Política

Con Urbanidad


Por: Vicente Hernandez
“Puedes tener justicia, o puedes tener venganza. Pero no ambas cosas”
«Devin Grayson»

Un gobierno sin critica es un gobierno gris, ya que la crítica está llena de coloreados matices, y las democracias están constituidas en base a las libertades, pero la mas importante es la libertad de expresión, sin ella no existiría la democracia, y en base a este contexto los periodistas críticos representamos el papel de “Conciencia pública”, y como tales tenemos el deber de señalar, criticar y exponer actitudes, errores, y decisiones que pretendan o tomen los gobernantes, Secretarios de Estado, y funcionarios públicos en turno, para no convertirnos en aplaudidores, o como el personaje principal de la novela de Enrique Serna: “El vendedor de silencio” o en los actores contratados para representar el papel de “periodistas” en las mañaneras, dicho lo anterior va mi texto de hoy.


En la magnífica novela “Moby Dick” Melville Herman, su autor reflexiona sobre la maldad encarnada en los dos protagonistas de su historia: por un lado, la ballena que representa el mal sin sentido, pues destruye lo que encuentra a su paso, y por otro lado el capitán Ahab, que muestra una maldad obstinada, ya que su odio personal y su deseo de venganza es lo que lo mueve a perseguirla, aunque arriesgue la vida de su gente.


Aunque la trama de la novela da inicio en New Bedfort Massachusetts y la cercana isla de Nantucket, y los sucesos en el barco ballenero “Acushnet” están situados en el año de 1841, la similitud con el estilo de gobierno 2018-2024 de Andrés Manuel López Obrador es asombroso, ya que desde su primera derrota electoral en el 2006, persigue castigar al sistema electoral, a sus adversarios políticos Vicente Fox Quezada, Felipe Calderón Hinojosa, y Enrique Peña Nieto, al igual que el mítico capitán Ahap persigue a la ballena blanca para vengar que le haya quitado una pierna y dejado una enorme cicatriz que le atraviesa la cara.


Al presidente López Obrador al igual que Ahap con su tripulación, no le importa poner en riesgo la inestabilidad política, social, médica y de seguridad de su pueblo, con tal de (igual que el capitán) lograr su venganza personal. En la ficción el capitán Ahap clava un doblón de oro español en el mástil principal como recompensa al primer marinero que durante su vigía logre divisar la ballena blanca.


López Obrador en sus mañaneras cuenta con un equipo de primera fila (que no de primera línea) de seudo periodistas que le hacen preguntas a modo, y en algunos casos le sugieren castigar a periodistas, gobernantes, e intelectuales, que a su juicio lo atacan, lo difaman y lo golpean desde sus respectivas trincheras, buscando con esto ganarse un imaginario doblón de oro español.
En la parte de la historia cuando Ismael y Queequeg (principales personajes de la novela) son contratados por el armador Pequod Peleg este describe a Ahap su futuro capitán con las siguientes palabras:


“Es un hombre grandioso, impío y divino que sin embargo tiene sus debilidades”
Si comparamos esta descripción del capitán Ahap con Andrés Manuel, debemos reconocer que como líder político y ave de tempestades Andrés es grandioso, pero también impío, o sea que no siente compasión o piedad por algunos sectores de “su pueblo” como los niños con cáncer, la violencia generalizada, las muertes por feminicidio, los campesinos, las muertes a causa de un inapropiado manejo del Covid 19, y se burla diciendo que ya no hay masacres, cuando los muertos por este tipo de violencia se siguen contando por cientos diariamente.


Por último, sus seguidores, los que creen en él, con una fe ciega hasta el orgasmo fanático, han creado un diario culto a la personalidad, que casi cae en la divinización de un hombre que protesto ante la constitución que gobernaría para todos los mexicanos, y que termino enfrentando a los mal llamados “conservadores” con los “liberales” como si estuviésemos en la revolución francesa de 1789-1799, o en 1859 cuando Benito Juárez decreta la Ley de Nacionalización de Bienes Eclesiásticos.


La ballena blanca que persigue el moderno capitán Ahap, es quizás el mal sin sentido que ocasionaron los malos gobernantes, aunque no destruyeron todo lo que encontraron a su paso, ya que dentro de lo malo en estos sexenios se construyeron instituciones, se crearon dependencias, hubo reformas políticas y sociales, porque para eso, 30 millones de mexicanos contrataron mediante su voto a un presidente, no para que culpara eternamente a sus antecesores, sino para enmendar errores, no para despilfarrar el dinero público en la compra de votantes cautivos, no para atacar, odiar, dividir y descalificar a quienes no piensan como él, no y mil veces no, al presidente se le contrato para sacar adelante a México económicamente, no para hundirlo, para solucionar problemas no para crearlos, para ver la luz al final del túnel no para oscurecernos, para que nos informe de los avances logrados, no para montar un grotesco circo de dos pistas cada mañana.


No señor presidente: los mexicanos y en especial los periodistas no somos sus enemigos, somos gente con razonamiento, que exponemos opinión en nuestros textos, que damos la nota diaria, que no somos priistas, panistas, perredistas o morenistas, que no somos conservadores o chairos, somos simple pueblo, que como tal lo exhortamos a que cambie el rumbo de timón para el bien de México y de los mexicanos.

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