La Comuna
PRI: ya es morralla en Tamaulipas
José Ángel Solorio Martínez
El gran perdedor del 5 de junio tamaulipeco, fue el PRI. El otrora invencible, hegemónico, dominantemente partido único, se fue casi hasta el sótano: obtuvo 64 mil 462 votos, que representó un 4.53 de la votación total.
Apenas derrotó a otras siglas de la chiquillada: el MC que cosechó 44, 895 sufragios que hicieron un magro 3.1 por ciento de la cifra global de participación ciudadana.
¿Qué futuro le depara al tricolor?
Lo que se ve: un porvenir, triste y oscuro.
Sin coaligarse el 2024, la elección que viene, obtendría con aquellas cifras puros ceros en los planos del Congreso y de los Ayuntamientos; y no se diga, de las diputaciones federales y las senadurías.
Como se visualiza, los naranjas tienen mas expectativas con todo y lo patéticas de sus estrategias para posicionarse en el gusto electoral de los tamaulipecos.
¿Qué falló en el PRI?
Indudablemente: su política de alianzas, y su identificación cada vez más íntima con la derecha mexicana.
La oposición de la derecha moralmente derrotada ante la nacionalización del litio y ante la reforma eléctrica, se llevó entre las patas a un PRI que le siguió la corriente al neoliberalismo. La mangana de AMLO a los opositores a la reforma eléctrica y a la puesta de ese mineral en manos de la nación, arrinconaron a un PAN y a un PRI, en la sala de las inmundicias de los traidores a la patria.
Como ahora se ve: triste la calavera del institucional, que pactó con quienes en muchas regiones lo marginaron y lo humillaron. Y lo peor: llevaron a chirona a más de un militante relevante tricolor.
En Tamaulipas, el partido de la banderita, se partió en tres pedazos: los que se quedaron en el PAN para intentar ganar la gubernatura, los que optaron por irse al MC con el ex priista Arturo Diez Gutiérrez y quienes decidieron jugársela con el candidato que mayormente los representaba: Américo Villarreal Anaya de MORENA.
Como lo dicen las cifras, en los comicios antepasados cosechó más de 120 mil votos, hoy esforzadamente, se llevó a sus alforjas un poquito más de la mitad de esa nada despreciable pila de papeletas a favor.
Si pensamos mecánicamente –aunque pueda no ser muy precisa la inferencia matemática– estamos ante la posible explicación numérica de que sólo la mitad de la militancia acompañó a su líder Edgar Melhem Salinas en su aventura aliancista en Tamaulipas.
Por los votos sumados por Américo, se puede colegir que MORENA se llevó la mayor parte de los escurrimientos priistas. Es decir: el gran beneficiario de la candidatura común generada por el PAN-PRI-PRD, fue el cardiólogo; aunque parece ser, que a Diez Gutiérrez no le fue tan mal ante esa conducta de rechazo al bloque político encabezado por el PAN.
¿Tiene futuro amigable el PRI en la región?
No se aparece en ningún escenario.
Requiere replantear sus estrategias; le urge, reconfigurar su marco ideológico; le apremia, generar liderazgos con talento e inteligencia para sus tareas futuras y sobre todo: retirarse de las malas compañías.