Por: Mauricio Fernández Díaz
Le espera inicio complicado al nuevo gobernador de Tamaulipas
Ciudad Victoria.- Pasada la resaca por la victoria electoral, terminadas las fiestas, los abrazos y las felicitaciones, concluido también el reparto de puestos, viene el despertar difícil para el nuevo gobernador: sacar al estado del estancamiento económico en que lo deja Francisco García Cabeza de Vaca.
Más aún: también deberá pagar los préstamos solicitados por el reynosense, de los que informó poco o nada en qué los utilizó, así como la deuda a los proveedores y hasta las demandas laborales que perdió y no ha saldado.
La otra plaga bíblica que se recrea sobre los ciudadanos es una mezcla mortal de precariedad laboral e inflación, que tendrá impacto directo en la estabilidad de las familias. Más adelante presentaremos los datos.
La fortaleza con la que nacen los seres humanos es la principal defensa contra todos los rigores de la vida, como la enfermedad y la pobreza, pero en el mundo moderno hay una división clara de responsabilidades para que estas crisis se atiendan sin pretextos ni retrasos, y esos responsables son los gobiernos y las instituciones públicas que protegen a esa misma población.
El ganador de la elección del 5 de junio, el nuevo gobernador, deberá responder a estos reclamos populares y cumplir con las obligaciones que el cargo le impone. ¿O no fue él quien dijo en campaña que sabía cómo mejorar la vida de los ciudadanos?
Muy agradables al oído suenan las promesas de miles de empleos, dinero para mujeres, escuelas modernas para estudiantes, seguridad para las familias. Todo lo que falta y no funciona se vuelve pleno y útil. Pero ocurre solamente en las palabras. Lo que ven los ojos es muy diferente.
De acuerdo con el Indicador Trimestral de la Actividad Económica Estatal (ITADES) del INEGI, correspondiente al cuarto trimestre de 2021, Tamaulipas tuvo el segundo peor desempeño de los 32 estados del país, con un resultado de -1.6 por ciento. En el mismo periodo de 2020, tuvo un crecimiento débil de 1 por ciento.
Las entidades con mejores crecimientos fueron en el cuarto trimestre de 2021 fueron Quintana Roo, Baja California sur y Quintana Roo.
Estos datos resultan contrastantes, como el agua y el aceite, cuando se equiparan con otras cifras publicadas por el gobierno de García Cabeza de Vaca y los amplios beneficios que asegura haber entregado a los tamaulipecos y sus familias.
Tramposamente, se puede elegir aquí y allá alguna suma que signifique abundancia (como la bolsa de proyectos de inversión en proceso o el valor de las inversiones en energías limpias, como parques eólicos), pero eso no hace la diferencia a la hora de medir el crecimiento económico general y sus beneficios.
Lo que marca la diferencia es toda la actividad económica, industrial, comercial, primaria y de servicios, y uno de sus efectos fundamentales para la existencia moderna: el empleo. Y los datos recientes le la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del INEGI, correspondiente a marzo de este año, le borran la sonrisa a cualquier candidato fanfarrón.
De acuerdo con el instituto, en abril se crearon 5,490 puestos, según informes del IMSS, la segunda cifra más baja para meses con creación positiva de empleo.
Pero el boletín del INEGI, tomando muestras del ENOE, hace un reparo de las señales que indican un deterioro de las condiciones laborales del país en general, que incluyen a Tamaulipas. Por su interés los vamos a presentar tal y como aparecen en el documento.
-La tasa laboral sigue en niveles similares previos a la pandemia. El mercado laboral no ha logrado crecer en dos años.
-8 de cada 10 trabajadores que perdieron su trabajo al inicio de la pandemia eran informales.
-La tasa de desempleo por primera vez se ubica en niveles inferiores a los que prevalecían antes de la pandemia. El regreso eventual al mercado laboral de la Población no Económicamente Activa puede presionar al alza la tasa de desempleo.
-La precariedad laboral se dispara. La Tasa de Condiciones Críticas de Ocupación (TCCO) alcanza nivel récord y llega a 33.2 por ciento, 2.5 veces más respecto al promedio histórico. A nivel urbano llega al 28 por ciento del total de los trabajadores.
Este es el panorama laboral de México, el de todos, para el mediano plazo. Ni el dinamismo de estados fuertes como Nuevo León, Estado de México o Querétaro, logran aportar crecimiento al empleo; menos aún, los demás.
A la elección le suelen llamar “fiesta cívica”, “poder del Pueblo”, o que “da prestigio a las democracias representativas”, pero en las condiciones actuales, la de Tamaulipas y de los otros cinco estados de la república debería llamarse “la hora de la verdad”. No hay tiempo que perder para la gente que espera mejoras con el cambio de gobierno.
De ganar, César Verástegui tendrá 55 años de edad. Américo Villarreal, en su caso, tendría 63 años. Con esa madurez ya deberían preparar su jubilación o estar disfrutando de una. Pero gobernar y descansar son términos contrarios, más en la situación presente, aunque ambos merecieran un dulce retiro.
Al revés: uno u otro deberán trabajar más tiempo, como nunca en su vida, cuando se encarguen del gobierno estatal.