Por Oscar Díaz Salazar
Mal y de malas anda la presidenta municipal de Diaz Ordaz, Nataly García Díaz, que esta semana tuvo que apechugar la renuncia de su coordinadora de prensa, quien dio a conocer los motivos de su salida con un texto compartido en redes sociales, en el que refiere: «… me había asqueado tan rápido de ver la ingratitud, la soberbia, la vanidad y la falta de humildad en una o varias personas que dicen ell@s mandar y ser casi dueños del Ayuntamiento».
Un par de días después de la renuncia de su ex vocera, – y quizás por eso mismo es que nos enteramos -, se divulgó un video de la sesión del Cabildo diazordacense, en la que un integrante del Ayuntamiento expone la situación anómala en unos comprobantes de consumo de gasolina, de vehículos sin uso (yonqueados) o en funcionamiento normal, a los que se suministra gasolina en volúmenes y patrones que se prestan a sospechar de simulaciones y transas, pues al mismo auto se carga gasolina en tres o cuatro ocasiones en el mismo día y con frecuencia.
Alguien debe decirle a la C Nataly García que ya terminó la campaña política, por lo menos la suya, que ya ganó la elección, y que es el tiempo de gobernar y trabajar por los ciudadanos de su municipio.
Con ocurrencias, como el anuncio de intentar el cambio de nombre del municipio, sin realizar el mínimo esfuerzo para hacer realidad esa propuesta; con escándalos, como el participar en accidentes vehiculares a altas horas de la noche, y mucho menos con el trato grosero a quienes criticamos su actuación como servidor público, así no se debe gobernar.
Escudarse en su condición de mujer para llamarse víctima y evadir la crítica, es una de sus prácticas recurrentes, que abarata la legítima lucha por la equidad de género y el respeto a las mujeres que participan en política.
