Seguridad

Descubrió al líder de la Luz del Mundo abusando de su hermanita y decidió encubrirlo

Keila tenía nueve años cuando Samuel Joaquín la violó en presencia de su hermana Leticia, una secretaria de la organización que ocultó el crimen para proteger al apóstol

OMAR PORCAYO

Samuel Joaquín Flores creó un grupo de feligreses al que llamaba los «Incondicionales». El «ciervo de Dios», como se hacía llamar el segundo dirigente en la historia de la Iglesia de la Luz del Mundo, tenía completa potestad sobre ellos, incluso decidía con quién se casaban. Para sus secretarias la suerte no era muy diferente, tenían que servirlo a placer, organizar su agenda, sus finanzas y la tarea más ruin de todas: reclutar y adoctrinar a los menores de los que abusaba, aunque fueran de su familia.

Leticia Silva fungió como secretaria del apóstol, amparada en su fe soportó todo tipo de vejaciones y encubrió los abusos sexuales que presenció, incluido el de su propia hermana, entonces de nueve años.

«Serví a Samuel como su secretaria durante 10 años», relata la mujer de origen mexicano para el documental de HBO, «Detrás del Velo«, pieza que recoge los testimonios de varias víctimas de abuso físico y sexual de parte de Samuel Joaquín y su heredero, Naasón Joaquín Garcíahoy preso en una cárcel de Los Ángeles, California, condenado a 16 años 8 meses por esos delitos.

En junio de 2019 Naasón Joaquín fue arrestado en los Estados Unidos tras una investigación encabezada por el entonces Fiscal californiano Xavier Becerra. Se le acusó de conspiración para violación, cometer tráfico de personas, conspiración para cometer tráfico humano para la producción de pornografía infantil, entre otros. Pero los abusos seriales de menores comenzaron muchas décadas atrás, cuando Samuel Joaquín dirigía los destinos de una poderosa iglesia que se encaramó hasta los círculos políticos de grandes ciudades en México como Guadalajara, donde tiene su sede, la Divina Providencia.

Feligreses de la Luz del Mundo en Guadalajara. (Foto: Cuartoscuro)

«Cuando me gradué de la preparatoria, él (Samuel Joaquín) decidió mantenerme como su secretaria personal. Tenía 5 secretarias, cada una encargada de una área, desde la administración hasta sus finanzas personales, a mí me encargó las estadística, saber cuántos feligreses había, cuántos nacimientos, etc. Cada día teníamos que seguirlo dos horas, a donde fuera. Cuando estaba en su casa o en la mesa había que estar ahí, cuando estaba en la mesa era el momento perfecto para acercarle niñas», relata Leticia, quien como muchos sirvió lealmente a la iglesia y obedeció cada orden bajo la pena de ser aislada, incluso de su familia, o violentada.

La mujer narró con lujo de detalle la labor de reclutamiento de menores que realizaban las secretarías: debían elegir dentro de la congregación o en los viajes que se realizaban a las decenas de templos que la iglesia logró edificar a lo largo del mundo. A las víctimas las adoctrinaban para que no denunciaran y aceptaran los abusos como una cuestión de dogma. «Niñas pequeñas de 14 a 16 eran un grupo, había otro de 17 a 19 y de 20 a 22 otro, si eran vírgenes, si no eran vírgenes pasaban a otro que se llamaba mujeres solteras. Cada secretaria se suponía que debía sacar chicas de su grupo para llevárselas. En cada viaje de misioneros nos decía: ‘Observen a las chicas y vean si hay algo’. Ese era mayormente el trabajo de una secretaria».

«Entré a su habitación y lo que vi fue a mi hermana de nueve años en la cama con él»

La secretaria de Samuel Joaquín experimentó la crueldad del apóstol justo durante los festejos de la máxima celebración de la iglesia de la Luz del Mundo, la Cena Sagrada que se celebra cada 14 de agosto. Durante esa jornada los feligreses dan todo lo que pueden para acudir aunque sean de pocos ingresos, literalmente venden lo que traen puesto para poder comprar su boleto y dar donativos. Se trata de una representación de la Última Cena que Jesús llevó a cabo con sus discípulos. 

