Alfredo Treto – Periodistas CONAPE – (Grupo Oficial)
LA PLUMA ENVENENADA.
Periodismo ciudadano libre.
Es acaso un delito videograbar o fotografiar circunstancias repentinas como un abuso policiaco. Que quede más que claro, la respuesta es ¡no!
Nuestra Constitución política mexicana en el artículo 7 – nos muestra lo siguiente, respecto a la libertad de fotografiar y/o filmar cualquier acontecimiento:
“Es inviolable la libertad de difundir opiniones, información e ideas, a través de cualquier medio. No se puede restringir este derecho por vías o medios indirectos, tales como el abuso de controles oficiales o particulares, de papel para periódicos, de frecuencias radioeléctricas o de enseres y aparatos usados en la difusión de información o por cualesquiera otros medios y tecnologías de la información y comunicación encaminados a impedir la transmisión y circulación de ideas y opiniones. “
(Reformado mediante Decreto Publicado en el Diario Oficial de la Federación el 11 de junio de 2013)
“Ninguna ley ni autoridad puede establecer la previa censura, ni coartar la libertad de difusión, que no tiene más límites que los previstos en el primer párrafo del artículo 6o. de esta Constitución. En ningún caso podrán secuestrarse los bienes utilizados para la difusión de información, opiniones e ideas, como instrumento del delito.”
(Reformado mediante Decreto Publicado en el Diario Oficial de la Federación el 11 de junio de 2013)
Evidenciar, por tanto, en un momento repentino, cualquier abuso de poder -por ejemplo, policiaco- es un derecho que tenemos como sociedad civil, y no puede ningún sujeto amedrentarnos utilizando cualquier tipo de manipulación o el justificante falso del delito por grabar o registrar cualquier abuso.
En una sociedad que dice inscribirse dentro del terreno moderno de la democracia, el ejercicio de difundir cualquier extralimitación del poder por parte de los funcionarios públicos es vital para su supervivencia. No podemos como ciudadanos permitir que las prerrogativas de los funcionarios del Estado se desborden en el cinismo del exceso.
Dado que somos los ciudadanos, en un Estado democrático, los que delegan las facultades de poder a los funcionarios públicos, un ejercicio razonable y coherente de nuestra condición democrática sería delegar los mismos límites de su poder. ¿Y cómo? denunciando cualquier abuso de autoridad: un caso muy simple, dándole un uso político a los instrumentos tecnológicos que tenemos a la mano.
Pero sabiendo lo que dicta la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos apostemos por una democracia activa dónde la denuncia del abuso se torne una práctica común, sin titubeos ni temores. Un periodismo ciudadano libre ya es posible con los medios tecnológicos que por lo general portamos.
¡Detectemos, y difundamos cualquier síntoma del poder desbordado, lo podemos hacer: somos agentes democráticos, ¡es un deber!