Por Oscar Díaz Salazar
El rechazo a la reforma política propuesta por el presidente, es un éxito más de López Obrador, otro batalla ganada, aunque en este caso en la modalidad de ganar perdiendo.
Digo que López Obrador es el gran ganador, con la derrota de su iniciativa, porque el mazacote de temas que contenía el proyecto desechado, al no alcanzar la mayoría calificada, (dos terceras partes), incluía temas que han alcanzado popularidad entre la población, temas que tienen éxito y parece lógicos, pero que representan un retroceso en la vida democrática de nuestro país.
Menciono algunos de esos temas que parecen buenos, pero no lo son; propuestas que suenan lógicas, pero que traerían más problemas que beneficios.
Uno de estos asuntos es la eliminación de los diputados y senadores plurinominales, sin considerar mecanismos para garantizar la justa representación de las minorías, y esto significa que quien (es) ganen con mayoría relativa, o sea la mayor de las minorías, digamos por ejemplo con el 20 por ciento de la votación, no se queden con el cien por ciento de la representación. Esta propuesta va incluso en contra de la historia de las fuerzas políticas de izquierda o progresistas, que por décadas tuvieron presencia en el gobierno, única y exclusivamente, desde espacios plurinominales en el poder legislativo.
Otra propuesta simplista es la de disminuir el número de los integrantes de los Ayuntamientos, síndicos y regidores. Esta idea fortalece la figura del presidente municipal y va en contra de la idea y el hecho de que el gobierno municipal lo ejerce una asamblea o grupo.
Desaparecer los organismos locales electorales, con todo y existir muchos argumentos a su favor, en virtud del pésimo y antidemocratico papel que han desempeñado estas instituciones, abona al centralismo y la pérdida de facultades de los gobiernos (Estado) de las entidades federativas. Además de que no hay garantías de lograr algo mejor al cederle todas las facultades en materia electoral al INE.
Quitar el dinero público a los partidos es otra de esas manzanas envenenadas que se ofrecen en el debate público. Si considerados entidades de interés público y sostenimiento público, los partidos terminan en manos de camarillas que monopolizan las decisiones y ejercen discrecionalmente el presupuesto, imagínense lo que puede ocurrir cuando se permite el libre ingreso de dinero,venga de donde venga, y sea de quien sea.
Por eso digo que el presidente ganó perdiendo, porque le dio gusto al público, endosando, a partir de la derrota de su iniciativa, el rechazo de esos temas a la oposición.
Visto el asunto desde la acera contraria, la oposición hizo bien en rechazar esa iniciativa, aunque se hayan enfocado en lo más endeble y discutible de la propuesta, que es la defensa del INE.
Habiendo tantos ángulos y detalles a favor de rechazar la propuesta de AMLO / morena, prefirieron enredarse en la bandera del INE.
¡Así vivieron los INEptos!
