Carlos Peña irá a prisión y debilitará a Morena en el 2024
Por: Mauricio Fernández Díaz
Ciudad Victoria.- Ya no queda nada a la interpretación de opinólogos y analistas políticos: Carlos Peña deja de ser alcalde de Reynosa en observancia al auto de formal prisión en su contra, al rechazo a las solicitudes de amparo y a la orden de suspender sus derechos políticos. Todo está debidamente cumplimentado conforme a derecho.
El que ahora está en riesgo de ilegalidad es el Cabildo de Reynosa, el cual insiste en reconocer como presidente municipal a Makito y de darle “jugada” cuando le han aplicado la ley y ha eludido la justica. Ya es un prófugo, y la ayuda insensata que los regidores reynosenses le conceden los convierte en responsables del delito de obstrucción.
Es comprensible que el hijo de Maki Ortiz se oculte para no ser detenido, pues sabe que no tiene salida. Pero el Cabildo de Reynosa está dejando ir la oportunidad de adaptar las cosas para que esa familia retenga el poder mientras el alcalde defenestrado huya o recomponga su estrategia de defensa.
Repetimos: se le acabaron las cartas a Carlos Peña, y tiene que soltar la presidencia municipal. Engañarse con sesiones virtuales, dizque encabezar reuniones de Cabildo desde un lugar desconocido es inútil si no patético. Es solo una pérdida de tiempo para el municipio, para él, y para los reynosenses, que están pagando con servicios públicos deficientes el vacío de poder.
Llegó la hora de ejercer el artículo 34 del Código Municipal, que establece la facultad del Cabildo de presentar tres propuestas o una terna para reemplazar al alcalde destituido. Esta es la oportunidad de la que hablamos. Aquí podría quedar nuevamente un persona afín a los intereses de la familia Ortiz-Peña, uno de sus cercanos o de sus allegados para continuar a la cabeza del gobierno de Reynosa. Hay varios nombres, no solo tres, que se ajustan a este perfil, pero no los vamos a mencionar para no ser promotores ni padrinos de ese grupo. Únicamente señalamos que cuentan con las condiciones a favor para mantenerse en el poder real de la ciudad.
Pero quizás el amor de madre ha cegado a Maki y quiere por fuerza que su retoño siga siendo el alcalde. Ese empeño sería ridículo si no fuera ilegal. Están a punto de perder mucho más que la titularidad de la presidencia. Pueden meter al Secretario del Ayuntamiento en problemas por querer aparentar que Carlos sigue siendo la autoridad. Ya no lo es. El artículo 38 del Código Municipal establece que los miembros del Ayuntamiento serán removidos cuando se hagan acreedores de un auto de formal prisión. Es el caso de Carlos Peña.
El juez de la causa puede citar al Secretario del Ayuntamiento y exigirle que dé información sobre el paradero del prófugo. Se apegaría al desahogo de la carpeta de investigación, ya que hay una orden de búsqueda, y el Secretario ha validado las supuestas sesiones virtuales de Cabildo. Incluso puede citar a todos los miembros con los que supuestamente se ha “reunido” mediante pantallas de computadora. Así, mientras más insistan en la patraña de reconocerlo como alcalde, más enredan al Ayuntamiento de Reynosa.
Y ante el juez no les conviene mentir y responder “No sé dónde está”, porque comparecen bajo protesta de decir verdad. Engañar a un juez también es delito. ¡Qué difícil situación enfrentan ahora regidores, síndicos y secretario del Ayuntamiento, sin estar sujetos a ninguna denuncia! Y todo por mantener un capricho.
Otro estropicio que provoca este asunto es la decepción ciudadana ante un gobierno vacilante y preocupado únicamente en una persona, de quien dicen posee un millón de dólares en su cuenta bancaria cuando los ciudadanos ya casi no pueden pagar el recibo del agua. ¿Quién, en Reynosa, la ciudad más poblada de Tamaulipas, querrá votar por Morena en 2024, elecciones decisivas para López Obrador y para los integrantes de este movimiento, si las autoridades actuales solo ven por su propio beneficio?
Tendrán que inventar una enfermedad terminal o crónica para justificar la licencia indefinida a Carlos Ortiz, pero la realidad es que ya no pueden tapar el sol con un dedo.
El tiempo se acaba y aún pueden alinear al gobierno de Reynosa de acuerdo con los planes y compromisos de la familia Peña Ortiz. Deben eliminar a Carlos de sus contactos, desconectarlo de los enlaces y olvidar hasta su nombre de ser posible. Que huya y se esconda de la orden de arresto; la vida debe continuar para Reynosa y para el gobierno municipal.