Por: Mauricio Fernández Díaz
Ciudad Victoria.- No bien advertíamos hace 24 horas que la caballada del PAN era demasiado flaca para hacerle oposición al gobernador electo Américo Villarreal cuando esa bancada demostró el lunes para quién trabaja.
Que se olviden de ellos los habitantes de los distritos 02 y 03 de Nuevo Laredo; del 13 de San Fernando; del 16 de Xicoténcatl, y de los distritos 21 y 22 de Tampico, por citar a los electos por el principio de mayoría. Esos diputados, de facto, ya no representan a su gente. Trabajan solo para Francisco García Cabeza de Vaca.
Los panistas de la 65 Legislatura, misma que tendrá un nuevo gobernador el 1 de octubre, pero de Morena, intentaron el lunes reformar el ordenamiento interno del Congreso Local para mantenerse por tiempo indefinido en la presidencia de la Junta de Coordinación Política o evitar que Cuarta Transformación la asuma.
Como si se tratara de ayudar a familias de desaparecidos, a las zonas afectadas por la sequía o a los hospitales sin medicamentos ni material, la iniciativa fue aprobada por ‘fast track’ o vía rápida en la Comisión de Estudios Legislativos. Pero nos hemos confundido: los panistas nunca han aprobado velozmente proyectos que resuelvan necesidades urgentes a las personas. Lo hacen, como en este caso, por interés partidista.
Su lucha contra el destino sería lamentable si no fuera patética. Ha perdido la gubernatura el 5 de junio y la mayoría del Congreso Local en 2021, aunque se las arregló para recuperar artificialmente la primera mayoría con la incorporación de diputados morenistas, que se les unieron. Con ese liderazgo postizo que consiguió, pretende acomodar las leyes y las disposiciones de la 65 Legislatura a conveniencia del PAN, pero eso no puede ser. Sigue con los ojos cerrados a la verdad: ya no tiene el poder, o ya no lo tendrá.
El esperpento que busca imponer contra la votación auténtica de los ciudadanos consiste en cambiar la el artículo 29 de la Ley Interna del Congreso de Tamaulipas para que el presidente de la Junta de Coordinación Política sea elegido no por mayoría simple, como sucede hoy, sino por las dos terceras partes de la legislatura, como si fuera una reforma constitucional. Esto haría imposible que Morena la ocupase, ya que el PAN, junto con el PRI, se opondrían a ceder la cantidad necesaria de votos para ello.
Pero la manzana trae gusano escondido: establece que el presidente de la Jucopo (Héctor el“Moyo” García, del PAN) permanezca en el cargo hasta que se elija al nuevo líder en los términos expresos de la ley reformada. Dicho en recto castellano, que el Moyo se quede indefinidamente como presidente del Congreso, algo casi dictatorial. Esta ocurrencia fue una petición de la diputada panista Danya Aguilar que se votará la próxima sesión.
Si este no es el tema más importante, en este momento, para los ciudadanos de Nuevo Laredo, San Fernando, Xicoténcatl y Tampico, por favor, dirijan sus quejas a Imelda Margarita Sanmiguel Sánchez, Félix Fernando García Aguiar, el “Moyo”, Marina Edith Ramírez Andrade, Liliana Álvarez Lara, Edmundo José Marón Manzur y Nora Gómez González, sus diputados de mayoría.
Si dijimos que de esa cuerda no se hacía uno fue precisamente por acciones como esta. ¿Imelda conducirá a la oposición política en el gobierno del doctor Villarreal? ¿Mon Marón? ¿Liliana, María Esther? Este león no tiene dientes. De hecho, al alterar groseramente la Ley Interna del Congreso Local manifiestan todo su miedo, inseguridad y respeto a Morena; desconfían hasta de ellos mismos, y la única manera de tener controlada a la 4T es inventando un candado para que nunca ocupe la presidencia de la 65 Legislatura.
Los últimos días del cabecismo nos recuerdan esa película alemana de gran significado, La Caída, que muestra el final del poder nazi. Un enajenado Adolfo Hitler cree que aún puede ganar la guerra (ya entraron a Berlín los rusos, por el este, y los estadounidenses, por el oeste). Reunido con sus oficiales, el Fürher pide mover a este o a aquel general, a este o a aquel batallón. Pero todos se miran, sorprendidos, porque les pide algo que ya le informaron: o están muertos o capturados por el enemigo. Hitler no quiere oír ni acepta la verdad.
Estas reformas rocambolescas para tratar de evitar lo inevitable son igual de infructuosas. No es Américo Villarreal, Andrés Manuel López Obrador o Morena el que quiere sin poder al PAN. Es la sociedad tamaulipeca, que lo expresó con claridad en la elección del 5 de junio.
Y a propósito de desobedecer la voluntad popular, que se ande con cuidado la diputada Leticia Vargas, quien renunció a la grupo morenista para pasarse al panista. Mientras se mantenga dentro del círculo panista, todo estará bien. Pero que lo piense dos veces si se arrepiente o quiere volver a Morena.
Los que llegan al grupo de García Cabeza de Vaca lo hacen para siempre. Ahí no aceptan deserciones; una maldición parece caer en la vida de quienes deciden abandonarlo, una maldición fatal. Uno de ellos fue Luis Fuentes, ex tesorero del municipio de Matamoros; el otro, Sergio Carmona.
A Fuentes lo hallaron muerto en su camionera, en septiembre de 2020. A Carmona le dispararon en noviembre de 2021, durante una visita a la barbería, en San Pedro, Nuevo León.