«¡Déjenme!» y «¡auxilio!», fueron los últimos gritos de Iván Francisco, de cuatro años, antes de ser asesinado a golpes por su madre y su padrastro, la madrugada del 10 de mayo, en Mexicali, BC.
En el Fraccionamiento Lagos del Sol, autoridades lo encontraron muerto en la sala de su casa con cadenas en los pies.
La autopsia del Servicio Médico Forense (Semefo) reveló que Iván presentó 33 lesiones entre ellas un edema cerebral con hemorragia, un hematoma en el prepucio, una luxación de cadera, equimosis o moretones; algunas recientes, otras antiguas. Los exámenes también arrojaron que había sufrido abuso sexual de forma reciente.
«Una vez que tuvimos el cuerpo a la vista, al habitus externo, era evidente una desnutrición severa. Tuvo un peso de 12 kilogramos, esto cobra trascendencia porque tiene seis kilos por debajo del peso ideal y para su estatura», comunicó César Raúl González Vaca, director estatal del Semefo.
«Se obtiene como causa determinante del fallecimiento un traumatismo craneal, torácico y abdominal (.) y sí, en este caso se pudo encuadrar como un síndrome de niño maltratado», agregó.
Por estos hechos, su madre Nancy Leonor «N» y su padrastro Adolfo Omar «N» fueron detenidos y vinculados a proceso. Ella, por homicidio agravado por parentesco; él, por homicidio calificado con ventaja.
En total, siete niños estaban al cuidado de la pareja y, según lo testificado por la niñera, los actos violentos eran principalmente en contra de Iván y Megan, de 5 años, ambos hijos del anterior marido de Nancy, quienes solían recibir choques eléctricos.
