Con Urbanidad
Por: Vicente Hernández
“Las leyes callan cuando las armas hablan.”
‹Cicerón›
Tengo un amigo en Estados Unidos gringo, que me enviaba fotos en donde aparecía junto a su hijo menor de 12 años enseñándole el manejo de armas de grueso calibre, quizás como una manera de que el niño demuestre a temprana edad su masculinidad, pero al criticarle tan aberrante enseñanza, mi amigo me borro de su lista de contactos.
La venta incontrolada de armas, así como su uso irracional, no solo afecta a nuestros vecinos de Gringolandia, México se ha convertido en uno de sus mayores clientes, lo que nos ha transformado en un gran panteón de víctimas, a consecuencia principalmente por el disparo de armas de fuego.
En Altamira la Sedena inexplicablemente a cancelado dos o tres veces en esta semana el canje de armas por despensas, efectivo, y artículos para el hogar, como se había estado haciendo en anteriores ocasiones, sin que expliquen el motivo por estas cancelaciones.
Aunque la campaña de la Sedena es buena, los resultados en ocasiones son pobres, ya que en al canje acuden personas con pistolas y rifles de bajo calibre, muchas de ellas viejas y oxidadas, y,, no creo que alguien lleve una ametralladora Barrett calibre 50, o una Aka 47, y menos armas de fuego estilo AR-15, que imitan el aspecto de las armas militares.
Claro que sería iluso pensar que a este canje acudieran los sicarios miembros de los carteles del crimen y la droga, a cambiar sus elementos de trabajo por una despensa, o por unos cuantos pesos, pero tampoco veo mal estas campañas que van encaminadas a la prevención de delitos graves.
Las cifras tanto en el numero de muertos, como en las ganancias que los fabricantes de armas obtienen por su venta, ponen los pelos de punta.
En México solamente durante el pasado mes de mayo, se produjeron 2.833 homicidios, cifra que lo ha convertido en el mes mas violento en lo que va del 2022, pero la titular de Secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, la Rosa Icela Rodríguez Velázquez, festeja el bajísimo porcentaje en que cayeron los homicidios dolosos, que fue de un 9,1 % interanual en el primer semestre de 2022, con un total de 15.400, homicidios, en comparación con las 16.948 víctimas en el 2021, aunque el Inegi tenga otros datos, resultando entonces para él gobierno una victoria pírrica.
En tanto en el vecino país del norte, las matanzas por cuestiones raciales, odio, traumas de guerra, e imitación, van en aumento, y de acuerdo al centro de investigación Gilfords, las cifras que arroja son que cada ciudadano de aquel país alberga la alarmante cifra de 1,2 armas por individuo.
Por lo que, en esta macabra carrera, los dos países vamos de la mano, el gobierno de los Estados Unidos protegiendo a los fabricantes de armas, (quizás porque son los que pagan las campañas electorales) que ganaron más de mil millones de dólares con la venta de armas y México poniendo los muertos, a manos de asesinos armados por los fabricantes gringos.
Por estas razones, en un artículo anterior, exponía que para hacerle frente a los carteles que operan en Tamaulipas, se requiere mas que cuerpos de seguridad con policías altamente capacitados, policías muy bien armados, no tanto como para emprender una cacería de criminales, sino mas bien que estén bien equipados para hacerle frente a las bandas delincuenciales, con las menores bajas posibles.
En fin, creo que el tema de la seguridad o inseguridad, es muy extenso, y controversial tal vez por las decisiones políticas para enfrentar al crimen organizado, cuando el gobierno declara que no va emprender una guerra de “mátenlos en caliente”, sino mas bien una cultura de “abrazos no balazos”, y los militares tengan ordenes de evitar en lo más posible, enfrentamientos porque “a los delincuentes hay que protegerlos, porque también son personas y tienes sus derechos humanos” y bajo esta predica, una gran parte de estos elementos, están de albañiles en las llamadas obras de “seguridad nacional”
Y antes de que se arme la gorda “Voy por otras y me regreso”