Por: Mauricio Fernández Díaz
Ciudad Victoria.- Por fin se cerró la elección de 2022 y el triunfo de Américo Villarreal Anaya. Ya tenemos gobernador para los próximos seis años, siempre lo hemos tenido, aunque quisieron sabotear su llegada.
De momento, nos ocuparemos de un personaje que pronto caerá en la insignificancia -si acaso no pertenece ahí-, un tipo al que le retirarán todos los reflectores. Para que no entre en la oscuridad sin ser juzgado por la opinión pública, vamos a examinar algunas posibilidades que le depara el futuro. Ustedes perdonen si su nombre los enferma; se llama Francisco García Cabeza de Vaca.
En los círculos políticos se tiene la certeza de que el gobernador, al que solo le quedan 48 horas en este cargo, lo detendrán las fuerzas federales y será presentado ante un juez por los delitos de corrupción y sus derivados; la mayoría cree que esto pasará tan pronto como el sábado, quizás el domingo: son especulaciones. Eso lo sabe únicamente la Fiscalía General de la República, que ya le pisa la sombra. Mientras llega el momento, Cabeza de Vaca tiene planes para el futuro, y es ahí donde conviene mirar.
En una de sus últimas entrevistas a medios nacionales como jefe del Ejecutivo, el reynosense descartó que se vaya a retirar después de terminada la administración. Esto revela hasta qué punto Cabeza de Vaca no tiene contacto con la realidad y se siente un líder de masas o muy querido. “Estoy seguro que estaré en una trinchera”, dijo en un enlace con Pepe Cárdenas, de Radio Fórmula. “Voy a seguir aportando para mi estado y mi país”.
En boca de los políticos la palabra “trinchera” se refiere a algún cargo público, una candidatura o incluso a un puesto partidista. Con ello, Cabeza de Vaca no piensa retirarse después del 30 de septiembre. Claro que tiene las puertas abiertas para hacerlo; el PAN en Tamaulipas le pertenece, se lo arrebató a los grupos del panismo democrático para imponer a un pelele como presidente y manejarlo a su antojo, igual que a un muñeco. No hay panismo, hay cabecismo, pero ahora con anemia y debilidad porque perdió el poder.
Esta idea de permanecer vigente y estar activo después del gobierno estatal la reafirmó en un video que subió la noche del artes 27, probablemente el último de su mandato. Lo publicó para responder al doctor Américo Villarreal y para lanzar la mentira más grande jamás oída sobre sí mismo: “Yo soy un demócrata».
En ese post, el lenguaje gestual y corporal de Cabeza de Vaca revelaba pura insinceridad y pose, gestos que ya se le escapaban en sus videos más antiguos, ya que el reynosense no practica lo que dice, ni se parece a lo que asegura defender. Por ejemplo, hablando como si fuera el gobernador más honesto y bueno del país, se atrevió a descalificar las ideas de sus adversarios, es decir, de Morena, aunque no pronunciara su nombre. “Claro que hay de otra -dijo, alzando la voz-. No podemos seguir resignándonos a que nuestro destino sea el retroceso. Me niego rotundamente a ese destino adverso”.
El reynosense, pues, se declara listo para seguir en la lucha política como si no existieran expedientes judiciales en su contra, los cuales necesariamente y por obligación legal tendrá que atender tarde o temprano, aunque nos inclinamos a creer que lo veremos así pronto.
Pero la frase más destacada la dijo después. Quizás los otros temas de su discurso no fueron sino una coartada para llegar a esta declaración: “Si en Tamaulipas se pudo, en México también se puede”.
¿Francisco García Cabeza de Vaca, candidato del PAN en 2024 para la Presidencia, quizás para el Senado, otra vez? Puede ser. Claro, puede ser en su imaginación, si piensa en ganar. Para el Senado le bastaría con un registro como candidato plurinominal, y eso sí cae en el terreno de las posibilidades altas, ya que Acción Nacional es una franquicia que adquirió para su provecho personal.
Nada haría más feliz a la izquierda que competir contra Cabeza de Vaca en la elección presidencial, pero esa ocurrencia solo sirve para hacer bromas y no prospectivas políticas.
Por la forma de conducir el gobierno y su partido para colocar a su hermano y sus escasos amigos en las candidaturas, por su afán de querer amotinar a otros gobernadores contra el gobierno de López Obrador, por su paso de un cargo a otro ininterrumpidamente desde el año 2000,
es evidente que Cabeza de Vaca solo piensa en el poder y en la manera prolongarlo a su favor. Que sus planes en las condiciones actuales sean irrealizables no significa que no trabaje en ellos. Si dice buscar una trinchera para el 2024 debemos creerle.
Si quedara duda de estas intenciones, aclara nuevamente que regresará: “Esta no es una despedida. Es un hasta luego, es un hasta ponto”. Nos preguntamos si le habla a los ciudadanos o la población carcelaria.