Por:Mauricio Fernández Díaz
Ciudad Victoria.- Pareciera que vemos un documental de los años setenta en México: acarreos a reuniones, comparsas camufladas de libertad individual, fiestones con música, comida y alcohol. Así eran las asambleas de los líderes sindicales y sus agremiados hace 50 años; así son ahora las de algunas figuras de la Sección 30 del SNTE en Tamaulipas.
Quienes vivimos aquella época y atestiguamos la presente intuimos la llegada de nuevos caciques a la vida política del país; no es que hayan desaparecido, pero su poder omnímodo de las décadas pasadas se debilitó a la entrada del siglo XXI. Al ver las internas de Morena, incluso la elección de sus candidatos por métodos absurdos; al ver también las precampañas ilegales para alcanzar la sección 30 del sindicato de maestros en Tamaulipas; a la vista, pues, de estos excesos y de su falta de castigo apropiado, tememos el regreso del sistema caciquil a nuestros días.
Una de las características nefastas de estos corruptos es su impunidad perfecta; no contentos con desvalijar a sus sindicatos, pueden violar a una muchacha y quedar impunes. En esta infalibilidad cimientan su poder: hagan lo que hagan, nunca los castigan. Así viven los líderes petroleros y políticos como Félix Salgado Macedonio. Hay quienes ven con ese perfil prepotente a Delfina Gómez y Leticia Ramírez, la anterior y la actual Secretaria de Educación; que las juzguen por sus actos.
Y si a Tamaulipas no ha llegado todavía un cacique típico por los menos le están preparando el camino: reinan la anarquía y la ilegalidad en las supuestas precampañas para la dirigencia del sindicato de maestros en la entidad. Ante esta situación, Rigoberto Guevara Vázquez, actual secretario general, cierra los ojos y consiente el desorden; no ha publicado la convocatoria para elegir a su sucesor pero tolera la autopromoción de algunos de sus funcionarios sin importarle la equidad, la imparcialidad ni, de plano, la democracia sindical. Porque está brotando mucho dinero en estas seudocampañas y nadie las fiscaliza ni conoce el origen de los recursos.
En otra publicación hablamos de casi una decena de aspirantes a la dirigencia magisterial en Tamaulipas, y cada uno se moviliza libremente en su favor. Pero, en los hechos, sobresalen dos de ellos: Abelardo Ibarra Villanueva y Naif Hamscho Ibarra. Estos personajes son los principales desestabilizadores de la elección por el derroche de recursos para promoverse y los actos anticipados de campaña. El resto se las arregla como puede: una entrevista en un portal pequeño, mensajes de Whatsapp entre amigos y hasta llamadas telefónicas personales. En contraste, Abelardo y Naif sacan a relucir la plata, es decir, la desigualdad en esta elección.
Ellos acaparan las apuestas para elegir al nuevo secretario general de la sección 30, y su competencia ya es manifiesta en redes sociales; en Facebook, Abelardo Ibarra numera 3,703 seguidores, y Naif Hamscho, 7,877 me gusta (únicos datos disponibles al viernes 19 de agosto). Así preparan su estrategia en el mundo virtual, pero en el mundo real exhiben todos los vicios del sindicalismo charro.
No vamos a hartarlos con una bitácora de actividades realizadas por estos aspirantes cuando la idea principal ya está dicha: precampañas ilegales. Elegimos, mejor, dos muestras del derroche referido. El pasado 17 de agosto, don Abelardo Ibarra Villanueva concentró a 300 maestros en un salón privado de Ciudad Victoria. Las denuncias en su contra corrieron de inmediato: que el sindicato lo respaldaba (¡es el secretario de Finanzas!); que a los asistentes los habían coaccionado; que cunden amenazas contra maestros disidentes. Otros eventos organizados de la misma manera se dieron en distintas ciudades, como Tampico, donde reunieron a medio centenar de supuestos simpatizantes en la Casa de la Cultura el 12 de agosto.
Pero el profesor Naif Hamscho Ibarra tampoco canta mal las rancheras; todo lo contrario, ama la música y la fiesta, como se pudo comprobar el pasado fin de semana en la celebración de su cumpleaños. Hasta 300 personas, según cálculos conservadores, fueron a Matamoros a felicitar y rumbear con el aspirante. Escenario, luces profesionales, bandas en vivo, más que cumpleaños parecía la feria de Matamoros. El profesor Hamscho tuvo el detalle de agradecer al micrófono a los compañeros que “le organizaron” la pachanga. Así, dejó claro que estaba ahí como un simple invitado y no como el activo director de todo el montaje. Esto último puede ser cierto o no, pero nadie puede negar que miles de inconformes con Rigoberto Guevara y Abelardo Ibarra lo respaldan.
Entre tanto, el profesor Rigo lanza sus llamados a la “unidad” y trabaja en secreto para que se presente una planilla única. Es decir, busca corromper o disuadir a los demás aspirantes. Por supuesto, nadie está de acuerdo, excepto Abelardo.
Esta es una de esas elecciones en que tanto el pinto como el colorado son malos, a pesar de haber muchos competidores. Sin embargo, el bando de Abelardo Ibarra ha acusado a Naif de ser el candidato de Ismael García Cabeza de Vaca, y la sola mención de ese apellido ha provocado una repulsa contra el matamorense; nadie quiere tratos con el cabecismo, y menos un títere de ellos dentro del sindicato magisterial. Esa estrategia parece estarle dando resultados a don Abelardo y su gente. El único defecto es que se basa en una inexactitud.
Los verdaderos colaboradores del cabecismo se llaman Rigoberto Guevara y Abelardo Ibarra, número uno y número dos de la sección 30, respectivamente. Ambos se entendieron con el gobernador panista como si fueran del mismo grupo. Rigo tomó posesión el 1 de octubre de 2016, después de una elección ríspida donde abuchearon a Rafael Méndez, el líder saliente. En ese proceso, el profesor Guevara era el “disidente” del comité directivo, y Rafa apoyaba a otro aspirante. ¿Su nombre? Abelardo Ibarra, el mismo que ahora. Para consolarlo, le otorgó la secretaría de Finanzas. ¿Usted cree que perdió?
En los años fuertes de Cabeza de Vaca los maestros sufrieron retrasos de pago, falta de basificación, premios sin otorgar y calamidades sin cuento. A todos esos males Rigoberto Guevara nunca les puso atención ni voz. Abelardo Ibarra, por su parte, ni siquiera parecía existir de tan ausente que era.
Hoy son otras las condiciones: Cabeza de Vaca está derrotado políticamente y entregará el poder a Morena. Ahora sí, Rigo y Abelardo hablan en contra del PAN y a favor de la “unidad” de los maestros. Quieren acomodarse a los cambios de la fortuna.
De esta clase de sindicatos oscuros, frívolos, sin ideas ni nobleza, surgen los cacicazgos más corruptos. Le esperan a Tamaulipas nuevos conflictos electorales en el corto plazo, pero ahora en el magisterio.