Política

Con Urbanidad

Por: Vicente Hernández

“¿En perseguirme, mundo, que interesas?
¿En qué te ofendo, cuando solo intento poner bellezas en mi
entendimiento y no entendimiento en las bellezas?
‹Sor Juana Inés de la Cruz›

México ocupaba el segundo lugar de América Latina en cantidad de feminicidios en el 2020, de enero a marzo de 2022 se registraron 229 presuntos feminicidios en el país, el mes con más casos fue febrero, en el que la cifra ascendió a 81, en enero se registraron 78 casos, mientras que en marzo el total fue de 70, en junio se registraron 89 feminicidios, la cifra más alta del 2022, así que estadísticamente entre 10 y 11 mujeres son asesinadas al día en el país, pero ¿Qué es un feminicidio? los especialistas en el tema lo definen así: «asesinato intencional de mujeres por ser mujeres».


En Tamaulipas el gobierno pretende tapar el sol con un dedo, ya que en 2021 fueron asesinadas 69 mujeres, pero solo 4 casos fueron clasificados de feminicidio, dentro del primer semestre del año 2022, 11 mujeres han sido asesinadas, pero solo 6 de estas han sido clasificados como “feminicidios” y las otras cinco muertes restantes como simples crímenes.


Pero el discurso de doble moral lo siguen recetando recurrentemente los gobernantes a la ciudadanía, “No permitiremos que la muerte de Debanhi Escobar quede impune, llegaremos hasta las últimas consecuencias…” sin embargo el pasado martes 30 de agosto, Día Internacional de las Victimas de Desapariciones Forzadas, fue secuestrada y asesinada Rosario Lilián Rodríguez Barraza, madre buscadora de Sinaloa, e integrante del colectivo “Corazones sin Justicia”, pero los que no tienen corazón, ni aplican la justicia, son los Fiscales, alcaldes, jueces y hasta el mismo presidente Andrés López Obrador, que salen nuevamente a repetir el único discurso que se saben, y que les ha funcionado muy bien: “No permitiremos que la muerte de Rosario Lilian Rodríguez quede impune, llegaremos hasta las ultimas consecuencias…” esto me hace recordar un encuentro que tuve con una amiga, precisamente el 8 de marzo pasado.

—¡Felicidades! Le dije a una amiga que me encontré en la calle. ¿Felicidades de qué? —me contesto un poco confundida

—Por celebrarse este 8 de marzo el Día Internacional de la mujer

¿De veras crees que hay algo que tengamos que celebrar las mujeres en México? —Con esta interrogante se despidió mi amiga apresurando el paso y agitando su mano en señal de “hasta luego”.

Después de recordar aquel fugaz dialogo, decidí renunciar al tema político que habría de ocupar el espacio de esta columna y escribir sobre el tema femenino.


Tradicionalmente los mexicanos somos machistas, por ignorancia, o por carencia de valores familiares, y en ese tenor vamos copiando malas conductas de manera inconsciente, y llegamos a verlas como algo natural: “Si mi padre golpeaba a mi madre, yo tengo que golpear a mi esposa”, estúpido razonamiento que implica maltrato verbal, humillaciones, desprecios y golpes, basándonos en la estúpida justificación de que “El hombre nació para mandar, y la mujer para servirle”.


Y que mejor ejemplo de discriminación que la famosa “Epístola de Melchor Ocampo” que desde 1859 se les leía en las oficinas del Registro Civil a las parejas, después de haber contraído matrimonio civil, y que entre otros postulados decía: “El trato de la mujer hacia el varón debe darse siempre con la veneración que se debe a la persona que nos apoya, y defiende, y con la delicadeza de quien no quiere exasperar la parte brusca, irritable, y dura de sí mismo, propia de su carácter y que nadie diga nada” ¿así o más machista?


Aunque en algunos estados (incluido Tamaulipas) dicha Epístola ya no es leída, ignoro si la iniciativa de ley con proyecto de Decreto para reformar los Artículos 43 y 44 de la Ley Reglamentaria, de las Oficinas del Registro Civil del estado de Tamaulipas, presentada hace años por una Diputada tampiqueña ante el Congreso del Estado, fue aprobada o está en el congelador legislativo.


Las cifras que ha dado a conocer el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) descritos renglones arriba, sobre los asesinatos violentos y de odio en contra de las mujeres en el territorio nacional son alarmantes, pero de acuerdo a organizaciones como el Instituto Nacional de Mujeres, cada 24 horas se cometen de diez a once feminicidios, así que cuando esta columna llegue a sus manos ¿Cuántas mujeres habrán sido asesinadas?


En el renglón musical, en las canciones de Agustín Lara, Gonzalo Curiel, Álvaro Carrillo, Luis Arcaraz, se valoraba e idealizaba a la mujer con canciones como “María Bonita”, “Son tus ojos verde mar”, “El andariego”, “Bonita” y otras miles más, que para las nuevas generaciones les resultan cursis, pero en ellas se idealiza y dignifica a la mujer.


Uno de los grandes compositores de música ranchera; José Alfredo Jiménez tuvo más de tres resbalones machistas, un ejemplo lo da la letra de “La media vuelta” “Te vas porque yo quiero que te vayas / a la hora que yo quiera te detengo / yo sé que mi cariño te hace falta / porque quieras o no / Yo soy tu dueño”.
El grupo de banda Café Tacuba dejo de cantar en sus presentaciones la pieza “Ingrata”, debido a los reclamos en las redes sociales y del público ya que en esta dice lo que podría ser una apología del feminicidio: “Por eso tendré que obsequiarte/ un par de balazos paʹ ´que te duela”.


Estos son tan solo dos ejemplos de machismo, misoginia y violencia de género, que contienen una buena cantidad de letras de canciones, ( de las letras de canciones de los grupos musicales de moda y los narcocorridos mejor ni hablamos), que al calor de las copas o como respuesta a la traición, desdén, o desamor de alguna dama, cantamos, eso sí (pretextamos) por la afrenta sufrida al orgullo del macho mexicano.


Afortunadamente en varias partes del mundo, (México incluido) las protestas, marchas, y luchas jurídicas feministas por defender sus derechos, y exigirle a sus gobernantes más seguridad, más atención a las demandas por abuso sexual, y menos revictimización, han demostrado que las mujeres cada día se unifican más para exigir lo que por naturaleza les corresponde: Respeto a sus derechos humanos, mayor seguridad, igualdad en los salarios, derecho al aborto, denuncia al acoso sexual, y libertad de preferencia sexual entre otras cosas. Concluyo este texto con una frase, o slogan, repetido miles de veces durante marchas de protesta feministas «Este cuerpo es mío, no se toca, no se viola, no se mata»

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