Ciudad Victoria.- La súbita muerte del senador Faustino encendió pasiones políticas que se creían enfriadas después de los comicios del 5 de junio. Se deberá elegir su remplazo en un momento áspero de la vida nacional y un tanto incómodo para el gobernador Américo Villarreal, que ya no siente el mismo entusiasmo a su alrededor, como en toda elección concluida. Y para empeorar la situación, subirá Francisco García Cabeza de Vaca como candidato del PAN por esa senaduría.
Es necesario advertir que las elecciones no están condicionadas por la buena reputación o conducta de los aspirantes. Si fuera así, Cabeza de Vaca no tendría nada qué hacer. Se rigen, en realidad, por unas reglas simples y concisas, y el exgobernador las cumple para ser candidato. Solo se lo impediría una sentencia condenatoria y él, por ahora, no la tiene, pues su proceso judicial apenas comienza.
Información procedente de Estados Unidos indica que el exmandatario ha utilizado los servicios consulares para tramitar un amparo, con el cual frenaría la orden de aprehensión que hay en su contra. Al parecer, el trámite está avanzado pero no concluido.
El sistema le permite a un sinvergüenza que acaba de sobreendeudar a Tamaulipas competir por un nuevo cargo, solo que, el tener una órden de aprehensión girada en su contra lo obliga a andar como prófugo de la justicia, situación que resolvería con dicho amparo.
La desaparición del querido Faustino ha puesto de moda nuevamente los temas político-electorales, los reacomodos de grupos, cuando lo que interesa es enderezar el barco que el panista dejó semihundido. Dependerá del gobernador Américo Villarreal y de su equipo de comunicación el llamar la atención a la crisis que dejó el reynosense en Tamaulipas. Porque en un proceso electoral, como el que vendrá, volverán a salir las campañas negras y de fango que nada informan pero sí polarizan. Y los tamaulipecos no desean más polarización en estos momentos.
La otra revelación originada en este contexto es que el cabecismo no ha muerto; ha perdido su fortaleza y su amplia proyección, como ocurre siempre que se acaba el poder. Pero tuvo la astucia de colocar a incondicionales en el Comité Estatal y hasta en el CEN del PAN para seguir con vida. En opinión de muchos, Francisco Javier Cabeza de Vaca quizás sea un Fantomas dedicado a robar y engañar, pero para los panistas tamaulipecos es un verdadero líder.
Y Luis Cantú, líder de membrete de Acción Nacional, ha confirmado que Cabeza de Vaca es un prospecto serio para esa senaduría. Otros nombres que barajeó fueron los de Chucho Nader y Cesar Verástegui, el Truko. Sentimos que mencionó a los tres por simular un proceso democrático o de competencia entre iguales. De los tres, Chucho Nader tiene el mejor perfil y la mayor aprobación, pero la última palabra, realmente, la tiene Cabeza de Vaca.
El destino parece sonreír ahora al exgobernador y él está dispuesto a tomar la oportunidad. Cabeza de Vaca arde en deseos de venganza contra Morena y el presidente López Obrador: qué mejor ocasión que una campaña electoral para fustigar a su enemigo, insultarlo e incitar el odio hacia él. Apenas terminamos la oración anterior, nos causa tristeza la infamia en que se ha convertido la vida pública del país, carente de civilidad, respeto y sabiduría.
Se sospecha incluso que el panista podía recibir ayuda de una que otra diputada local de Morena, lo que a nadie sorprendería ya que eso ha ocurrido recientemente. La gente crédula se confunde cuando ve deserciones de morenistas que acaban en el PAN; no saben que muchas candidaturas del 2021 se otorgaron a personas que todavía militaban en Acción Nacional poco antes de aceptar la nominación de la 4T. De hecho, apoyaron a Cabeza de Vaca en 2016 y se caen bien.
Si quieres la paz, prepárate para la guerra, afirma un adagio romano. Convendría que el doctor Villarreal lo tuviera escrito en el dintel de la puerta antes de salir de su casa. No queremos sobrevalorar al PAN como oposición y presentarlo como un enemigo temible; no lo es. Pero conviene esperar una lucha brava entre su gobierno y los panistas en los seis años de administración, ya que esa es la constante desde que ganó la presidencia la 4T. Como rival, el panismo es muy deshonesto, pues arma bolas de nieve con mentiras y calumnias. Sin embargo, ahora se invierten los papeles: Américo será el torero que saldrá a la arena pública mientras el PAN verá las suertes detrás de la barrera. El mínimo error del gobernador será usado en su contra.
Esta es “la sangre” que Cabeza de Vaca olfatea en el aire y que lo impulsa a buscar la candidatura al Senado. Está consciente de que le espera una derrota segura; no hay manera razonable de que pueda ganar; ni siquiera es su objetivo, por difícil que resulte creerlo. El exgobenador ya ha mostrado una tendencia psicópata y aferrada de acabar con el proyecto morenista, personificada en Tamaulipas por Américo Villarreal, y no ahorra en ataques, como cuando orquestó el juicio para anular la elección. Él sabía que fracasaría, pero aun así siguió adelante.
Prepárense, pues, para un nuevo enfrentamiento entre Francisco García Cabeza de Vaca y Morena en los próximos meses. Ese es el propósito del reynosense hasta este momento. Desde luego, la situación puede cambiar súbitamente y aparecer otro aspirante en su lugar. Eso dependerá del proceso en su contra, del apoyo de su partido y hasta de la opinión del PRI, con quien sostienen una alianza.
¿Está prevenido el Comité Directivo Estatal de Morena para lo que viene? Deberían, pues estarán a prueba.
