La Comuna
El Oasis del Noreste mexicano
José Ángel Solorio Martínez
Pocas épocas tan prometedoras para Tamaulipas, como la que estamos viviendo. No sólo porque el sol le da de frente al gobernador electo, Américo Villarreal Anaya que coincide a plenitud con los proyectos del presidente, Andrés Manuel López Obrador; también, porque nuestro estado por inesperadas e inexplicables razones de la naturaleza, se está transformando en el Oasis del Noreste mexicano.
En tanto Nuevo León y Coahuila, están a un paso del colapso de sus recursos hídricos, el sur del estado, con un hasta ahora caudaloso río Pánuco y un sistema de lagunas excepcional ofrece el vital líquido para consumo humano y para la industria en el corto y mediano plazo.
No está tan errado, el demagógico eslogan PRIANista de “Tamaulipas lo tiene todo.”
¿Qué pasará con la monumental planta productiva de Nuevo León, ante el fin –o la disminución– de sus mantos freáticos y sus presas?
¿Hacia dónde podrían emigrar esas inversiones y esos inversionistas, si todo el norte del país, sufre de penosas sequías?
¿Hacía qué parte del país o del extranjero, migrarían las clases medias y medias altas –que son amplias y activas en Nuevo León– que mejores posibilidades ofrezcan, sin distanciarse de sus negocios y fuentes de ingreso?
(USA dejó de ser una opción, por los procesos inflacionarios desatados por gobierno de visión y práctica imperialista; y obvio: ese fenómeno no acabará en el corto tiempo).
Se ve y se siente: el sur tamaulipeco, está ante uno de sus escenarios económicos más potentes y promisorios.
Es justo, esa la tarea de la IV T: generar el entorno propicio para atraer esos capitales y esas infraestructuras productivas que podrían irse a la deriva ante la ausencia de agua para los usos industrial y doméstico en sus lugares de origen.
La oferta ecológica del sólido sur, no es la única para convencer al aterrizaje de capitales en la comarca; el otro imán, para atraer actividades de capital a la zona conurbada, es el potente puerto jaibo que cuenta con una eficaz infraestructura para vincular la producción tamaulipeca con el comercio mundial.
Hace unos años, decenas de regiomontanos se asentaron en el triángulo –Tampico, Madero, Altamira– para disfrutar el mar tamaulipeco e invertir en diversos negocios y empresas. Fue un fenómeno migratorio, que se sintió en la sociedad conurbada.
Ese grupo de emprendedores, se marcharon ante el explosivo crecimiento de los índices de inseguridad hace algunos diez años. Eso lesionó, incluso a la actividad turística.
Hoy la inseguridad, –con todo y que sigue manifestándose– ya no es una variable que incida para mal, en forma fundamental, en la actividad productiva de la región.
La nueva administración estatal, tiene la obligación de convocar a los Ayuntamientos conurbados sureños, a trabajar en proyectos benéficos de alto impacto para sus comunidades.
Tampico, Altamira y Madero, pueden aportar mucho para el desarrollo de la región que conforman y para todos los tamaulipecos.
Es momento, de construir planes de desarrollo con visión, que puedan ser utilizadas como herramientas para el crecimiento y desarrollo de los pueblos.
Durante décadas, las administraciones estatal y municipal, han venido copiando y pegando los planes de sus antecesores. Algunos gobernadores y alcaldes, sólo han cambiado nombres y fechas de esos documentos.
El Secretario de Economía y Fomento Industrial –o como se le denomine–, del gabinete de Villarreal Anaya, tiene grandes desafíos.
Urge, que la IV T, opere en forma diferente a lo que ha ofrecido el PRIAN.
El Oasis del Noreste, está a la espera de ser descubierto.