Con Urbanidad
Por: Vicente Hernández
“Todo buen periodista está obligado a conocer los lugares más sórdidos de nuestra realidad”
‹Vicente Leñero Otero›
Dramaturgo, guionista de cine, novelista, cuentista, e historiador, pero principalmente periodista, fue entre otras cosas mas Vicente Leñero Otero, siendo esta ultima de sus virtudes o habilidades de la que más se sintió orgulloso, y plasmo magistralmente en el libro “Los periodistas” (1978) en el cual narra cronológicamente los sucesos que se dieron cuando el entonces presidente de la republica Luis Echeverria Álvarez, (recientemente fallecido) urdió un complot junto a un grupo de cooperativistas del diario “Excélsior” para derrocar al director electo democráticamente Julio Scherer García, al que finalmente logran deponer y sacar del edificio junto a Miguel Ángel Granados Chapa, Hero Rodríguez Toro, Gastón García Cantú, Carlos Monsiváis, Manuel Becerra Acosta, Abel Quezada, y el propio Vicente Leñero entre otros valientes periodistas, marcando ese 8 de julio de 1976 un antes y un después del periodismo libre en México.
Para todos los que decidimos practicar la profesión de periodistas, la lectura de cuatro libros de Vicente leñero son casi obligadas: “Los periodistas” “Periodismo de emergencia” “Talacha periodística” y “Manual del periodista” escrito este último con la participación de Carlos Marín, manual que fue un excelente libro de texto para su época, y guía para los que aprendimos el oficio reporteando, o como bien decía Vicente “en la talacha” debido a que reporteando en las calles es cuando uno verdaderamente aprende a olfatear y valorar lo que es una buena noticia y la que no la es, o como él dijo alguna vez: “Yo creo que lo mas interesante de la Divina Comedia de Dante Alighieri no es el paraíso, sino el infierno, porque el infierno es noticia pero el paraíso no”.
En su basta obra se da una relación incestuosa entre periodismo y literatura, que a lo largo de su carrera sus colegas literatos le recriminaban el ejercicio de un oficio tan mundano como (decían) es el periodismo, en cambio sus compañeros periodistas lo veían como bicho raro, ajeno a su mundo, lo cierto es que al igual que Ricardo Garibay, Luis Spota o José Revueltas, fueron cada uno en su tiempo satanizados por escribir la realidad política, la vida pública, y la vida privada de la Iglesia católica, de la cual Leñero recibió una fuerte condena.
En su faceta de guionista y adaptador de cine, Vicente Leñero logra una magnifica adaptación de la novela inédita del portugués Eca de Queiroz, “El crimen del padre Amaro” escrita en 1875, y estrenada la película en 2002 dirigida por Carlos Carrera, con Gael García Bernal y Ana Claudia Talancon como protagonistas, convirtiéndose en la película mas taquillera del nuevo cine mexicano, gracias a la publicidad gratuita que le dio el Grupo Cristiano Pro- Vida y desde luego con las amenazas de excomunión para el que fuera a ver la película de parte de la Iglesia católica, y la derecha reaccionaria y persignada.
“Los albañiles” novela que escribió en 1963, adaptada para teatro y llevada al cine en 1976, dirigida por Jorge Fons, contando con las magnificas actuaciones de Ignacio López Tarso, Katy Jurado y José Alonso en los papeles estelares, película por la cual Ignacio López Tarso recibió el premio “Oso de oro de Berlín” por su inolvidable papel de “Don Jesús”.
Alumno de los también jaliscienses Juan José Arreola y Juan Rulfo, Vicente Leñero abreva de estos dos, los conocimientos que más adelante aplicaría en sus cuentos, novelas, y crónicas, y se puede decir que esta profesión hibrida periodismo-literatura, que practico hasta su muerte, estuvo influenciada por los escritores Manuel Payno, Amado Nervo, Francisco Zarco, Manuel Gutiérrez Nájera, Ignacio Manuel Altamirano y Justo Sierra, que no solo escribieron en periódicos de su época, sino que también hicieron periodismo analítico, sobre los temas y hechos noticiosos de aquellos años.
Vicente Leñero Otero, nace en Guadalajara Jalisco un 9 de junio de 1933, y muere el 3 de diciembre de 2014 en la ciudad de México. Se graduó de Ingeniero Civil en la Universidad Autónoma de México (UNAM) fue autor de varias novelas, guionista, adaptador de cine, ensayista, cuentista y especialmente periodista, sub director y cofundador de la “Revista Proceso” y en vida recibió en México, como en el extranjero, innumerables premios literarios, reconocimientos y homenajes, y a su muerte dejo vacante su sitio en la Academia mexicana de la Lengua, pero nos heredo un verdadero tesoro en sus obras literarias y periodísticas.