WOLA lanza plataforma que documenta 10 años de abusos perpetrados por agentes fronterizos
Una nueva plataforma de la Oficina en Washington para América Latina (WOLA) enumera una inmensa lista de «eventos preocupantes» registrados en la frontera entre Estados Unidos y México, como producto de una década de documentar abusos perpetrados por agentes fronterizos estadunidenses en los tres mil kilómetros de frontera con México, en línea con las políticas antimigrantes dictadas desde Washington.
La plataforma Bordersight –que podría traducirse en castellano como «observatorio de la frontera«– recopila información y datos relacionados con la frontera Sur de Estados Unidos, una región donde 23 mil agentes fronterizos armados capturan en promedio 7 mil 800 migrantes cada día –cinco veces más que entre 2014 y 2019–, la enorme mayoría de quienes es deportada casi de inmediato a México bajo el Título 42.
Al navegar en los 300 reportes de «incidentes» incluidos en la base de datos –que remontan a 2020–, se observa, por ejemplo: mujeres y niños expulsados del otro lado de la frontera en Nogales, Sonora, en la madrugada; un migrante mexicano asesinado por un agente fronterizo estadunidense, o el encubrimiento de miles de agresiones sexuales de agentes estadunidenses de migración por parte de la institución encargada de vigilar las acciones de las autoridades.
Uno de los «eventos críticos» documentados por WOLA ocurrió apenas el pasado 19 de febrero, cuando un grupo de migrantes fue sorprendido mientras caminaba en un desierto a 50 kilómetros de Douglas, en Arizona. Uno de los migrantes, Carmelo Cruz-Marcos, un hombre de 32 años originario de Puebla, trató de escapar, pero un agente le disparó varias veces hasta dejarlo muerto.
WOLA explicó que lanzó la iniciativa tras una década pasada en «escuchar sobre agentes y oficiales haciendo mal uso de la fuerza letal, llevando a cabo persecuciones vehiculares peligrosas, infligiendo sufrimiento a migrantes en detención, separando familias, exponiendo a personas vulnerables al peligro, confiscando dinero, credenciales y otras pertenencias, perpetrando ataques raciales, usando lenguaje abusivo, y mucho más».
La organización denunció el maltrato en los centros de detención migratoria –donde se les niega comida, agua o atención médica, las prácticas de deportaciones «inapropiadas» y violatorias del derecho al asilo, pero también la instalación de una unidad especial antiterrorista en el Departamento de Seguridad Nacional (DHS), que ha investigado a periodistas y defensores de derechos humanos.
Lo más grave, según WOLA, es que los agentes fronterizos que cometen delitos casi nunca responden por sus actos, debido al «muro de silencio» que los protege en la Patrulla Fronteriza (CBP) –la mayor corporación policiaca de Estados Unidos, que tiene 60 mil uniformados–, como suele ocurrir en las agencias de seguridad en el mundo.
La organización sostuvo: «Mucho de lo que sabemos nos recuerda comportamientos y padrones que hemos observado en nuestro trabajo en América Latina, característicos de las poderosas fuerzas armadas y policiales de la región, que han cometido abusos de derechos humanos con impunidad».