Política

La Comuna

El colapso, del sistema de partidos en Tamaulipas

José Ángel Solorio Martínez

No hay que olvidarlo nunca: el pasado 5 de junio del 2022, el pueblo logró el triunfo del candidato de sus preferencias, sobre los deseos y designios de los partidos y sus postulaciones. Vivimos, aunque no lo parezca –diría el clásico–, el colapso del sistema de partidos, el fracaso de las narrativas políticas y la emergencia de la ciudadanía tamaulipeca, que ejerció con una mayoría de edad tan sorprendente como palpable.


¿Colapso del sistema de partidos?
Sí.
Así como se oye.
El crujido de toda la red partidista que prometió el oro y el moro, para ser desmentida por una realidad irrefutable construida por el voto ciudadano; y no del todo, por la incentivación de aspirantes y organizaciones políticas.
El PAN, presumía que llevaría a las urnas a más de 650 mil electores –más lo que el tricolor, tenía en sus expectativas–. Falló estrepitosamente, apenas por vocación militante, irían a votar algunos 400 mil en tanto los otros 150 mil serían convocados bajo estipendios y recompensas en especie.


La estructura panista, pese a ser soportada por la administración estatal no operó al 100 permitiendo que la ola guinda la rebasara por todo lo alto. En ese sentido, sólo el panismo tampiqueño, sacó el gato a retozar superando a MORENA-PV-PT por casi 12 mil votos.
En los restantes 30 municipios que gobierna el azul, fue un absoluto descalabro lo que se pensó sería una red de promoción y movilización popular en apoyo al candidato del PAN-PRI-PRD.
El PRI, exhibió, con mayor claridad aquel derrumbe. Prometió a la coalición encabezada por el PAN y a su aspirante, al menos 130 mil votos.


Apenas, logró sumar 62 mil sufragios.
El PRD, pensó agregaría algunos 40 o 50 mil; tragedia: obtuvo 20 mil.


El Movimiento Ciudadano (MC) y Arturo Diez, son la viva imagen de la crisis del binomio candidato-partido. Ni uno ni otro, obtuvo simpatías relevantes en la entidad. No alcanzó ni a cubrir el 10 por ciento de las casillas del estado; con todo y que se autonombró, candidato de diez.


MORENA, no se vio como estructura militante. La muestra de la recuperación de más de 20 mil votos en el recuento final, sólo reflejó que el tejido para la defensa del voto, tronó antes de ser puesta a prueba. Esa peculiaridad, se percibió con mayor claridad en el sur donde se cubriría el 100 por ciento de mesas receptoras de votos. De igual forma: los representantes en los Comités Distritales Electorales (CDE), brillaron por su incapacidad e inoperatividad. (De haber funcionado, el recuento final no habría cambiado con tanta cantidad de votos: casi, dos puntos porcentuales del total de los votantes).
Lo más penoso, fue la postura del dirigente estatal morenista Enrique Torres: despotricó y deseó que su candidato a la gubernatura mordiera el polvo. ¿Más evidencia de lo enfermo y decadente de MORENA Tamaulipas?
El Verde, con una petulancia casi enfermiza, había asegurado que cubriría el 100 por ciento de casillas. No puso a trabajar, ni a un 15 por ciento de casilleros. Y los que registró, fueron ciudadanos tomados al azar de la lista de electores.


El PT, fue más discreto: no hizo promesas. De igual forma, su entramado militante fue inexistente en la campaña.


Apremia, por la salud de la cosa pública, una severa y seria autocrítica de las burocracias, para superar esa evidente descomposición partidista que amaga con pervertir el sistema político de Tamaulipas.


Ya fue suficiente, con lo que la ciudadanía ha visto en los últimos 70 años de partidocracia y sus gobiernos.


El PRI, está pagando todos sus errores y pecados.
MORENA y el PAN, tienen el reto de elevar la mira en sus próximas refriegas.
De lo contrario, no superarán el fenómeno que acabamos de presenciar los tamaulipecos: mucha ciudadanía, para muy pocos -y muy pútridos- partidos.

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