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Preparan la llegada de otro títere de Cabeza de Vaca al PAN

Por: Mauricio Fernández Díaz

«pintan» 4 incondicionales de Cabeza

Ciudad Victoria.- Octubre será un mes de cambios profundos para el PAN en Tamaulipas; Francisco García Cabeza de Vaca, su candidato ganador en 2016, entrega la gubernatura a Morena, y Luis Cantú, alias el “Cachorro”, deja la presidencia del Comité Directivo Estatal, después de una larga cosecha de derrotas electorales en 2021 y 2022.

Ha aprendido aquella dura verdad que justifica a la democracia: el pueblo da, y el pueblo quita. Nadie es dueño de la república o, más bien, todos somos sus dueños. Aunque algunos lo deseen, nadie tiene propiedad privada sobre ella.

Y Tamaulipas es parte de esa república en la que los ciudadanos eligen a un partido y luego lo cambian por otro sin que se acepten reclamaciones ni protestas. Ha procedido de ese modo con el PRI y ahora lo hace con el PAN. ¿Y en 2028? El pueblo dirá.

Por lo pronto deben hacer maletas Cabeza de Vaca y el “Cachorro” y buscar por ahí alguna ocupación honrada, aunque Francisco adeuda cuentas con la justicia por delitos financieros y otros. El que aún permanece entre los tamaulipecos es Acción Nacional como partido, pero lo que dejan de él los personajes antes señalados es poco menos que chatarra. El instituto tiene una misión legítima con la sociedad, es parte de la pluralidad del país y el estado, y aún le quedan algunas lealtades, aunque muy pocas, por cierto.

Este PAN de Cabeza de Vaca no es ni la sombra del PAN conocido en los años 1998, 2002 y 2006. Hemos hablado ya de aquellos presidentes y figuras que peleaban en tribuna y en las calles contra la corrupción de los gobernadores priistas. Con el cabecismo solo tuvo una temporada ganadora durante la presidencia de Kiko Elizondo Salazar. Luego se derrumbó. Pero hay una buena noticia para los panistas de buena voluntad: Luis el “Cachorro” Cantú deja la presidencia en octubre de este año.

Cantú ha tranquilizado ya a los escépticos sobre su salida: no piensa reelegirse y solo cumplirá el plazo legal de su administración. Se abre, entonces, la posibilidad de renovar a fondo el panismo tamaulipeco.

Al PAN de Tamaulipas le urgen dos cosas: corazón y cerebro. Corazón para comprender las necesidades de la gente, y cerebro para organizar estrategias exitosas. El último Comité Directivo ejerció más de 40 millones de pesos anuales y fracasó en todo. Del interior salen comentarios sobre “aviadores” y consentidos, sin faltar, desde luego, los presuntos gastos que destinan a Ismael García Cabeza de Vaca, especie de ídolo en ese templo del cabecismo.

Todos esos parásitos, junto con el Cachorro Cantú, podrían salir de una vez y dejar el lugar a un comité renovado, rejuvenecido y capaz. Por desgracia, la lista de sucesores no despierta mucha emoción y casi mata cualquier esperanza de renacimiento en el panismo estatal.

Entre los posibles candidatos está Gerardo Peña Flores, único con la principal cualidad para escalar a cualquier puesto en el gobierno de Cabeza de Vaca: su cercanía con el gobernador. Es el hombre de todas las confianzas y de todos los afectos; ni sus cuatro derrotas electorales a cargos públicos han mermado el apoyo cabecista. Otros panistas de larga trayectoria han sufrido “congelamiento” o los dejan en espera interminable de ocupar un puesto; a Gerardo se los dan de un día para otro. Y no importa que su domicilio familiar, el que comparte con su esposa y sus hijas, esté en Monterrey, Nuevo León, fuente verdadera de su identidad, porque su asociación con Cabeza de Vaca es suficiente para adoptarlo como tamaulipeco. Es el más probable de convertirse en el presidente del PAN en Tamaulipas.

El siguiente favorito no es otro que Félix Fernando García Aguiar, presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso Local. Pero nadie lo reconocerá por ese nombre tan completo. Se trata del “Moyo” García, señores, diputado por Nuevo Laredo, más servidor de Cabeza de Vaca que de sus electores. Muy poca o insignificante trayectoria política lo caracteriza, pero se presta al juego del gobernador como un títere a su amo. La aprobación de una reforma a la Ley Interna del Congreso, para bloquear a Morena, lo demuestra. El Moyo sería un presidente perfecto para un líder tan imperfecto como Cabeza de Vaca.

Hay que dar igualdad de oportunidad a las damas en esta lista, y por eso colocamos entre los aspirantes a la también diputada Imelda Margarita Sanmiguel Sánchez. Hace mancuerna con el Moyo como presidenta de la Mesa Directiva para darle preferencia a las agendas del PAN y a iniciativas como la mencionada líneas arriba. Imelda Margarita tiene poco tiempo de destacar en el panismo tamaulipeco; prácticamente ha nacido a ello gracias a los hermanos García Cabeza de Vaca. Con esa condición, se convierte en una seria aspirante a presidir a Acción Nacional.

Sin embargo, en la era cabecista a nadie debe sorprender que se apoye a personajes desconocidos o grises en puestos de alta jerarquía. Al fin y al cabo, están ahí para calentar la silla y hacer lo que les ordena el gobernador. Por lo tanto, no descarten a Raúl Pérez Luévano, quien llegó recientemente al Congreso Local en lugar del Cachorro Cantú. Solo puestos de segundo orden, incluyendo la Tesorería del PAN, acreditan a Pérez Luévano, y el hecho de ser un funcionario dócil y maleable como la plastilina en manos del reynosense.

De última hora, circula que el gobernador de Aguascalientes, Martín Orozco, ha pedido la renuncia de Marko Cortés como líder nacional del PAN. Que lo haga por dignidad, dice Orozco, ante los malos resultados.

Será mejor que Cabeza de Vaca acelere los cambios en el Comité Directivo de Tamaulipas. No vaya a ser que caiga primero Cortés.

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