«En uno de los viajes a la Cena Sagrada mi madre no se quedó en una casa, sino en un edificio y solamente tenían bolsas de dormir o tapetes donde las familias dormían juntas. Mi hermana tenía nueve años. Hay muchas cosas que pasan entre los miembros, violaciones y todas esas cosas y a mí me preocupaba que si mi mamá dejaba a mi hermana ahí, le pudiera pasar algo. Fui con el apóstol Samuel y le pedí que si podía llevar a mi hermana, pensé que diría que no, pero con una gran sonrisa dijo, sí, claro trae a tu hermana. No pensé que tendría que preocuparme ella«, recordó Leticia con lágrimas en los ojos.

El apóstol Naasón Joaquín durante la Cena Sagrada. (Foto: Cuartoscuro)

Y es que el exlíder de la Luz del Mundo mancilló a sus feligreses sin importar su contexto, era especialmente cruel con su primer círculo y Leticia lo comprobó. «Luego al tercer día le dije a mi hermana, tengo que irme a la oficina, una de las secretarias de Samuel vio a mi hermana pequeña y luego me llamaron y me dijeron: ‘el apóstol quiere que vaya a su habitación ahora mismo, deja lo que estás haciendo’. Así fue, entré a su habitación y lo que vi fue a mi hermana de nueve años en la cama con él, desvestida con ese hombre. Después me dijo: ‘acércate’. Ese supuesto apóstol me tomó de la mano y la pone adentro de sus sábanas y está totalmente erecto con la mano de mi hermana de nueve años agarrándole el pene. Me acuerdo que hice lo que pude y le clave las uñas en la mano lo más duro que pude y le dije, ‘déjala ir, deja que crezca y luego ella decida si quiere servirte’, por favor déjala ir. Él luego me dijo: ‘¿no me la quieres dar?’. Le dije: ‘no es mía, ella es de mi madre’. ‘Ve a llevar a tu hermana con tu madre’, me dijo muy molesto. ‘¿Ya sabes que decirle, no?’ y le dije: ‘Sí’. Le dije (a la niña) que era una bendición, que no le contara a nadie. ‘Él bendijo tu cuerpo, no le digas a mamá, esto va a ser un secreto’. Tuve que hacerlo, era la fe de mi madre, era la salvación de mi madre lo que estaba en juego, era la salvación de mi hermana pequeña. No podía decirle que no le sirviera, porque era como si yo le arrebatara eso», agregó en un relato lleno de dolor y pesar.

La manera en que los jerarcas de la Luz del Mundo envolvieron a sus feligreses para soportar los abusos tenía sus cimientos en la doctrina, la culpabilidad y la idea de que el apóstol era un enviado directo de Dios. Cuando la fe comenzaba a flaquear utilizaban la coerción, la violencia y para aquellos que se atrevían a desertar, los abogados acudían a sus hogares de forma intimidante.

Aristóteles Sandoval (QEPD) y Enrique Alfaro durante un evento de la Luz del Mundo. (Foto: Cuartoscuro)

El abuso sexual como un «privilegio»

Los abusos de Samuel Joaquín no hacían distinción, lo mismo atacaba a las hermanas de sus secretarias que a hijas de pastores de sus iglesias. «Tenía 8 años, mi padre era pastor en una iglesia que Samuel visitó. Te decían que el apóstol tenía privilegios especiales. Había primas y otras niñas viviendo con nosotros cuando él vino. Le pidió a una que lo acompañara, cuando ella volvió después de varios días me dijo que tenía un mensaje muy especial para mí del servidor de Dios. Ella me dijo: ‘El siervo de Dios preguntó por ti'», contó al mismo documental Alethea, una exintegrante que también fue abusada de niña cuando era líder del coro.

«Le dije: ‘¿qué? ¿yo por qué?’. Le pareces muy bonita, me respondió. Dije: ‘oh, Dios mío’. Ella me explicó que el apóstol tenía privilegios especiales y mencionó también a Abishag. Ella era una chica que trajeron cuando el rey David estaba muy viejo y no podía calentarse por lo viejo que era, entonces ella entraba en su habitación y se acurrucaba con él y le daba el calor que tanto necesitaba, así que ella me dijo que yo podría ser como Abishag», explicó sobre la forma en que el séquito más cercano a Samuel Joaquín utilizaban las escrituras para justificar los abusos.

La pintura de Pedro Américo retrata a Abishag dando calor al rey David.

