Luis Lauro, pudre las entrañas de morena.
Encabeza invasión de priistas corruptos
Por:Mauricio Fernández Díaz
Ciudad Victoria.- Como una forma de declarar su diferencia con otros partidos, Morena creó la frase “No robar, no mentir, no traicionar”. La gente sencilla, cansada de tanto engaño del PRI y del PAN, celebró esta bandera, pues pensó que serviría de puerta de hierro para cerrar la entrada a priistas y panistas al nuevo instituto. Pero el conjuro falló, y hoy los priistas se han metido hasta la cocina de la 4T, como el exalcalde de Güemez, Luis Lauro Reyes Rodríguez.
El movimiento lopezobradorista, fuente de esperanza para millones de personas, se pervirtió rápidamente en manos de Mario Delgado, y hoy su eslogan parece enunciar “Sí robar, sí mentir, si traicionar”, convertido en refugio de huachicoleros, operadores ligados a cárteles (como en Jalisco), y exalcaldes señalados por desviar recursos, como Luis Lauro.
No se necesitan juicios sumarios ni opiniones personales para exhibir la deshonestidad de Reyes Rodríguez como servidor público, un hombre que pudo impulsar cambios en el municipio de Güemez para superar la pobreza de sus habitantes pero que solo la empeoró. Bastan los informes de la Auditoría Superior del Estado y los documentos del Congreso Local para corroborarlo.
Bien dicen que el peor enemigo de Morena es el mismo Morena. Solo un partido tolerante con la corrupción y la impunidad podía promover a Luis Lauro como coordinador estatal de programas federales en Tamaulipas. La diferencia con Rodolfo González Vaderrama, el anterior titular, no podía ser más monstruosa, con un Luis Lauro incapaz y manipulable frente a un hombre culto y respetado como el maderense. Si quieren saber quién es realmente Reyes Rodríguez, vayan a Güemez a oírlo en boca de sus víctimas.
El paso que pretende dar ahora el partido es el más arriesgado de todos desde que inició su presencia en Tamaulipas: se prepara la imposición de Luis Lauro como candidato a la senaduría vacante que se votará, a más tardar, en febrero del año siguiente. Esa es la versión más difundida en los corrillos políticos. ¿Cuál será la credibilidad del gobierno del estado, en su lucha contra la corrupción cabecista, si apadrina y consiente esta designación? ¿Persigue los delitos del panismo por motivos políticos mientras exonera los de sus figuras morenistas? ¿Es el americanismo lo mismo que el cabecismo, solo grupos de poder que ven por sus propios intereses? Rechazamos que esa sea la mentalidad del doctor Américo Villarreal, un hombre realmente comprometido con los tamaulipecos, pero no podemos decir lo mismo de casi nadie de sus colaboradores, la mayoría de ellos viejos priistas, salvo dos o tres personas. Si Morena Tamaulipas elige a Luis Lauro como su candidato al Senado, no se habrá dado un tiro en el pie, sino uno cerca del corazón. Su virtud principal, la credibilidad, habrá muerto.
Luis Lauro Reyes Rodríguez no respeta las tres reglas básicas de la Cuarta Transformación. Para la Auditoría Superior del Estado, sí roba (o deja robar) los recursos del pueblo. En una revisión del 59 por ciento del presupuesto de Güemez en 2019, se documentaron alrededor de 2.7 millones de pesos sin comprobar o mal justificados. De 43 observaciones por gastos sin respaldo de obras o documental, solo atinó a responder siete.
Como resultado de estas auditorías, el Congreso del Estado rechazó aprobar la cuenta pública 2019 del alcalde de Güemez, y solicitó que se apliquen los procedimientos sancionadores y de recuperación de los recursos económicos. Luis Lauro fue incapaz de reintegrar nada, y su expediente se envió a la Fiscalía Anticorrupción del Estado. Además del daño a la hacienda municipal, el exalcalde dejó una deuda a proveedores que ha paralizado a las actuales autoridades de Güemez.
Uno de los puntos que llamó la atención del Congreso del Estado fue el pago al personal. De los 71 millones anuales, Luis Lauro no demostró en quiénes ejerce el 17 por ciento, ni qué funciones desempeñan. “No cumplió con las disposiciones legales y normativas que son aplicables en la materia”.
Aún pesan sobre Luis Lauro 19 observaciones sobre gestión financiera, 23 por obra pública y una recomendación. La prueba de su pésima administración fue la elección de 2021. Como el movimiento le negó la candidatura para reelegirse, apoyó a su esposa Valeria Orozco, como candidata de MC al gobierno de Güemez. Pero los electores entendieron el engaño: prefirieron al abanderado del PRI, y dejaron a la familia Reyes-Orozco en un palmo de narices. He aquí otra regla rota por Luis Lauro: sí traiciona.
Sin talento, ética ni compromiso, Luis Lauro se parece más a un recomendado de Ismael García Cabeza de Vaca que a un defensor de la democracia y la justicia, como presume Morena de tener en sus cuadros.
Cuidado: ese fue precisamente el tipo de corrupción que hundió al panismo en la crisis política y de confianza en que cayó con los ciudadanos. El tráfico de influencias, la imposición de candidatos, y el desprecio a los militantes, es la receta del desastre, y Morena no puede cometer tan rápido ese suicidio político cuando falta cada vez menos para la elección de 2024.
El humor de la gente es muy inestable, y si hoy pide venganza contra el cabecismo, mañana puede protestar en contra de los consentidos de Morena. El paso de uno a otro puede cambiar con la facilidad de un día soleado a uno lluvioso.
¿Qué necesidad? Y todo por Luis Lauro.