Política

Con Urbanidad

Por: Vicente Hernández

“A menudo las personas están trabajando duro en la cosa equivocada. Trabajar en la cosa correcta probablemente es más importante que trabajar duro”
‹Caterina Fake›

Ricardo Velázquez Senador de la bancada de Morena, envió a la Comisión de Trabajo y Previsión Social del Senado una propuesta de reforma a la Ley Federal del Trabajo que buscaría reducir de ocho a seis horas la jornada diaria de trabajo.


La iniciativa de ley propuesta por el Senador, se basa en un experimento que Suecia realizo entre los años 2015-2016, pero no en todo el País solo en un asilo de ancianos de la ciudad sueca de Gotemburgo, y en el experimento participaron principalmente las enfermeras que laboraban en esta residencia de ancianos.


Los resultados fueron buenos, ya que durante ese tiempo las enfermeras presentaron mejor estado de salud, se dieron menos bajas laborales, y se les presto mejor atención a los ancianos, sin embrago el gobierno de esta ciudad decidió no ampliar esta reducción en el horario laboral, porque él experimento le salió demasiado costoso debido a que tuvo que contratar a 17 trabajadores extra para equilibrar el ritmo de trabajo.


Pero tratar de implantar este modelo de jornada laboral en México, sería cuestión de hacer un estudio a fondo de la iniciativa con foros ciudadanos, consultas a los especialistas en el tema, y hasta una consulta ciudadana verdadera, y no “patito” como las que acostumbra Morena.
También habrá que tomar en cuenta que México es un país donde se trabaja mucho y hay menos productividad, porque la idiosincrasia del trabajador mexicano está basada en las ideas arraigadas y los usos y costumbres, que juegan un papel muy importante en el desarrollo productivo y económico del país.


La primera de ellas es que el trabajador tiene la idea que la empresa, el patrón o el sindicato lo están explotando y por lo tanto aparenta trabajar duro cuando lo ven, y flojea cuando no lo ven.


Si dudan lo anterior, suponemos observar a una cuadrilla de trabajadores de Comapa (solo como ejemplo): llegan al lugar del reporte de fuga de agua, o azolve en el drenaje, inspeccionan el área, ponen los señalamientos para los automovilistas con el tradicional letrero; “Perdone las molestias, trabajamos para usted” hacen reunión para planear donde deben de empezar a excavar, si se tiene que romper el pavimento, si va a ser necesario poner a trabajar una bomba para drenar el agua, y varios detalles técnicos que les lleva un buen tiempo, y cuando ya están de acuerdo con el plan de trabajo; ¡¡Bolas!! ya es hora de la comida, y después de comer, una pequeña platica para la buena digestión, y ahora si a trabajar sin descanso, pero solo por un rato porque ya casi es la hora de salida, y entre recoger la herramienta y trasladarse a la oficina a checar tarjeta, su jornada de 8 horas de trabajo queda concluida.


Es muy usual que los trabajadores tengan la tradicional costumbre de festejar el “San lunes” y llegar a la empresa, taller u oficina con lentes oscuros, mascando chicle de menta, y con un temblor de maraquero que disimulan con los brazos cruzados hacia atrás, consecuencias de la carnita asada dominguera, la tarde de amigos viendo por la tele el encuentro de futbol, con el consumo obligado en ambas actividades festivas, de cervezas bien frías, botanas y para que amarre, su respectivo “desempance” con tequilita o Whisky de tienda de convencía.


Con estos dos ejemplos de comportamiento de ficción laboral, quisiera establecer la idea que tal vez exista una gran diferencia entre la cultura laboral europea y la mexicana, y que mientras los suecos aprovecharon esas dos horas menos de labores, en dedicarlas a su familia, los mexicanos quizás lo dedicarían a dos horas mas de barra cantinera aprovechando “La hora feliz”.
En lugar de legislar como trabajar menos, los diputados y senadores deberían de atender como resolver el problema del empleo juvenil, que ha sido el sector mas castigado durante y después de la pandemia, (no incluyendo a los “Ninis”) así como las pocas oportunidades laborales que tienen las mujeres en las industrias donde siguen sin dejarlas pasar a los puestos más altos y con mejores salarios, ensanchando aún más la brecha de genero que condena a las mujeres trabajadoras a recibir salarios mas bajos que sus compañeros que desempeñan las mismas tareas.


Pero finalmente, sería cuestión de que el Senado y la Cámara de Diputados analizaran y en su caso aprobaran, o negaran, la iniciativa de reforma a la ley para para reducir de 48 a 36 horas el máximo legal de la jornada semanal, y también sería un buen tema para que las “corcholatas” de Morena lo incluyan en sus discursos de precampaña para el 2024, como una iniciativa progresista y forme parte de la cuarta Transformación de México.


Y para escapar de mis ocho horas de trabajos forzados frente a la computadora “Voy por otras y me regreso”

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