«Yo no entendía que él era un hombre de 47 años que quería estar con una niña de 11 años, yo sólo veía a un hombre de Dios mirando a un alma joven. Tenía 16 años en el primer encuentro sexual que tuve con Samuel Joaquín. Por fin tuve la oportunidad de hablar con él, iba acompañada de un familiar más joven que yo, una de sus secretarias al final nos pidió que fuéramos a su casa», agregó la mujer también de origen mexicano. Hay que recordar que la Luz del Mundo se extendió desde los años 20 a lo largo de México hasta otros continentes y con especial productividad entre la comunidad hispana en los Estados Unidos.

Fue precisamente su codicia e intento de crecimiento en el estado de Georgia lo que llevó a que un grupo de víctimas se encontraran en Reddit y lograran hacer eco en la Unión Americana de las denuncias que proliferaban en México desde los años 90. En el país la gente de Samuel Joaquín logró acallar a los denunciantes gracias a la corrupción y la violencia, según el documental.

Feligreses de la Luz del Mundo oran afuera de un templo. (Foto: Cuartoscuro)

«La razón por la que quiero permanecer anónima es por miedo, miedo a lo que la iglesia es capaz de hacerle a alguien que habla en contra de ellos», dijo Anna, otra víctima que prefirió dar su testimonio si declarar su nombre a pesar que Naasón ya está preso y condenado.

Joel Silva Orozco, arquitecto exmiembro de la Iglesia explicó el modus operandi para acallar los abusos sexuales, lo que explica que decenas, quizás centenas de mujeres y hombres asaltados sexualmente hayan decidido no hablar. «Cuando uno se pronuncia contra la Iglesia, el primer paso es el rechazo, luego el aislamiento de la familia, el tercero el la represalia física».

Moisés Padilla fue una de las primeras víctimas en hablar públicamente ante un medio de comunicación sobre el abuso sexual que sufrió de parte del apóstol cuando tenía 16 años. El resultado fue un ataque violento de más de 18 puñaladas que casi le cuesta la vida.

«Cuando sabe que estás hablando mal de la iglesia, te dan una paliza», declaró para HBO Sochil Martin, una víctima de Naasón Joaquín que recibió latigazos de parte de otras mujeres cuando intentó casarse con el hombre que amaba. Después de sufrir años de abusos decidió huir y denunciar ante las autoridades estadounidenses. Fue una de las precursoras que logró la acusación que llevó al líder de la Luz del Mundo a la prisión.

La secta se expandió por varios países en diferentes continentes. (Foto: Cuartoscuro)

«Nos dio un beso en la boca, era la primera vez que besaba a alguien, luego pidió que nos quitáramos la ropa», recordó Alethea sobre el primer día que sufrió abuso sexual de parte de Samuel Joaquín. «Me dejé la ropa interior, pero pensé que él era el siervo de Dios, luego nos llevó a la cama, mi familiar estaba atada a la cama. ella siempre siguió mis pasos porque yo era mayor, no hizo nada que yo no hiciera, también nos pidió que nos besáramos. Luego él dijo: ‘muchas gracias porque me dieron este momento. Yo al menos me sentía extasiada, en serio, pensaba, ‘no puede ser que tuve este privilegio’, Por fin tuve el privilegio de darle algo Una cosa mía, algo mío».

El valiente testimonio de la víctima de Samuel Joaquín

Keila Topete es la hermana de la secretaria que sufrió el abuso sexual de Samuel Joaquín a los nueve años. Esta sobreviviente de la violencia explicó porque decidió hablar a pesar de lo doloroso que es recordar un pasado que luchó tanto por olvidar.

«Estuve en la iglesia desde que nací, Luché desde que tengo memoria, no entendía lo que pasaba. Hubo etapas en mi vida en las que me aterraba quedarme sola. Hay pedazos de mi niñez que ya no recuerdo. Hay hoyos negros que creo que reprimí porque son muy dolorosos», explicó la hermana de Leticia Silva.

Mujeres, niñas y ancianas dentro de la congregación. (Foto: Cuartoscuro)

Las hermanas estuvieron unidas por la tragedia de haber pertenecido a la Luz del Mundo sin poder hablarlo, ni denunciarlo. Hoy en día ha sido la valentía de las víctimas las que han logrado hacer público el terror que se vivió al interior de la secta. Así lo reconoce Keila, quien con su testimonio sigue peleando por justicia. «No quería volver a abrir esta caja de Pandora luego de todo lo que luché para bloquearla, pero luego pienso en todas las niñas que han sufrido lo mismo. ¿qué pasa con todas esas niñas que aún no han sido identificadas como víctimas? que sus padres no lo saben o están aterradas. Por ellas estoy hablando hoy«.

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