Por:Mauricio Fernández Díaz
Ciudad Victoria.- Los victorenses sufren cada vez más por la escasez de agua, y los tampiqueños arriesgan su futuro si continúa la fuga del río Tamesí en el sistema lagunario. Falta infraestructura educativa en Reynosa y Río Bravo. Las esperanzas de todos estaban en la Federación, ya que los recursos propios apenas sirven para comprar escobas; confiaban también en la transformación que tanto promete la 4T a Tamaulipas. Pero nada: en 2023, el gobierno federal no financiará ninguno de estos proyectos.
Esto es lo que ha sucedido en términos exactos y apolíticos: se desecharon. El PAN podrá darle un significado partidista, un sesgo ideológico para enardecer a la gente; y el PRI puede hacer lo mismo. En este debate, Morena le hallará logros y justicia social al Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF). Palabras, palabras, palabras. La realidad, como el sol, no podrán taparla con un dedo.
Es el presupuesto más grande jamás aprobado a un gobierno nacional: 8.3 billones de pesos. Sin embargo, contiene también la deuda más alta aprobada a presidente alguno en diez años, de 1.3 billones de pesos. Lo peor no es el monto sino lo que se cubrirá con él en detrimento de otras áreas fundamentales para la seguridad social de la gente.
Y aun así, con ser el presupuesto federal más grande de todos los tiempos, no incluyeron los proyectos de infraestructura que amablemente se solicitaron para Ciudad Victoria, Tampico, Ciudad Madero, Reynosa, Río Bravo y otros: denegados. Esta es la realidad que no podrá tapar Morena con un dedo.
De hecho, la crónica publicada por el diario Reforma sobre la sesión que mayoriteó la 4T corrobora lo dicho: “Morena y sus aliados aprobaron el Presupuesto de Egresos de la Federación 2023 sin negociar nada con la oposición ni aceptar propuestas de organizaciones sociales, académicos, alcaldes, especialistas, universidades, sindicatos, maestros y productores del campo”.
Una verdadera pared, más gruesa e infranqueable que el Muro de Berlín, levantaron los morenistas entre ellos y los organismos y entidades que creyeron ingenuamente en ser escuchados. Fue un auténtico atole con el dedo el tiempo que pasaron con los diputados federales de Morena.
Cuchillo al presupuesto de órganos autónomos de 6 mil 437 millones de pesos, que se canalizarán a la Secretaría de Bienestar. Suena bien así, con esas palabras, pero la letra pequeña del proyecto dice otra cosa: más gasto operativo que a pensiones, de 2 mil a 8 mil 263 millones de pesos. Más dinero a los Siervos de la Nación que a mujeres.
Desaparece el Fondo Nacional para el Emprendedor (al fin y al cabo, ya casi no quedan muchos pequeños negocios por la pandemia). Según el IMCO, la reducción de recursos a la Secretaría de Economía, de 2018 a 2023, es ya de 63 por ciento.
Van a cacaraquear el aumento de 5.7 por ciento a salud, pero la asignación a los rubros enfermará a más de uno. Por ejemplo, el recurso para medicinas bajará 25.4 por ciento, y el presupuesto de vacunación, 55.2 por ciento.
Quizás no hubo interés en los diques de El Camalote, en Tampico, ni en la construcción del nuevo Hospital Civil, de Ciudad Madero, pero el Tren Maya fue otro cosa: aumenta 117 por ciento su presupuesto, para llegar a la opulenta suma de 143 mil millones de pesos. Y a pesar de ese mundo de dinero, los expertos han confirmado que la obra no estará lista cuando finalice la presidencia en 2024.
Para cumplir con las pensiones a Adultos Mayores y Personas con Discapacidad, la Secretaría del Bienestar ejercerá un total de 414 mil millones de pesos el año entrante. Es decir, toda la programación del gasto y las inversiones es de Andrés Manuel López Obrador, y no se incluyó ni una sola petición o iniciativa de estado o municipio alguno. Por ello, un diputado federal de oposición lo llamó “el presupuesto de un solo hombre”.
Quizás muchos tamaulipecos apoyen al presidente en sus obras y decisiones y saluden con alegría este presupuesto. Pero lo cierto es que sus funcionarios conocen las principales carencias en sus regiones y comunidades, y por eso acudieron a la Federación a pedir recursos para atenderlas. Este desaire monumental los afectará aunque no lo resientan de inmediato. Y si quedaron descartadas en 2023, ¿qué puede esperarse de 2024, año de la elección presidencial y político por excelencia? Casi podemos declarar cancelados los proyectos de infraestructura municipal hasta el 2025, por lo menos.
La Cuarta Transformación es muy rara: tiene el respaldo de millones de personas sin necesidad de resolver problemas locales. En obra pública, solo se enfoca en el sur: el Tren Maya y la Refinería dos Bocas.
Veremos si esto tiene implicaciones en la elección extraordinaria para senador.