PolíticaPrincipal

Sequía y falta de agua, principales retos a vencer

Por Mauricio Fernández Díaz

Dominarán la agenda pública en Tamaulipas

Ciudad Victoria.- Por lo menos desde hace 40 años el tema principal de los mexicanos es la economía y su referente inmediato, el empleo. A tal extremo han vulnerado la vida de las familias las crisis de cuatro décadas. Se puede exigir también educación, salud y seguridad de primera clase; es más, se debe. Pero cuando hay desocupación y falta de ingresos, todas las necesidades se resumen en una: trabajar.

Aquella carencia que amenaza la vida -y la pobreza una de las principales- mueve al individuo y a la sociedad. Por eso la economía es el tema principal del debate político.

Sin embargo, una nueva amenaza acecha la existencia de todos, particularmente en Nuevo León y Tamaulipas, y tenderá a agravarse en los próximos meses si no cambia la situación actual. Aunque ya es parte del discurso político, todavía no se le toma con la seriedad que exige, y esto puede empeorar la crisis.

Se trata del agua; casi se nos acaba, y somos millones los que la consumimos a diario. Y encima de todo, no llueve.

Las autoridades han estimado que el 50 por ciento de los habitantes de Tamaulipas no tiene agua en sus casas. Por una parte, la falta de lluvias ha afectado el suministro del líquido en ciudades y poblados; por el otro, la escasez de infraestructura hidráulica compromete también el abasto.

Actualmente, la presa Vicente Guerrero está al 28 por ciento de su capacidad; cuenta con 1,115 millones de metros cúbicos de almacenamiento, pero para mayo descenderá a 24 por ciento debido al trasvase de agua para el distrito de riego 086.

Por su inmenso almacenamiento actual, puede abastecer del líquido a Ciudad Victoria y la zona centro por el resto del año. Sin embargo, la capital presenta otras carencias hidráulicas.

Las que han sonado la alarma son las presas República Española, de Aldama, con un almacenamiento de apenas 15.5 millones de metros cúbicos (una cubeta de agua comparada con los 1,115 millones de la Vicente Guerrero), y Las Blancas, ubicada en Mier, con 16 millones de metros cúbicos.

En mejor situación se encuentran las presas Emilio Portes Gil, de Xicoténcatl, con 42 por ciento de su capacidad, y la Ramiro Caballero, de Mante, con 69.7 por ciento.

Y a pesar de la buena reserva en la presa Vicente Guerrero, se estima que 120 mil habitantes de Ciudad Victoria no tienen servicio de agua.

El panorama de nuestro estado vecino, Nuevo León, casi es de fin del mundo. La presa Cerro Prieto está al 8 por ciento de su nivel, con 25 millones de metros cúbicos de agua, mientras La Boca casi ha desaparecido, con un almacenamiento de 7 por ciento y apenas 7 millones de metros cúbicos, según datos presentados en marzo. La que baña de vida a los regiomontanos es la presa El Cuchillo, con un almacenamiento de 593 millones de metros cúbicos, suficientes para el resto del año, sin contar los escurrimientos que deje la temporada de lluvias de 2022.

Pero la amarga realidad es ésta: hay sequía, casi no ha llovido, y se esperan temperaturas superiores a 40 grados desde esta primavera.

Como toda escasez, la del agua también revela las desigualdades sociales que nos aquejan. Los que más sufren el desabasto son los pobres y la clase trabajadora; a la clase acomodada nunca le falta, pero son una minoría. Medidas como racionar el abasto para controlar el consumo terminan por mortificar siempre a los sectores populosos.

Es el apremio en que viven las capitales de Nuevo León y Tamaulipas, Monterrey y Ciudad Victoria. Pero a los regiomontanos les dosifican el agua para no agotar su última reserva, en tanto que a los victorenses les cortan el servicio por falta de infraestructura y costos de suministro.

Aunque difieran en las razones técnicas para racionar el abasto, los dos enfrentan la misma crisis que recorre el país: la sequía y el alto consumo causado por la temporada de calor.

Por todo lo anterior, debería ser, sino el primero, sí el segundo de los temas urgentes de los candidatos y los eventuales gobernantes de la entidad. Se ha dejado correr el tiempo sin atender la falta de infraestructura y de sistemas inteligentes para administrar el agua. Ahora, la sequía presiona a las autoridades a actuar y hacerse responsable del acceso al líquido para todos.

No pueden ignorar las señales de rebelión y desorden que han aparecido. Hace poco, un grupo de vecinos del sector El Moralillo, Veracruz, en los limites con Tampico, bloqueó la carretera para exigir la reapertura del suministro que les habían suspendido.

En Ciudad Victoria y Tampico, en los últimos tres años, severas sequías causaron desabasto y movieron a las personas a comprar botellones de agua purificada para bañarse; filas largas se formaron en los despachadores automáticos. En Tampico, el agua salada del mar se filtró al embalse de la alguna del Chairel y enturbió la que consumían los hogares.

Si la gente es capaz de robar y delinquir por la falta de dinero y empleo, no sabemos hasta dónde pueda llegar por la falta de agua en varios días. Este es el mensaje urgente que deben valorar los candidatos a la gubernatura.

Notas relacionadas

Botón volver arriba