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Tampoco quieren a Armando Zertuche en municipios morenistas

Por: Mauricio Fernández Díaz

Ciudad Victoria.- Un nombre sale a relucir cada vez que un diputado de Morena explica su razón para renunciar al grupo legislativo: Eduardo Zertuche Zuani.

Si los ofendió o les falló, solo podemos especular las causas del desafecto. Es preferible apegarse al testimonio de los involucrados para entender esta ruptura, uno de los mayores escándalos de la política estatal.

Hace cinco meses, la bancada de Morena en el Congreso Local tenía 20 diputados (incluidos 2 del PT) y presidía la 65 Legislatura. Con el paso de las semanas, se alejaron Leticia Sánchez Guillermo, Lidia Martínez López, Nancy Ruiz Martínez, Marco Gallegos Galván y Jesús Suárez Mata. Las tres primeras renunciaron y los dos últimos se rebelaron a seguir órdenes, pero todos responsabilizaron a la misma persona: Armando Zertuche Zuani.

El daño está hecho; Morena ya no preside el Poder Legislativo ni representa la primera fuerza política. Quien no vea un retroceso para el partido o un deterioro de su influencia es un ciego o un engreído.

Morena Tamaulipas parece estar viviendo el ‘síndrome de Goliat’, un gigante que se presenta a todos como el más fuerte, con presunción de invencible, pero al que basta una pedrada en la frente para tenderlo en el suelo.

Más que una función, era un deber de Armando Zertuche como líder del grupo parlamentario armonizar la relación con sus diputados y atemperar las diferencias que la afectaran. Precisamente, usar la política como medio para resolver controversias. ¿Qué sucedió? Que desertaron sus compañeras Leticia Sánchez Guillermo, Lidia Martínez López y Nancy Ruiz Martínez, echando pestes contra él.

Por sí solos, estos hechos acusan fríamente a Zertuche de ser un pésimo operador político y un negociador fracasado. Y aunque ellas hubieran actuado por traición, era indispensable que él estuviera informado de sus movimientos y estados de ánimo, debía conocerlas bien para prevenir fracturas. No lo hizo por confiado o por incompetente.

Los otros señores, Marco Gallegos Galván y Jesús Suárez Mata, francamente le vieron la cara y se declararon comprometidos con la Cuarta Transformación, pero no con él, y en adelante votarán sin consigna en el Congreso Local.

Este rompimiento ya tiene un costo político muy alto para los ciudadanos que votaron por ellos o que creen en el proyecto de López Obrador, por más que Zertuche Zuani, respaldado por Erasmo González y el delegado nacional, Ernesto Palacios, minimice su repercusión.

¿Cómo se puede calificar que dos morenistas como Jesús Suárez Mata y Leticia Vargas Álvarez aprueben ahora iniciativas del PAN? Los ciudadanos rechazaron a Acción Nacional en la elección del 2021, por eso Morena obtuvo la mayoría en las urnas. Esta fortaleza se ha desintegrado en las manos de Armando Zertuche, y el precio lo están pagando los tamaulipecos.

¿Sigue firme la unidad de los alcaldes de Morena alrededor de la gubernatura de Tamaulipas? Si no en duda está en peligro, de acuerdo con operadores políticos y con algunos indicios que han aparecido en los últimos meses.

Descreemos de algún conflicto entre los líderes estatales de Morena y Adrián Oseguera Kernion, el mejor alcalde a nivel nacional perteneciente a la Cuarta Transformación. Uno de los que han posicionado al partido en Tamaulipas es, justamente, Oseguera, y decir que alienta las divisiones es faltar a la verdad. Tiene la estima y la confianza del delegado nacional Ernesto Palacios.

Pero Armando Zertuche ha encontrado la manera de incomodar al alcalde maderense y a otros morenistas que solo buscan cumplir con los ciudadanos y alcanzar los objetivos de su gobierno. Hasta tal punto sacó de sus casillas a Adrián Oseguera que lo llamo “irresponsable” por haber dudado de la enfermedad de la diputada Leticia Vargas, a quien Zertuche obligó a ir al Congreso contagiada de Covid-19.

En Oseguera Kernion la Cuarta Transformación encuentra a un miembro leal, comprometido y confiable; él mismo ha dado la cara para expresar su apoyo al precandidato Américo Villarreal Anaya. Su fidelidad está fuera de duda; lo malo son las discordias que siembra el líder de la diputación morenista, la torpeza con la que trata a los liderazgos maderenes, y el daño que esto provoca al partido entre sus bases.

En Altamira ha ocurrido exactamente lo mismo, con el agravante de que se incluye a Erasmo González Robledo, intolerable sujeto cuyo nombre anda mezclado con el de un empresario ejecutado y el uso indebido de recursos. En busca de apoyo electoral, visitó el año pasado al sector Miramar, una zona de familias pobres y con escasez de servicios, y ahí les prometió canalizar recursos para construir una clínica de salud. Sobra decir lo que ha pasado desde entonces.

En suma, Armando Zertuche solo ha causado estropicios a donde quiera que va, pero ahora puede perjudicar al doctor Villarreal Anaya en su deseo de llegar a la gubernatura del estado. Son muchos los ofendidos en Altamira y Ciudad Madero que ya no siguen en Morena por su culpa, y se trata de liderazgos populares.

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