*La afectada ahorró por dos años para someterse al procedimiento estético, sin imaginar que le traería dolorosas consecuencias
Los procedimientos estéticos son toda una travesía la cual debe llevarse a cabo por expertos, personas éticas que se aseguren que sus pacientes dispondrán de las mejores atenciones, instrumentos y medicinas.
Sin embargo, aún en la actualidad persisten muchos charlatanes que buscan embaucar a personas que motivadas por los accesibles precios que manejan acceden a someterse a operaciones de dudosa procedencia.
Y lo peor es que muchas veces todo parece estar en orden, hasta que los efectos de las malas intervenciones comienzan a salir a flote, tal y como le pasó a Paula Flores, una mujer que como parte de su cumpleaños número 50 decidió regalarse una operación para aumentar el tamaño de sus glúteos.
En entrevista con ‘N+’, Paula explicó que ella estuvo ahorrando por dos años para lograr tener el dinero suficiente para operarse, sin imaginar todas las consecuencias que tendría que vivir a causa de una mala intervención.
“El doctor me dijo que me iban a poner un líquido y me pusieron 750 mililitros de cada lado, entonces se me inflaron (los glúteos) totalmente”, relató la afectada al medio citada.
Pero en ese momento la pesadilla estaba apenas comenzando, ya que poco después Paula Flores se enteraría de que el líquido que le inyectaron no era de uso médico, sino que eran una serie de sustancias apócrifas que entre sus componentes incluían aceite para autos.
La mujer llegó a este descubrimiento luego de presentar fiebre, dolores y deformaciones en la zona donde le fue inyectado el dichoso líquido, por lo cual decidió acudir a una clínica, donde le confirmaron que su procedimiento estético había sido irregular y que el líquido que le administraron contenía, entre otros componentes, aceite para coche.
Tras esto, Paula Flores acudió a la Comisión Nacional de Arbitraje Médico (Conamed) para presentar una queja por negligencia médica, donde además, le informaron que las personas que la atendieron no eran especialistas y tampoco contaban con cédula ni certificación del consejo de su especialidad.
CON INFORMACIÓN DE EL HERALDO DE MÉXICO
