Por:Mauricio Fernández Díaz
Ciudad Victoria.- Al tiempo que sube la temperatura por el conflicto entre el cabecismo y Morena, se suma ahora la lucha entre morenistas y ameriquistas (así los llaman) por el control de los puestos principales en el gabinete de Américo Villarreal Anaya. Son tantos los que se declaran merecedores de una secretaría para ellos y sus equipos que hasta podrían formarse cinco gabinetes de gobierno. El absurdo se explica solo, pero también refleja la falta de mando para serenar a los grupos y mantener la unidad en torno al doctor. El PAN ha demostrado que el morenismo no se distingue por su lealtad, principalmente el tamaulipeco, y por eso se requiere de políticos experimentados para manejar esta situación. Pero, ¿dónde están?
Los ameriquistas a que hacemos alusión son las amistades y personas cercanas a Villarreal Anaya que no pertenecen a Morena; lógicamente, son mayoría comparados con los morenistas. El partido jamás tuvo estructura bajo la presidencia de Enrique Torres, y la victoria del 5 de junio se debió en gran parte a la participación de la sociedad civil y de otras corrientes políticas, es decir, de priistas y panistas. Pero los partidarios de la 4T también apoyaron la campaña, desde luego. Y nuevamente entran en choque con “invitados” de otros partidos.
Este es un nuevo motivo de desgaste para el doctor Villarreal, quien probablemente jamás pensó que su camino fuera a estar tan salpicado de espinas. En política, las desgracias pueden aparecer de un día para otro, aunque pasen años de esplendor y tranquilidad. Él ha anunciado que integrará un equipo de personas preparadas y honestas, de probada integridad, y nadie espera menos. El temor de los morenistas, muchos de ellos preparados y honestos, es quedar fuera debido a los recomendados y amigos de los Villarreal.
La lucha comenzó prácticamente el 6 de junio, un día después de la elección, cuando era evidente la ventaja del doctor Villarreal sobre César Verástegui, el abanderado del PAN. En las primeras menciones figuraban priistas como Óscar Luebbert y María Esther Camargo; otro extricolor como Manuel Muñoz y hasta Carlos Canturosas, expanista. Ellos se comportaban en público como si ya fueran secretarios y adquirieran mucho poder, aunque no expresaran nada. Como flor de un día, cayeron en olvido tan pronto como iniciaron las protestas de los auténticos militantes y operadores de Morena, que vieron otra vez llegar primero a los rivales al reparto de los premios.
Este proceso ha resultado difícil para el doctor Villarreal debido a que le exigen ser congruente con los postulados de la 4T. La esperanza de México, no mentir, no robar, no traicionar y otros principios repetidos tenazmente por el partido tienen poco qué ver con algunos cercanos a Villarreal Anaya y por eso los militantes, que viven en la grilla, se lo restriegan. También es importante que el gobernador electo no sé se deje presionar por los revoltosos, abusando de su militancia, pues eso no les da derecho a nada en términos de puestos y nombramientos.
En ocasiones, el mismo López Obrador ha descalificado a quienes apoyan al movimiento por el simple hecho de buscar colocación.
Pero la política no es sino elegir entre inconvenientes; por eso siempre habrá un insatisfecho o alguien que pague el precio por los demás. Dura tarea de Américo Villarreal la de invitar a un número reducido de cercanos o recomendados, pues muchos amigos y gente bien apadrinada quedarán fuera. Ya los integrantes del equipo de transición representan una primera criba que descarta a algunos favoritos. Por ejemplo, ha sorprendido la ausencia de Erasmo González Robledo, la de Armando Zertuche, la del propio José Ramón Gómez Leal, y hasta la de Maki Ortiz Domínguez.
Tampoco se ve a Carlos Canturosas, muchas veces mencionado como Secretario General; a Guadalupe Covarrubias, su compañera en el Senado y en la primera campaña, a Faustino Vargas, su senador suplente, y tampoco aparecen, ¿por qué no?, Rodolfo González Valderrama y Héctor Garza el “Guasón”. Hasta ahora, todos están fuera a pesar de sus liderazgos y su aportación, mayor o menor, al triunfo electoral del 5 de junio.
Incluso, hemos podido verificar que algunos de los mencionados sí fueron invitados por el propio Américo Villarreal a su gabinete, pero después guardó silencio. Por supuesto, todavía pueden ser designados, pues el gabinete oficial se anunciará hasta el lunes 26. Sin embargo, el doctor se ha distanciado prácticamente de todos ellos y eso causa incertidumbre.
Ahora, al interior del morenismo se agita un malestar entre los grupos dominantes y el nuevo gobernador. Falta claridad y criterio seguro para saber si tendrán cabida o no. Villarreal Anaya ha dicho que se basará en la capacidad profesional y en la paridad de género, pero sigue siendo ambiguo. Algunos, de hecho, consideran que les aplicará este último requisito, ya que será más fácil convencerlos de no entrar porque se acabaron “los lugares para hombres”.
Al respecto, nos enteramos de que el equipo del doctor ha batallado para encontrar suficientes mujeres para ocupar el 50 por ciento de las secretarías. Aquí podrían tener oportunidad las profesionistas que apostaron por Américo. No obstante, al parecer se están decidiendo muchos cargos por “asamblea familiar” y no por necesidad política. Y esa necesidad se nota cada vez más debido a las confabulaciones de Cabeza de Vaca, que está rompiendo la unidad del nuevo proyecto.
Varias luchas libra Américo Villarreal en este momento cuando faltan nueve días para que suba al gobierno. Ha demostrado gran fortaleza de carácter para soportar ataques y calumnias de todo tipo. Pero esta guerra entre morenistas por los cargos es fundamental, ya que durará los seis años de la administración si no implementa un control de daños. Pero eso lo saben hacer políticos fogueados, y no hay ninguno a la vista.