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Gobernar no es para «finitos»

Por: Mauricio Fernández Díaz

Gobernar es un trabajo lleno de preocupaciones y desvelos

Ciudad Victoria.- Las campañas políticas dejan una resaca a los ganadores y a veces se olvida lo que viene después: trabajar 24 horas diarias en resolver los problemas de la comunidad, los conflictos causados por la falta de servicios y las crisis de todo tipo. Se pasa, literalmente, del placer al dolor, de la felicidad a la pesadilla.

Para manejar prudentemente las tensiones de esta responsabilidad solo se puede confiar en la madurez del gobernante. Los conocimientos técnicos son fundamentales para la toma de decisiones, pero el carácter saca a flote a una administración de los peores conflictos. Con Américo Villarreal, según algunos testimonios, se puede esperar la mayor sensatez. Ya quisieran, sin embargo, un poco de eso en Nuevo León.

A Samuel García, un influencer millenial metido en la política, las presiones de gobernar ya comienzan a sofocarlo. Alza en homicidios, violencia contra las mujeres, sequía, contaminación, jamás pensó que Nuevo León pudiera parecerse a un país tercermundista, aunque México claramente lo es. La “estrella” de Movimiento Ciudadano recientemente estalló porque las personas le reclaman todo y se meten con él y su familia por la falta de resultados.

«El Gobierno es un monstruo que permanentemente te desvela y te hunde en un problema tras otro», se quejó en público hace unos días. ¿Quién le dijo que era una fiesta o un live en Facebook para divertir a sus fans? Cuesta creer que un doctor en Derecho se queje de que los ciudadanos ejerzan las garantías más básicas, como el de expresión, cuando un asunto los inquieta. Y vaya asunto. Samuel les ha impuesto cortes de agua y cambios en el calendario escolar para controlar la escasez del elemento vital. Y, como era de esperarse, los padres de familia han protestado ácidamente contra el novel gobernador.

Una de las primeras pruebas de un estadista, la ira del pueblo, descompuso al pobrecillo Samuel. “Ahora resulta que la mentada de madres es porque no hay agua, como si a mí me tocara el abasto de agua”, se lamentó. Sí, chico, te toca, pues de los impuestos que cobras y del sueldo que devengas debes asegurar los servicios públicos. Tú no puedes hacer llover, pero has de gestionar y ejecutar las obras para resolver el desabasto. Incluso tienes la obligación de escuchar a los gobernados por sentido comunitario, por obligación social y moral. Hasta mentadas de madre. ¿O no quieres esa obligación? Tendrías que ser rey en España o Inglaterra para no oír insultos. Allá, insultar al monarca es un delito.

Nadie puede predecir el escenario que le espera a Américo Villarreal, ganador de la elección estatal de acuerdo con el PREP, pero seguramente no será un lecho de rosas. En el norte del país los problemas son muy parecidos y los vistos en Nuevo León pueden replicarse en Tamaulipas. De hecho, ciudadanos de varios municipios ya comienzan a sufrir por la falta de agua y por la sequía que azota a varias regiones del estado.

Una ventaja debe representar la madurez de Américo Villarreal para el manejo de estos temas, ya que Samuel García ha caído en la victimización y el ridículo, propios de un chamaco. Debe partir de un diagnóstico realista para actuar en consecuencia ya que las cosas, viéndolas aún con optimismo, andan mal. Hasta la vida se ha encarecido, y las familias pasan apuros para cubrir sus necesidades.

En Tamaulipas hay problemas de baches, escuelas con desperfectos, infecciones por Covid, desabasto de agua, falta de limpieza y recolección de basura, escasez de medicinas, robo a casa habitación y a negocios, carestía en productos de consumo básico, violencia intrafamiliar y crisis económica. En este ambiente se celebraron las elecciones del pasado 5 de junio, y si no se revelaron fue por la natural capacidad de resistencia del ser humano, que alternativamente se queja o calla mientras sufre.

El doctor Villarreal deberá tomar el toro por los cuernos desde el primer día y comenzar la dura tarea de resolver o dar alivio a estos conflictos. Quizás el del agua y los servicios de salud sean los de mayor urgencia, pero todos serán motivo de presión ciudadana. Y no es que los opositores vayan a hacerle grilla al gobierno morenista desde temprano o se trate de gente ociosa o haters en redes sociales. No. Es la crisis inédita que ha causado la pandemia y que ha derivado en crisis económica en México y el mundo.

Sin excepción, los gobiernos venidos de la alternancia infunden cierto optimismo en la sociedad. Las personas sienten haber roto simbólicamente con el pasado y comenzar una nueva etapa. Podrán sufrir desempleo y carencias, pero cambiar de partido los hace creer que tienen el poder. Sin embargo, ese entusiasmo dura poco, y si el gobernante se distrae o retarda la solución de las necesidades, el apoyo se convierte inmediatamente en repudio.

Y no hablamos a la ligera. Ahí está el caso de Jaime Rodríguez, “El Bronco”, el histórico candidato sin partido que ganó por primera vez la gubernatura de Nuevo León; hubo un festejo tumultuoso en la Macroplaza la noche de su triunfo, como si Tigres hubiera ganado el campeonato de futbol. De ese romance con las multitudes no quedan ni cenizas, y el Bronco lucha por su vida en un hospital, custodiado por policías que lo llevarán a prisión acusado de peculado.

El otro que pasó de la gloria al infierno es el propio Francisco García Cabeza de Vaca, el mejor candidato para derrotar al PRI después de 80 años, pero el peor gobernador para una crisis sanitaria y para convivir con un Presidente morenista. Francisco fue ovacionado por los tamaulipecos hace seis años debido a su “histórico” triunfo. Hoy lo sacan del poder junto con su partido, y tiene un pie en prisión por un proceso judicial pendiente por delitos financieros.

Así cambia repentinamente el apoyo de la gente y la suerte de los gobernantes. Que el siguiente gobernador de Tamaulipas se mire en esos espejos.

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