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Dinero negro en campañas

Por Mauricio Fernández Díaz

Solo 53 pesos por elector pueden gastar candidatos en Tamaulipas

Ciudad Victoria.- Siendo imperfectos los funcionarios del Estado, propensos al error y la corrupción, es preferible que estén ahí como representantes de una ley necesaria a que no exista ninguna reglamentación ni marco que establezca lo permitido. Hace 35 años, por ejemplo, nadie podía igualar las campañas del PRI porque derrochaban dinero público y privado sin tasa. Definitivamente, ese despilfarro ha desaparecido en la actualidad.

El INE irá tras los pasos de los candidatos en Tamaulipas, como su sombra, para verificar que no rebasen los topes de campaña de la elección de gobernador. Este es un avance insobornable si se compara con las elecciones del año 2000 y anteriores, aunque se le encuentren fallas y omisiones; ya hay una ley, un punto de apoyo: he ahí lo valioso.

También en la entidad se aplican sanciones. El artículo 242, párrafo primero, de la Ley Electoral de Tamaulipas, prohíbe rebasar el tope de gastos de campaña.

El año pasado, Nuevo León fijó un tope 72 millones de pesos para los gastos de campaña de los candidatos en la elección de gobernador. El ganador de aquella jornada, Samuel García, siempre figuraba como el político que más publicidad pagaba en Facebook; se fue sin castigo.

En Tamaulipas, el tope de gastos de campaña es de 147 millones 329 mil 598 de pesos para los candidatos a ocupar el Poder Ejecutivo Estatal, 104 por ciento más que en Nuevo León, un estado con un nivel de vida más caro y de precios altos, en promedio, que en estas latitudes.

Los consejeros del IETAM calcularon esta cifra de la siguiente manera: multiplican el 55 por ciento del valor diario de la UMA por el número de electores inscritos en el padrón del estado.

El padrón estatal consta de 2 millones 784 mil 006 electores. Siendo la UMA de 96.22 pesos en el día consultado, el 55 por ciento de esa cantidad arroja la cifra base de 52.92 pesos; eso, multiplicado por el padrón, da un total de 147.3 millones de pesos.

En resumen, los candidatos invertirán alrededor de 53 pesos por cada elector para su campaña proselitista. Aunque es el doble del tope de Nuevo León, algunos analistas sostienen que estas sumas no son realistas, y que el gasto es superior en grados extremos, pero indetectable para la autoridad.

La asociación civil Dinero Bajo la Mesa, por ejemplo, ha estimado una cifra negra de 15 pesos ilícitos por cada peso declarado en gastos de campaña. La proporción es descomunal, y de aplicarse al caso Tamaulipas elevaría el “costo real” de campañas en más de dos mil millones de pesos. Como el informe de la organización es de 2018, probablemente alude a campañas presidenciales, que movilizan más recursos.

Quizás los candidatos tamaulipecos no utilicen 15 pesos ocultos por cada peso documentado, pero sí están dispuestos a correr cualquier riesgo con tal de ejercer el poder ejecutivo y disfrutar sus mieles y privilegios.

Con un presupuesto anual de 65 mil millones de pesos, deshacerse de dos mil millones de duros, después de todo, vale la pena. Es sólo el 3 por ciento.

Pero la parte importante de una elección, sobre todo en México, es evitar la injerencia de los gobiernos estatales tanto en las campañas como en los árbitros del proceso. Siempre desvían recursos para apoyar a sus partidos políticos y rompen el principio de equidad, que es indispensable en cualquier elección verdaderamente democrática.

Con Cabeza de Vaca al borde de la cárcel al finalizar su gobierno, es previsible su preocupación por influir en el resultado. A cualquier mandatario le interesa designar a su sucesor, y el reynosense tenía el suyo antes de 2021: su hermano, Ismael, pero la exhibición de su riqueza inexplicable, como parte de las investigaciones judiciales contra el gobernador, lo sacaron de competencia.

Sin embargo, la tentación de rebasar los límites no es única del abanderado de Acción Nacional. También los de Movimiento Ciudadano y de Morena se la podrían jugar en su búsqueda por la gubernatura de Tamaulipas. De hecho, en ambos equipos andan ciertos truhanes políticos que se especializan en trampas electorales; ya no hay espacio suficiente para hablar de ellos en este momento, pero lo haremos en otra oportunidad.

Al revisar los topes de Nuevo León y Tamaulipas, resulta injustificado que en la tierra de Cabeza de Vaca se haya autorizado el doble que en la de Samuel García. Esta vasta diferencia se verá reflejada en mayor cantidad de anuncios, de spots y de alarde de recursos tecnológicos. Ya hay evidencia de esta abundancia en redes sociales. También, acá se desarrolla una campaña negra más intensa y numerosa que en tierras regiomontanas. Se ven muchos y diversos clips de páginas informativas anónimas y prácticamente desconocidas en los cuales se cuestiona la honestidad de César Verástegui, Américo Villarreal y de Arturo Díez, aunque este último no tiene a su alcance ni el segundo lugar.

Se producen canciones, videoclips, mini cortos en formato de cine y enlaces en vivo. Han transcurrido 3 días y no alcanzan las 24 horas del día para ver el material publicado en cada jornada. ¿En verdad gastarán 53 pesos por elector en toda la campaña?

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