Por: Mauricio Fernández Díaz
¿Hay lógica en incrustar en el ayuntamiento victorense a potenciales enemigos, propiciar traiciones y deslealtades, meter gusanos que carcoman desde las entrañas y saboteen un proyecto político que va transitando tersamente el primer tramo del camino?
La implacable lógica nos dice que no; Y entonces habría que escudriñar si ese proyecto nació infestado y por ende, condenado al fracaso.
Recordemos que AMLO siempre ha privilegiado la lealtad como virtud suprema en su proyecto de gobierno. Sin embargo, algunos políticos que hoy ostentan en Tamaulipas cargos de elección popular no han asimilado esta simple pero elemental enseñanza.
Esto no es por capricho, ocurrencia o pose; quienes son leales a una persona o causa están blindados contra el virus de la traición, o al menos es mucho más difícil que sean inoculados.
Los presidentes de los municipios con mejores resultados en Tamaulipas tienen algo en común: Su equipo de gobierno se mueve en una sola dirección bajo los lineamientos del presidente.
Con esto han logrado caminar sin muchos tropezones, obteniendo resultados que los han colocado entre los municipios con gobiernos mejor calificados del país.
Matamoros, Ciudad Madero, Tampico y hasta hace poco la capital, Ciudad Victoria han mantenido una muy aceptable calificación en términos de gobernabilidad.
Los primeros continúan en los primeros lugares, pero algo está pasando en Ciudad Victoria. La imagen del presidente se achica; sus bonos, hasta hace poco 100% favorables en la percepción ciudadana empiezan a perder adeptos, a diluirse lenta pero inexorablemente.
Y no es que Eduardo Gattas haya perdido el toque, el carisma que lo impulsó a ganarse el favor del electorado victorense. Lalo sigue siendo el mismo, en versión mejorada.
Han sido las acciones de un grupúsculo de priistas incrustados dentro del primer círculo de gobierno del presidente las que están lanzando dardos envenenados en contra de la buena imagen de Eduardo Gattas, saboteando su proyecto para favorecer sus intereses personales; Traen hambre; quieren resarcirse de haber quedado durante años fuera del acceso a las arcas públicas, agonizando financieramente al haber tenido que trabajar -en serio- para poder sobrevivir.
Hoy ven -y aprovechan- la oportunidad de volver a engordar sus cuentas bancarias, realizando maniobras como inflar gastos, nóminas y facturas de proveedores en perjuicio del proyecto político del presidente Eduardo Gattas.
Son voraces; Pretenden que el presidente secunde la idea de elevar el pago del impuesto predial y el agua, sin buscar otras alternativas como generar ahorros evitando la rapiña que están realizando y buscando alternativas que no dañen la imagen del ayuntamiento y de quien lo preside.
Primero deben transparentar completamente los gastos que el Ayuntamiento está realizando, tanto en nómina como en proveedores; obligar a la COMAPA a que haga lo mismo dando a conocer como recibieron las finanzas de este organismo, fincando responsabilidades a los funcionarios que hayan saqueado sus recursos, buscando que desarrollos residenciales, negocios hoteleros, de lavacarros y empresas maquiladoras están evadiendo el pago mediante el clásico moche, entre otras cosas.
Eduardo Gattas debe prescindir de estos parásitos contratados por recomendación de Egidio Torre y Ricardo Gamundi; Los compromisos se pagan, pero no a costa de hacer naufragar el barco que tanto tiempo costó construir y que estos individuos quieren destrozar a base de hachazos para construir la anticipada derrota de la reelección del presidente, con la finalidad de que un priista pueda llegar de nuevo a gobernar Ciudad Victoria.
