Con Urbanidad
Por: Vicente Hernández
“Todo se derrumbo
dentro de mí, dentro de mí
de humo fue tu amor
y de papel, y de papel”
‹Emmanuel›
El edificio que alberga las oficinas del PRI sobre la calle Hidalgo en el centro de Altamira luce abandonado, aun y con la remodelación que se le hiciera en la administración de Armando López Flores (2013-2016), su oscuro interior se asemeja a las “Casa del horror” de alguna feria pueblerina, y solo un velador vaga día y noche como una especie de “Cuasimodo”, pero sin columpiarse de alguna campana, y menos encaramarse a alguna torre.
Las reuniones, los festejos, homenajes, destapes y decisiones, quedaron en el eco que retumba en sus sórdidos rincones, consecuencia natural del paso del tiempo sin actividad política, social, vaya ni siquiera turística, con recorridos guiados, para mostrar a las nuevas generaciones que en esas viejas instalaciones durante muchos años salió el humo blanco para indicar que ya había candidato, y seguro presidente municipal.
Hoy esta en ruinas, aquel partido antaño hegemónico que presumía de su plataforma ideológica nacionalista, reflejada en la expropiación petrolera, la formación de su industria eléctrica nacional y en la creación de sistemas de Salud.
Un Partido orgulloso de sus tres sectores: Campesino CNC, Popular CNOP y Obrero CTM, siendo el primero de los tres quien detento el poder político en los años treintas, después vendría la fuerza del sector obrero con los trabajadores salineros de Lomas del Real, y la llegada de las industrias con cientos de nuevas familias obreras hasta la llegada de la alcaldesa Delia Calles Badillo del sector popular.
Desde la administración de Lucio Barragán (1949-1950) hasta la administración de Armando López Flores (2013-2016), el PRI detento el poder en Altamira, salvo por un pequeño tropiezo en el periodo de Romana Flores Rivera, quien llego a la presidencia municipal arropada por el hoy extinto Partido Cardenista de Reconstrucción Nacional (PFCRN), pero corregido de inmediato, cuando la alcaldesa electa regresa a las filas del PRI, y seria hasta el periodo (2016-2018) cuando al PRI le arrebata la presidencia el PAN, con Alma Laura Amparan Cruz, reeligiéndose por otro periodo más (2018-2021) por las mismas siglas.
Actualmente la administración (2021-2024) fue ganada por Armando Martínez Manríquez por Morena, acabando de sepultar a la otrora maquinaria aplanadora que fue el PRI.
La puntilla de un PRI herido de muerte se la dieron sus propios aliados, ya que en el mes de febrero del 2020 un grupo de cetemistas, encabezado por el líder de la CTM Jaime Enrique García Contreras, su Secretario de Trabajo German Medina Pérez, y el entonces aspirante a dirigir el CDM del PRI Edgar Vargas Licona, tomaron por asalto las oficinas del Partido y cerrando sus puertas con cadena y candado, exigiendo “piso parejo” en la elección del dirigente, rechazando el “dedazo” en favor de Antonio “Toño” Olvera Márquez.
Y como dicen que dice el dicho; “En la cárcel y en la cama se conocen los amigos” al PRI con una enfermedad terminal nadie lo visita, nadie se conduele, nadie hace nada para que su salud se mejore, los amigos que se sirvieron de el en sus mejores tiempos le han dado la espalda, ahora son “Morenistas de hueso guinda” o simplemente están agazapados apoyando en lo oscurito a otros partidos, ¿o no? Carlos González Toral, Griselda Carrillo reyes, Eulogio Sánchez de la Rosa, Rogelio Rangel, Jaime Martínez García, y otros tantos mas que vendieron su dignidad al mejor postor.
De los tres sectores que presumía en su juventud el PRI, ya perdieron la poca decencia que les quedaba; la CNC fue vendida a Morena por su corrupto dirigente municipal José Enríquez Reyes, a cambio de un buen sueldo, y un apoyo mensual para los Comisariados Ejidales, la Federación Local de Trabajadores de Altamira (FLTA), aunque su titular Jaime Enrique García Contreras fue candidato por el PRI a la presidencia en las pasadas elecciones, y apoyo al PAN en la contienda a la gobernatura, y su cuñada es regidora por el PRI, esta recibiendo jugosos contratos de obra del actual gobierno morenista, y en de la CNOP su dirigente Sonia Vázquez, y su dirigente anterior Martin Luna Avalos, se entregaron a Morena si recato alguno.
Con todo lo anterior, es casi imposible que el PRI salga vivo de terapia intensiva donde se debate entre la vida o la muerte política, y si su muerte es inaplazable, sugiero este epitafio sobre su tumba “Mi muerte fue simulada, ha sido puro teatro, se lo digo a los traidores, nos veremos en el dos mil veinticuatro”