Por Oscar Díaz Salazar
Me parece un gran acierto de parte del gobernador Américo Villarreal Anaya el ocuparse y preocuparse del suministro de agua para la capital del Estado.
Por lo que respecta a seleccionar el tema del agua como la prioridad principal de su decir y de su hacer, lo considero un acierto, pero me parece discriminatorio para el resto del Estado, que solo se discuta, se analice y se busquen soluciones a la necesidad de Ciudad Victoria, siendo que en otros municipios tenemos graves problemas similares, que aquejan a poblaciones mayores, en mayor medida y desde hace mucho tiempo.
De Reynosa, que es el municipio que conozco bien, le puedo recordar que tiene más del doble de la población de Ciudad Victoria y que hay amplios sectores de la ciudad, particularmente en el poniente, en el rumbo de la salida a Monterrey, en donde existen miles de hogares (cinco mil en San Valentin y tres míl en Los Fresnos y otras), que desde su creación sólo reciben agua tres veces por semana y por un espacio de cuatro horas en cada ocasión.
También le puedo informar que desde hace mucho tiempo pedecemos inundaciones y que cada año hay afectaciones en 15 – 40 mil viviendas, que se aniegan con cualquier lluvia intensa.
Reynosa, la ciudad más poblada del Estado y la que más aportaciones hace por la ejecución de impuestos estatales, (la Oficina Fiscal de Reynosa es la que más recauda desde hace varias décadas) requiere otra planta potabilizadora, plantas de tratamiento de aguas residuales, tanques de almacenamiento, redes nuevas de agua y de drenaje y la sustitución de las tuberías que ya concluyeron su vida útil.
Reynosa también necesita fuertes inversiones para sanear los cuerpos naturales de agua, para darle mantenimiento a los dos canales que atraviesan la mancha urbana; para construir represas que controlen y amortigüen los escurrimientos abundantes y así evitar las inundaciones, y sustituir los equipos con los que trabajan los carcamos y estaciones de bombeo de drenaje y de agua limpia.
Es evidente que Américo Villarreal se ocupa de la ciudad donde vive, y que ha elegido bien, desde mi perspectiva, el asunto del que primero se va a ocupar. Pienso que en la vida de los pueblos y en la de las personas, en lo individual y en lo colectivo, el acceso al agua es quizás lo más importante. Es estrictamente cierto eso de que sin agua no hay vida.
Pero estoy en desacuerdo, y lo seguiré estando, si no veo el mismo interés y disposición para atender las necesidades y carencias de los reynosenses, en el tema del agua, como la que se ha puesto en el proyecto para construir un segundo acueducto para Ciudad Victoria.
Como dice la canción: La sangre de los reynosenses también tiñe de rojo. Los problemas que tiene Reynosa de falta de agua son más graves, más añejos y afectan a más personas, que los que aquejan a la capital.
