Por Mauricio Fernández Díaz
Ciudad Victoria.- Ya son dos meses de maquinaciones ordenadas por Francisco García Cabeza de Vaca para perjudicar a Morena y al doctor Américo Villarreal Anaya. Salvo las leyes distorsionadas en el Congreso local, que serán atacadas en tribunales, sus intentos han fracasado, el mayor de los cuales ha sido la anulación de los comicios. Como chiquillo rebelde, se niega a aceptar la verdad, la razón y la autoridad, pues quiere seguir en su mundo de poder. Este comportamiento mezquino está a punto de entrar a un camino peligroso que conviene vigilar.
Los panistas han aprovechado que el mismo general Luis Crescencio Sandoval identificó a la Columna Cívica Pedro José Méndez como un grupo vinculado con la delincuencia organizada, y confían en que se reconozca su injerencia en la elección del 5 de junio. Este es el tema central del juicio 101 del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) que promovió el PAN, último recurso en su lucha contra Morena después de que se declararan improcedentes las 11 impugnaciones distritales con las que empezó su estrategia legal.
Pero las estrategias del reynosense utilizan lo mismo cauces legales que ilegales, por no decir delictivos, con el fin de extender su poder más allá de los seis años del mandato constitucional. Abusando del cargo, manipula todas las instituciones subordinadas a su investidura y las vuelca contra sus enemigos. Nunca olvidaremos las órdenes de aprehensión solicitadas por el fiscal estatal contra Lalo Gattás, Carmen Lilia Canturosas y Carlos Ortiz, candidatos de Morena, cuando cumplían su campaña electoral. Ciego de rencor, hasta intentó detener a uno de los hijos del doctor Villarreal.
Cabeza de Vaca introduce la trampa o el ataque por cualquier rendija abierta en esta difícil transición de gobierno, y no le importan las consecuencias de sus actos. La que ahora promueve es, primero, presionar a los magistrados del TEPJF para que basen la resolución del juicio 101 en la postura pública del general, que relaciona a la columna cívica de Hidalgo, Tamaulipas, con un cártel poderoso. Ese paso, junto con el activismo de la agrupación a favor de Morena, le abriría el camino a una sanción de proporciones enormes para Américo Villarreal, ganador legítimo de los comicios.
Para lograrlo, los panistas han hecho circular un texto por medio de sus contactos y grupos de WhatsApp en el que cuentan los hechos desde su perspectiva. “Entendemos que los magistrados analizan con detenimiento este caso debido a que el presidente Andrés Manuel López Obrador y el secretario general de la Defensa Nacional, Luis Crescencio Sandoval González, reconocieron que indirectamente que esto había sucedido”.
En su texto, le piden sutilmente al tribunal que se tome su tiempo aunque rebasen el 1 de octubre, día de la toma de protesta del doctor Villarreal como gobernador. Eso no es obstáculo, dicen, para cumplir el mandato judicial; pueden dejarlo gobernar un rato pero, “después, si los magistrados anulan la elección, se tendría que cumplir con la sentencia y se deberá organizar una nueva elección”.
O estamos ante una imaginación novelesca, entretenida pero falsa, o estamos ante los sueños guajiros de un enfermo de poder, secundado por Tomás Vanoye Carmona, representante del PAN ante el TEPJF, obligado a plantear alegatos inverosímiles para delicia de sus jefes.
Pues el señor Vanoye se presentó humildemente a pedir tres cosas al tribunal: desaprobar la distribución de la votación del 5 de junio, desaprobar la declaración de validez de la elección y desaprobar la constancia de mayoría a favor de Américo Villarreal. Es decir, que borren todo lo que sucedió.
En el libelo que circula por redes, el PAN no titubea en considerar el juicio 101 un asunto que cambiará la historia de Tamaulipas y del país. Y, chantajeando a los magistrados, les advierte que su decisión puede hacer que los ciudadanos prefieran abandonar el estado para “tomar precauciones”.
“Si los grupos del crimen organizado siguen apoyando a MORENA…, se les estaría dando oportunidad para que se adueñen del país y es necesario que las autoridades les pongan un alto”.
Es irónico que los panistas le exijan a López Obrador abstenerse de descalificar y presionar a los magistrados cuando estudian algún caso de gran interés público, pero ellos sueltan la lengua y pintan futuros catastróficos por una mala decisión del tribunal, como ocurre con el caso Tamaulipas.
En el corazón de Cabeza de Vaca anida el deseo de que todo le salga mal al doctor Américo Villarreal; cada uno de sus últimos movimientos busca fracturar la administración estatal y complicar su funcionamiento. No le importa que la gente, las familias, incluso los niños, resulten afectados, que falte dinero para programas sociales, que caiga el nivel de bienestar. Todo lo malo que pueda ocurrir en tiempos del doctor él se encargará de provocarlo. Hasta lo inenarrable.
En su mensaje anónimo a los magistrados, el panismo advierte que Tamaulipas caerá en crisis de seguridad con la 4T, como ocurre en Zacatecas, Michoacán, Jalisco, Colima y Baja California. “Si resulta favorable (a Morena), es posible que tengamos una etapa de mucha violencia en todo el estado”.
A esto se le conoce como calentar la plaza. Pero lo más importante es que la amenaza no viene de grupo criminal alguno; sale directamente del panismo.