Con Urbanidad
Por: Vicente Hernández
“Ya no sufriréis el yugo de los opresores, cuyo lenguaje es el insulto, el artificio y la mentira, y cuya ley está cifrada en su ambición, venganzas y resentimientos.”
‹Agustín de Iturbide›
Lapidaria frase de Don Agustín que nos recuerda a ya saben que, de ya saben quién, pero en el texto de hoy escribo (sin pretender dar una clase de historia, ya que solamente soy un simple escribidor) sobre esta tradición que desde 1810 venimos conmemorando año, tras año, el inicio de la independencia de México, que no la consumación de esta, ya que fue hasta once años y doce días después, el 27 de septiembre de 1821 cuando el ejército Trigarante hizo su entrada triunfal a la ciudad de México.
En los últimos años, la hora de celebrar el inicio de la independencia con el tradicional “grito” se ha cambiado en algunas regiones de la república, y hace años se llego a suspender en entidades azotadas por la violencia del crimen organizado, pero esto de la movedera de horarios no es nada nuevo, ya que según historiadores no oficiales, registran la proclama de insubordinación hacia el dominio español por el cura Miguel Hidalgo y Costilla, en la madrugada del 12 de septiembre, y aducen que Hidalgo quiso aprovechar que ese día era de “Tianguis” en la plazoleta frente al curato, y donde la población de Dolores acudiría para comprar, o hacer diversos trueques de mercancía, y así su arenga de “A matar gachupinenes” tendría más resonancia entre más gente la escuchara.
También se dice que fue el mismísimo presidente Porfirio Diaz quien cambio el día, y la hora de este histórico acontecimiento, ya que el nació un 15 de septiembre de 1830, y así festejaba su cumpleaños con el propósito de adular más a su persona, aparejado con el inicio de independencia, pero sea cual sea la verdadera historia lo cierto es que los mexicanos esta noche gritamos ¡¡Viva México cabrones!! Y tomamos tequila, comemos pozole, tamales y atole, aunque nuestras finanzas se vean mermadas al día siguiente.
Este ultimo comentario obedece a las declaraciones vertidas por el vocero de la Concanaco Servytur México, en el sentido de que esperan los comerciantes adheridos a esta organización, que los mexicanos y turistas hayamos gastado durante estos primeros 15 días del mes patrio, alrededor de 20,500 millones de pesos, repartidos entre el sector restaurantero, industria hotelera, y la venta de diversos giros, entre los cuales están la venta de trajes tradicionales, bebidas alcohólicas, banderas, espectáculos musicales, y diferentes artículos comestibles para la elaboración de los tradicionales “antojitos mexicanos” como lo son tamales, pozole, garnachas, sopes y tacos.
Los mexicanos somos por naturaleza un tanto “importamadristas” y si le agregamos a que también somos “patrioteros y fiesteros” dados a los gastos no planeados, y en esta como en algunas otras celebraciones inventadas por los comerciantes como “El día de…” echamos la casa por la ventana, porque así es nuestra naturaleza, aunque al día siguiente tengamos que hacer fila en la ventanilla de alguna casa de empeño para conseguir algunos pesos, que derrochamos un día anterior, para quedar bien con los compadres, con los vecinos o con los familiares.
Proferimos insultos en contra de los comerciantes que todos los días encarecen los artículos de la canasta básica, pero cuando nos enteramos que las cervezas y los vinos también aumentaron de precio exclamamos: “Bueno todo está subiendo y…” somos el clásico mexicano que tan bien describe en su canción “A que le tiras cuando sueñas mexicano” del inmortal (musicalmente) “Chava Flores”
¿A qué le tiras cuando sueñas, mexicano?
¿Qué faltan niños pa’ poblar este lugar?
Sigue soñando que no hay contribuciones,
Que ya no hay mordelones, que ya puedes ahorrar;
Sigue soñando que el PRI ya no anda en zancos,
Que prestan en los bancos, que dejas de fumar.
¡Ah! … ¡Pero eso sí … mañana nos casamos!
¡pero eso sí … mañana te lo doy!
¡Pero eso sí … la última y nos vamos!
¿A qué le tiras cuando sueñas, soñador?
La realidad es que en México, celebrar es reafirmar, conectar, unificar, y cómo no, bajar las tensiones que nos da el diario vivir, se trata de una cuestión tan profunda que de hecho podemos rastrearla hasta el centro de nuestro ADN cultural, así nacimos con esa herencia, con esa cultura patriotera y fiestera, porque las fiestas nos permiten consolidar relaciones sociales, al fortalecer lazos familiares o comunitarios, además nos hacen parte de una misma conciencia colectiva, donde aceptamos tradiciones y raíces, al transitar de un estado social a otro, marcando los cambios que vienen dados con la edad o con procesos sociales, y el 15 de septiembre es un festejo arraigado, así que ¡¡Viva México Cabrones!! Y a festejar hoy por la noche.