fecha la mayor sospecha a recaído sobre Manuel Bartlett Díaz, el actual director de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), sin embargo, nunca se hizo cargo de la responsabilidad política que tenía respecto a la DFS. Sorteó la tormenta, porque así lo quiso el entonces presidente De la Madrid, pero a mirada de ojos expertos se trató de un Crimen de Estado.

Estos dos crímenes son tan solo una muestra de la constante intolerancia de los gobiernos en México hacia los periodistas que hurgan en lo más profundo de las cloacas de la política, y tienen el valor de señalar, criticar, y exponer en sus columnas, notas, programas de radio y televisión el resultado de su trabajo de investigación, y desde el inicio del mandato del presidente López Obrador, en diciembre de 2018, han sido censados al menos 36 asesinatos de periodistas.

La noche del jueves 15 de diciembre del presente año el popular periodista Ciro Gómez Leyva, uno de los más influyentes del país sufrió un violento atentado de muerte aproximadamente a eso de las 23.00, al terminar el noticiero de televisión “Imagen Noticias” que conduce por la noche Ciro quien abordo su camioneta rumbo a su domicilio es un viaje rápido, sin tráfico ya a esa hora, no más de 15 minutos cuando de pronto según explica el propio Gómez Leyva «Venía un coche delante de mí muy lento. En ese momento escuché dos disparos en seco. Volteo y veo a una persona disparándome desde una motocicleta» explicando además que los sicarios siguieron tirando mientras escapaban mientras que el se recostó sobre su lado derecho y al ver que la motocicleta se alejaba logro manejar su camioneta (afortunadamente blindada) y ponerse a salvo.

Y la interrogante sigue siendo ¿Si a un periodista tan famoso y reconocido por su estilo de ejercer su oficio con pluralidad, imparcialidad y verticalidad lo tratan de matar, que podemos esperar nosotros los que combatimos en trincheras más modestas de un gobierno que no protege, pero trata de acallar las voces críticas, que ejerciendo el derecho de la libertad de expresión, denunciamos las torpezas, abusos, y violaciones en que estos incurren en perjuicio de los habitantes del territorio mexicano?

Lo que deja en claro en estos tres ejemplos, es que nada cambia que un gobierno sea tricolor, azul o moreno, ya que son la intolerancia, la ineptitud, la censura, la polarización y la siembra del odio hacia los periodistas de línea crítica en los sermones mañaneros, las causas por las cuales nos colocan virtualmente un dibujo de tiro al blanco sobre nuestras cabezas, exponiéndonos a ser ejecutado por un fanático de la cuarta transformación, o mandado ejecutar por algún político resentido, o algún jefe de un cartel criminal.

Por lo antes escrito; elevo mi más enérgica protesta por el artero atentado en contra del periodista Ciro Gómez Leyva, y exijo el pronto esclarecimiento del mismo, y una pronta y expedita investigación para dar, no solo con los autores materiales, sino también con los autores intelectuales para que reciban su castigo, y solo agregaría que en lo personal seguiré escribiendo según mis principios e ideales, sin claudicar ni un ápice de la línea o estilo periodístico que me he trazado en todos estos largos años de ejercer el oficio, y siempre estaré en desacuerdo con el mensaje que nos mandan desde el Palacio Nacional “O se callan, o los mato”

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