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El 64% de trabajadoras sexuales sufren violencia y discriminación; policías los que más agreden

De acuerdo con la Segunda Encuesta sobre Trabajo Sexual, Derechos Humanos y No Discriminación del total de víctimas, 78.7% señaló a la policía como el principal perpetrador de agresiones contra mujeres cisgénero y transgénero que ejercen el trabajo sexual.

Por Sara Pantoja

jueves, 2 de junio de 2022

CIUDAD DE MÉXICO (apro).- Ejercer el trabajo sexual en la Ciudad de México sigue representando un riesgo de sufrir violencia y discriminación: 64% de mujeres cisgénero y transgénero que lo ejercen han sido víctimas de estos delitos, de acuerdo con la Segunda Encuesta sobre Trabajo Sexual, Derechos Humanos y No Discriminación.

Del total de víctimas, 78.7% señaló a la policía como el principal perpetrador, 30.7% al Juez Cívico, 28.3% a los Hospitales, 24.4% a los Ministerios Públicos, 10.2% a las Ambulancias (sus tripulantes) y 20.5% mencionó otros.

En el caso de agresores particulares, 69.2% señaló al Transeúnte, 51.9% a Compañeras de trabajo, 45.5% a Vecinos, 33.3% a Taxistas, 29.5% a Personal de Hoteles,19.2% a personal de Hoteles y 16.7% a Otros.

Además, 84.8% no lo denunciaron por “falta de tiempo”, “no hacen nada”, “por temor”, “por sentirse discriminadas”; además del miedo a ser agredida de nuevo o, incluso, asesinadas.

“Las compañeras lograron reconocer a los cuerpos policiacos, a la policía, como uno de los principales agentes de agresión y de violencia a sus derechos humanos y a su trabajo”, dijo Natalia Lane, integrante de la Asamblea consultiva del Copred, durante la presentación de la Encuesta.

Para este ejercicio fueron encuestadas 217 personas que ejercen el trabajo sexual, de las cuales, 54% son mujeres trans, 40% mujeres cis, 5% hombres trans y 1% hombres cis. La aplicación se hizo del 26 de noviembre al 21 de diciembre del 2021.

Las razones y las peticiones 

La Encuesta revela que 9 de cada 10 trabajadoras sexuales ejercen esta actividad por motivos económicos, mientras que 5 de cada 10 lo hacen por falta de oportunidades laborales. 

Además, 9 de cada 10 dice que es necesario que el trabajo sexual sea reconocido legalmente pues con ello, se les reconocerían derechos ciudadanos y laborales; de lo contrario, si se le considera un delito, podría haber pérdida de empleo, incremento de violencia y extorsión, así como negación de servicios públicos y privados.

De las personas encuestadas, casi 80% dijo que mantiene a la familia. 

La encuesta identificó que el ejercicio del trabajo sexual existe en 12 de las 16 alcaldías de la Ciudad de México, solo en Álvaro Obregón, Cuajimalpa, Milpa Alta y Magdalena Contreras, no se localizaron zonas de trabajo sexual.

Así, más del 50% del total se identificó en dos alcaldías: Cuauhtémoc con 37.3%, e Iztapalapa, con 29.5%. Le siguen Benito Juárez con 9.7%, Miguel Hidalgo con 7.4%, Azcapotzalco con 6.9%, Tláhuac con 6.9%, Tlalpan con 5.5%, Gustavo A. Madero con 4.1%, Xochimilco con 3.2%, Venustiano Carranza con 1.8%, Iztacalco con 0.9% y Coyoacán con 0.5%.

El nivel de escolaridad de las encuestadas se encuentra entre los grados básicos -primaria y secundaria- con 55.7%, bachillerato con 32.7%, mientras que licenciatura tienen 6% y con un oficio o carrera técnica tienen 1.9%.

Sobre la edad de las trabajadoras, del total, 2.8% son personas adultas de 60 años y más, 64.9% son personas adultas de entre 30 años a 59 años, y 32.3% son jóvenes de 18 a 29 años.

Además, tres cuartas partes viven en la CDMX y el resto en el Estado de México; éstas últimas se trasladan a la capital debido al estigma, para para no ser reconocidas o para huir de la violencia en territorio mexiquense. 

El efecto pandemia

Los resultados de la Encuesta arrojaron que 93.1% de las trabajadoras sexuales vieron disminuidos sus ingresos debido a la pandemia por Covid-19; mientras que 70% redujo sus días y 68.7% disminuyó sus horas de trabajo.

Como alternativa ante el distanciamiento social y la disminución de la gente en la calle, ofrecieron el servicio en redes sociales y otro tipo de anuncios. Otras dijeron que se dedicaron al comercio, la venta por catálogo y el autoempleo, por ejemplo, como estilistas.

En ese tiempo, 6 de cada 10 recibieron insumos -condones, lubricantes, mascarillas o cubrebocas- de forma gratuita por organizaciones y colectivas, Clínica Condesa y centros de salud.

De acuerdo con la encuesta, 56.7% de las personas percibieron que aumentó el número de trabajadoras sexuales durante la pandemia. Además, 52.5% dijo que no recibió ningún tipo de apoyo; mientras que 41.5% recibió un apoyo emergente –la tarjeta verde- de parte de la Secretaría de Gobierno.

También, 62.2% dijo que recibió apoyo de organizaciones de la sociedad civil, de las cuales 46.5% recibió despensa, 22.6% apoyo económico, 15.2% productos de higiene personal, 52.1% insumos de prevención, 46.1% recibió kits para prevenir el Covid-19

Del total, más del 50% acudieron a consulta privada por falta de seguridad social y 20% se automedica. 

Las sugerencias

Geraldine González de la Vega, presidenta del Copred, llamó a las instituciones y a la sociedad en general cumplir con los siguientes puntos:

• Reconocer legalmente el trabajo sexual como un trabajo y lograr su regulación con vistas a proteger a las Personas Trabajadoras Sexuales (PERTS) y garantizar sus derechos asociados al trabajo.

• Promover la plena protección de los derechos humanos de las personas que ejercen el trabajo sexual a través de legislación y políticas públicas.

• Distinguir claramente entre el trabajo sexual y la trata de personas con fines de prostitución.

• Rechazar las intervenciones fundadas en los conceptos de abolición, «rescate» y rehabilitación. Tales allanamientos privan a las personas de su agencia (la elección, el control y el poder de actuar por sí mismas) y aumentan la probabilidad de sufrir actos violentos.

• Promover la perspectiva de género en las estrategias.

• Utilizar los métodos participativos. Las personas trabajadoras sexuales deberían ocupar espacios de participación que les permitan identificar sus problemas y prioridades, analizar las causas y elaborar soluciones.

• Adoptar un enfoque integral que incluya servicios de salud, oportunidades educativas y laborales, acceso a la seguridad ciudadana y a la justicia, entre otras.

• Responder con sensibilidad, sin estigmatizar y revictimizar a las personas trabajadoras sexuales que han sido objeto de cualquier tipo de violencia.

• Evaluar los programas para identificar estrategias que reduzcan los factores de riesgo y los niveles de violencia que enfrentan las personas trabajadoras sexuales.

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