Duplica 4T los militares en las calles, pero violencia no cesa
A pesar del aumento, los homicidios han crecido en las entidades con mayor despliegue de soldados
Andrés M. estrada | El Sol de México
El despliegue de militares en las calles para tareas de seguridad durante la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador es casi el doble de los que hubo en los sexeníos de los expresidentes Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto, de acuerdo con datos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) obtenidos vía transparencia.
Los datos indican que en 2021 había 90 mil efectivos desplegados en tareas de seguridad pública en todo el país, mientras que al cierre del gobierno el priísta en 2018 eran 54 mil, y en 2012, cuando terminó el gobierno calderonista, estaban en las calles 49 mil elementos castrenses.
Andrés Manuel López Obrador definió su estrategia contra la inseguridad como una política de “abrazos no balazos”, aunque en los hechos ha ido incrementando la cantidad de efectivos desplegados en todo el país.
Durante todo el 2019 había 52 mil 70 soldados en las calles; para el 2020 la cifra se incrementó a 76 mil 198; en 2021 escaló a un total de 90 mil 23 uniformados, y para el año en curso, hasta julio, disminuyó a 85 mil 806, según muestran los datos de la dependencia.
El Presidente ha insistido en la permanencia del Ejército en las calles del país para realizar tareas de seguridad y contra el crimen organizado hasta el 2028, algo que se aprobó en días recientes por parte del Senado y la Cámara de Diputados, y que sólo se espera a que 16 de los 32 congresos de los estados den el visto bueno para que sea promulgado por el Ejecutivo federal.
No obstante, la maniobra del presidente de enviar un mayor número de soldados a los estados y municipios con más índices de violencia, en algunos casos lo que ha propiciado es aumentar la cifra de homicidios dolosos con armas de fuego, de acuerdo con especialistas en seguridad.
Edgar Ortiz Arellano, académico de la UNAM y especialista en seguridad nacional, explica que el incremento de soldados en las calles en actividades de seguridad pública es una tendencia ascendente que viene desde el gobierno de Calderón, y AMLO ha continuado con ella, pero no con una estrategia de un combate frontal al crimen organizado y a diferentes tipos de delitos que tienen una fuerte incidencia en el país.
“Este gobierno pareciera que hizo las cosas de manera inversa. Aumentó el número de efectivos, quizás como una estrategia de disuasión, pero también se dejó a un lado el combate frontal ante los actos de violencia de diferentes actores hostiles a la sociedad mexicana. Esto se refleja en un aumento en ella (…) No se refleja en los resultados de menor incidencia delictiva” sostiene el académico.
“La tendencia de ir aumentando el número de Fuerzas Armadas es una respuesta reactiva al aumento de la violencia en el país. Es decir, los índices de criminalidad de homicidios por arma de fuego, de delitos del fuero común, de aumento de los factores de riesgo que fomentan la violencia y la delincuencia han ido en aumento”, señala el investigador.
Ante esto expone que la presencia misma del Ejército de las Fuerzas Armadas no es suficiente para detener una gran ola de violencia, de actos delictivos: “Incluso aquellas ciudades, como lo era la Ciudad de México, por lo menos en el discurso, eran relativamente seguras. Ahora se encuentran también bajo la sombra de diferentes grupos criminales que de manera impune operan”, dice.
Paloma Mendoza especialista en seguridad nacional y Fuerzas Armadas, coincide y resalta que la presencia de militares influye en la dinámica y competencia de las organizaciones locales. “Razón por la cual se presenta un incremento estadístico de homicidios, ya que se reconfigura el mapa de influencia de cada organización criminal. Es de esperarse este tipo de reconfiguraciones y por tal razón, una buena cantidad de colegas apuestan por la importancia de la inteligencia en vez del despliegue operativo y manifestación de fuerza”, subraya.
Un claro ejemplo de esto es lo ocurrido con la capital del país, donde hay más militares desplegados aunque no se ven de manera tan clara en operativos como en otras entidades. Al inicio de este sexenio, en 2019, se contaban 911 elementos; para 2021 subió a siete mil 389.
Sin embargo, la Ciudad de México es el sexto lugar a nivel nacional en homicidios dolosos con arma de fuego con tres mil 962 en estos cuatro años, mientras que los últimos cuatro del expresidente Enrique Peña Nieto, se registraron dos mil 300, es decir, casi se duplicaron. A esto se agrega que es una de las cinco entidades del país donde más repuntó el delito de narcomenudeo como publicó hace unos días este diario.
El Estado de México es la segunda entidad con más despliegue de efectivos. Hasta este año se suman cinco mil 150, no obstante, es el tercer lugar a nivel nacional en homicidios dolosos con más de cinco mil 900.
En Guanajuato se ha registrado un aumento significativo de elementos castrenses durante la actual administración federal; pasaron de mil 49 soldados en 2019, a tres mil 919 para 2021, casi cuatro veces más.
Sin embargo, Guanajuato es el estado más violento del país desde hace algunos años. El estado cerró septiembre como el más violento del país según cifras de la Secretaría de Seguridad Pública y Ciudadana con 309 homicidios dolosos.
En promedio, la entidad gobernada por el panista Diego Sinhué Rodríguez Vallejo suma dos mil 200 homicidios dolosos con arma de fuego por año durante el presente sexenio, mientras que en todo el 2015 se registraron sólo 600.
Apenas el sábado 15 de octubre se registró un ataque en el bar Pantano, en Irapuato, que dejó 12 personas muertas. Esta ciudad, es la segunda más peligrosa del país de acuerdo con la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana del Inegi, dada a conocer la semana pasada. La ciudad más peligrosa, según la percepción de sus habitantes, es Fresnillo, Zacatecas.