La salida de la Vaca
Por Oscar Díaz Salazar
Aunque Francisco N sigue usando el poder para intentar conservarlo más allá del tiempo en el que concluye su mandato; Aunque siga reformando la ley en forma arbitraria y contraria a nuestra Carta Magna, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; Aunque pretenda instaurar un vacato, o gobierno transexenal; Aunque mantenga unidos a sus aliados, con la ilusión de invalidar la elección en la que fue derrotado el candidato de su partido (y aliados), el tiempo transcurre y se acerca el día en que dejará el cargo, y con el cargo, todas las facultades legales y extra legales que la tradición le ha otorgado a quien detenta el cargo de gobernador.
Si bien puede ser que algunos de sus aliados (hasta la última quincena) se mantengan fieles y se resistan a trabajar bajo las órdenes del nuevo gobernador, será inevitable que los vaquistas enquistados en las oficinas públicas, en los organismos autónomos, en las instituciones, en los otros poderes, e incluso en los organismos que se ostentan como representantes de la sociedad civil, se irán alineando con el nuevo sol y con los astros que de ese sol reciben luz y poder.
Los más encumbrados e identificados con el pasado inmediato, los funcionarios «del establo», tendrán que presentar su renuncia, y lo harán con la esperanza de no ser investigados, perseguidos y encarcelados. Su situación, a partir del primero de octubre, no será la mejor para negociar, y bien les irá si los ignoran en el futuro.
Los diputados tendrán que pensar muy bien si se envuelven en la bandera de la Vaca Salvatrucha y se resisten a desenredar lo que enredaron en este primer año de labores de la actual legislatura. Su posición es muy importante, pues desde el legislativo se colocaron las barreras y se sembraron las minas que buscan obstaculizar el inicio del gobierno del galeno Villarreal Anaya.
Los otros pilares de vaquismo, la fiscalía y el poder judicial de Tamaulipas, se mantendrán sólidos «en defensa de las instituciones» (no se ría), hasta el 30 de septiembre del año en curso. Se sabe que ya enviaron señales de estar dispuestos a colaborar, que ya buscaron puentes con el nuevo gobierno y que están listos a entregar los bártulos a quienes les indiquen y en el momento que así lo dispongan.
De cierta manera es inútil e iluso de parte de la Vaca mayor, pretender gobernar y lucrar con el gobierno, más allá del tiempo que dura el sexenio, un periodo que le fue recortado por el Congreso de la Union, por la vía del desafuero, y que fue re adquirido por un tiempo superior al año, por obra y gracia del poder judicial, que le alquiló el gobierno de Tamaulipas, mientras resolvía el asunto del desafuero.
Con tanta «chingadera» que ha hecho la Vaca Salvatrucha, antes, durante y después de la elección, con esas reformas a la ley, inspiradas en la película de la Ley de Herodes, resultan insensatos los opinadores que sugieren al gobernador electo ser amable, prudente, tolerante y amigable, con un contrincante que no conoce de institucionalidad y que actúa como enemigo, que busca dañar y hacer el mal.
Por su actitud, a Francisco N se le debe aplicar el trato que Benito Juárez recomendaba para los enemigos: con Justicia, pero sin gracia, pues esta última se debe reservar para los amigos.