La tala clandestina florece sin control en Chiapas
Hasta 90% de la madera que se comercializa en Chiapas tendría un origen ilícito. A esto hay que sumar el poder de la banda de Los Motonetos, que protege el negocio a plena luz del día sin que las policías locales o la Guardia Nacional lo impidan.
Hasta 90% de la madera que se comercializa en Chiapas tendría un origen ilícito, denuncian empresarios y silvicultores que inútilmente han reclamado a los gobiernos federal y estatal que intervengan para frenar este flagelo. A esto hay que sumar el poder de la banda de Los Motonetos, que protege el negocio a plena luz del día sin que las policías locales o la Guardia Nacional lo impidan.
TUXTLA GUTIÉRREZ, CHIS. (Proceso).- Camiones cargados de madera en las carreteras y caminos sin filtros ni controles a plena luz del día. Aserraderos sin supervisiones estrictas que trabajan las 24 horas del día. Motosierras que retumban en las montañas. La selva chiapaneca y madererías, sin regulación legal. Éstas son escenas cotidianas en los Altos de Chiapas, donde poco a poco la capa forestal se pierde.
El Periférico Norte de San Cristóbal de Las Casas es sólo una muestra de lo que ocurre en Chiapas con respecto de la tala ilegal y clandestina. Acá, los puntos de venta de madera proliferan entre los tianguis de autos y demás comercios, donde el control lo tiene una pandilla que aterroriza a los citadinos desde hace algunos años: Los Motonetos.
Esta zona es vigilada por personas con radio en mano que, a discreción, están apostados en cada tramo. Vehículos con cristales polarizados transitan cautelosos.
Las patrullas de las policías Municipal y Estatal, de la Guardia Nacional o del Ejército pasan este libramiento sin detenerse, por lo que las colonias a lo largo del Periférico, como La Hormiga, Palestina, El Mirador, Anexo El Edén, Bosques del Pedregal o Prudencio Moscoso están a merced de Los Motonetos y otros grupos que dan protección a todos los negocios, incluyendo la compra y venta ilegal de madera.
Todos los puntos de ventas son atendidos por tsotsiles desplazados de los Altos de Chiapas, que se refugiaron en la región norte de San Cristóbal de Las Casas y que ven en este negocio la única forma de subsistir y obtener recursos para sus familias.
Ellos expenden tablas, polines, planchones y otros cortes de madera de pino y ciprés, principalmente, que dicen traer de municipios vecinos como Teopisca, Tenejapa y otros.
La madera es más barata que en los establecimientos legales, pero quienes venden no expiden facturas, sino simplemente una nota sencilla hecha a mano o “nota de remisión”.
El reportero pregunta si pueden hacer el envío a otra ciudad del estado o incluso a otra entidad, pero un expendedor refiere que no es posible que ellos saquen el producto de San Cristóbal de Las Casas, pues hacerlo implica elevar el costo, buscar una factura falsa y documentos de permiso de transporte.
La madera más fácil de traficar en carreteras es la que transportan ya procesada en muebles, como camas, sillas y mesas, cuyos puntos de venta se multiplican por las principales ciudades del estado y otras regiones del sureste del país.