El profesor Rigo necesita lecciones de democracia sindical
Por: Mauricio Fernández Díaz
Ciudad Victoria.- Un gran amor por el sindicalismo ha nacido en muchos profesores del estado desde que se anunció la renovación del comité directivo de la Sección 30 del SNTE, delegación Tamaulipas. Hay por lo menos una veintena de aspirantes al cargo, pero el número puede crecer en las semanas siguientes. Y eso que no ha comenzado oficialmente el proceso.
El cambio de líder magisterial se ha cruzado con el de gobernador, y resulta inevitable unir los cabos de ambos acontecimientos. Es natural que los maestros deseen una nueva relación con el poder estatal luego de la desgastante colaboración con Francisco García Cabeza de Vaca. Y la oportunidad está servida: Américo Villarreal, mandatario electo, es un hombre más templado, más trabajador y más confiable que el reynosense. Además, tiene una virtud idónea al interés obrero, si pudiera verse así: proviene de un partido de izquierda. De cumplirse esta afinidad, real en teoría, le esperan buenos tiempos a los maestros.
Insólitamente, el único que ve mal esa posibilidad es Rigoberto Guevara, líder saliente del magisterio en Tamaulipas. No se piense por eso que rechaza o evita al doctor Villarreal, o que lo considere contrario al sindicato; no. Pero el profesor Rigo no quiere un sucesor que provenga del círculo del gobernador electo o que le guarde cierta lealtad. Quiere uno independiente, según él.
“Imagínate que un secretario general de la Sección 30 sea impuesto por un gobierno; pues, entonces, ¿cuál va a ser la lucha que va a dar a favor de los trabajadores? De inmediato, lo van a callar”, dijo el líder a la prensa local, recientemente.
Qué poco conoce a Américo Villarreal el profe Rigo; el doctor ni siquiera ha metido las manos para impulsar a un líder de la bancada de Morena en el Congreso Local; las candidaturas del 2021 tampoco le deben nada al nuevo gobernador. Tal vez confunda a Villarreal Anaya con Cabeza de Vaca, pero eso es absurdo. Ha quedado expuesto que son tan distintos como el día y la noche, y solo caben los desplantes tiránicos en el reynosense, quien en la agonía de su administración busca reformar leyes para seguir influyendo en el estado por varios años. Eso sí es imposición de facto, no en sentido figurado.
En efecto, uno de los principales temores de toda organización social es que la controle un extraño, incluso alguien contrario a sus fines. Hace 50 años los sindicatos podían ser grandes pero nunca independientes; estaban a disposición del PRI tanto en lo político como en lo electoral. A partir del año 2000 recuperaron parte de su autonomía y han podido aliarse con los institutos que les convengan. Y a los maestros les conviene Morena, ya que se enfrentó y cambió la llamada reforma educativa de Peña Nieto, que casi acaba la estabilidad laboral de los maestros.
Pareciera que el profesor Guevara no percibe esa conveniencia. “Entramos a un gobierno donde no coincidimos en la elección. Nosotros, como sindicato, pertenecíamos al Partido Nueva Alianza, y el sindicato hizo alianzas con otros colores”. Muchas cejas se alzaron al oír estas palabras de Rigoberto. “Hoy creo que va a haber una coincidencia porque se simpatizó grandemente con el doctor Américo, pero la relación es institucional”.
El PANAL tiene 17 años de creado, y el SNTE, 79. ¿Quién le pertenece a quién? El líder magisterial se enreda con sus palabras con tal de trazar una línea divisoria entre su sindicato y Morena, aunque después corrige y se declara feliz por la victoria del doctor Villarreal. Quiere desligarse del nuevo mandatario y al mismo tiempo darle un abrazo de bienvenida. Prefiere la relación institucional, según él, a la amistad.
El motor de la política, desde que el mundo gira, es la amistad, no la relación institucional. Cuando queremos resolver un asunto burocrático acudimos a un cercano al poder, no a la ventanilla de trámites, porque esto último puede tardar desesperadamente. Y ya no hablemos de proyectos políticos, muchos de los cuales nacen en una fiesta de amigos. Estamos seguros que el líder magisterial actúa de la misma manera, y no es un error. Su propósito, más bien, es lanzar el mensaje de que el control de la sección 30 le pertenece solo a los maestros.
De este modo, para que los morenistas no se infiltren en el nuevo comité, Rigoberto Guevara llama a los profesores de la sección 30 a “sumarse a un marco de unidad, a seguir trabajando y construyendo. La renovación será una fiesta cívica sindical”. Claro que lo será, siempre y cuando no haya dados cargados, inducción al voto ni favoritismos.
Y es ahí, justamente, donde una sombra de sospecha atraviesa el tema de la sucesión de Rigoberto Guevara como líder de la sección 30 del SNTE. Al menos cuatro aspirantes son actualmente secretarios de su comité directivo y andan desatados en busca de apoyo para ser elegidos. Y Rigo lo permite ya que, al fin y al cabo, todavía no se publica la convocatoria y no se viola nada. Esta es una burla, un engaño y un abuso de parte de Rigo Guevara y sus colaboradores, ahora convertidos en aspirantes a dirigente seccional. Claramente desprecia la equidad, la transparencia y la democracia, dándole ventaja a sus cercanos. Así, ¿qué posibilidades tienen las bases magisteriales de conducir a su gremio?
En el intento de designar a su futuro sucesor, salido principalmente del mismo comité, hay un regreso al charrismo sindical de los setenta y un verdadero peligro para los intereses legítimos de los maestros.
Que ya publique la convocatoria y que detenga las campañas adelantadas de sus secretarios. Ahí se verá si no hay dados cargados y si aquello será una “fiesta cívica”.
Y si quedara alguno de los actuales colaboradores, no vemos a un sindicato muy independiente en Tamaulipas, por más que se haya alejado del futuro gobernador.