Por: Mauricio Fernández Díaz
Ciudad Victoria.- Sin pánico ni exaltaciones, a pesar de la dureza de los acontecimientos, el gobernador Américo Villarreal va superando uno a uno los obstáculos que los panistas colocaron en su camino. El propósito era sabotear el inicio de su administración y provocar desconfianza. Hubo ciertamente días difíciles, sobre todo en octubre, pero con el paso de los meses se fueron diluyendo y hoy podrá despedir con satisfacción al año 2022 y enfilar naves al año nuevo.
Esta pequeña prueba, corta de tiempo pero intensa de emociones, ha incrementado la confianza de la sociedad civil en el doctor Villarreal Anaya y seguramente hará lo mismo con su aprobación. ¡La conspiración salió al revés! Los estrategas panistas buscaban poner a la gente en su contra y sucedió lo contrario. Hasta las diputadas del PAN terminaron apoyándolo.
Nada más llegando, el 1 de octubre, el gobernador se topó con el hecho de que no tenía facultades, por medio de la Secretaría de Seguridad Pública, de designar a funcionarios de confianza en el C-4, en la Unidad de Inteligencia Financiera ni en el Secretariado de Seguridad Pública Local. Conspirados con el PRI y tres morenistas desleales, los conservadores acomodaron la ley para darle esos superpoderes a Irving Barrios Mojica, el procurador de Justicia que trajo Cabeza de Vaca.
Esto implicaba que las cámaras de videovigilancia, las escuchas telefónicas, el rastreo de las cuentas bancarias y de activos y hasta las tareas de inteligencia local estaban en manos del panismo, con respaldo legal para ello.
Incluso le concedieron la facultad de nombrar al fiscal anticorrupción, al fiscal electoral y al que investiga delitos cometidos por servidores públicos. Prácticamente le daban garras al fiscal cabecista al tiempo que le cortaban los brazos al gobernador para actuar o siquiera para defenderse.
La intención de los panistas era evidente: perseguir judicialmente al gobernador o a miembros de su gabinete, acusarlos de corrupción y, en síntesis, causarles deshonra ante la opinión pública.
Pero el doctor Villarreal Anaya se asesoró eficazmente y empleó a operadores y estrategas políticos para retirar esos poderes a Irving Barrios y recuperarlos, como estaban antes de la reforma panista.
Parecía que le tomaría medio sexenio deshacerse de las cadenas del PAN. Parecía que lo tenían atrapado.
Tal fue el logro de la bancada de Morena y aliados en el Congreso del Estado. Y sobre todo, tal fue el logro del gobernador Américo Villarreal al no desesperarse o cometer una decisión precipitada que le diera incluso armas a los conservadores para atacarlo.
Puede decirse que este ajuste ha sido el más importante de los que deben hacerse, pues implicaba un fuero injustificado para una figura que, aunque autónoma, no puede igualarse con el titular del Poder Ejecutivo estatal. Incluso los ciudadanos quedaban expuestos a posibles abusos.
El otro éxito político del gobernador Américo Villarreal fue derogar la Ley de Aguas y sus nefastos candados para dejar en la gerencia general de las Comapas, sobre todo en la Comapa Tampico, a un primo de Cabeza de Vaca. Era como dejar al lobo a cuidar a las gallinas; en este caso, los ingresos eran esas aves emplumadas.
Faltan otros aspectos que, en teoría, tiene aún a su favor el exmandatario panista, como el pago de guardias, autos blindados y equipos de seguridad para Cabeza de Vaca, su familia y sus principales secretarios, todo lo anterior con cargo al presupuesto estatal. Bajo el pretexto de merecer esa seguridad después de ser gobernador, impulsó reformas para obtener dicha protección.
De cualquier manera, Américo Villarreal ha dado el paso más grande para recuperar la estabilidad política: la mayoría calificada en la 65 Legislatura del Congreso del Estado. Si quedan todavía algunos decretos y leyes al gusto del PAN y su exmandatario, más pronto que tarde se revertirán, igual de los de la Procuraduría de Justicia y la Ley de Aguas.
El doctor Villarreal Anaya comienza a empuñar con más fuerza las riendas del estado. Hay tantos planes en educación, salud, seguridad que los tamaulipecos esperan con ansias. Con la forma con que cierra 2022, hay lugar para la esperanza.