Sólo él podía hallarla
De las historias sobre tragedias en el río Bravo, la de Liliana rompe esquemas poco conocidos, al haber sido su propio padre quien rescatara su cuerpo, tras la muerte de la jovencita que soñaba una vida en Estados Unidos.
Fue después de tres días de búsqueda que Pascual, padre de Liliana Márquez, este jueves encontró el cuerpo de su hija en el río Bravo, en donde la joven se ahogó al haber intentado cruzar de manera ilegal.
De la colonia Las Brisas, Liliana, de 19 años, el lunes en la noche nadaba hacia el lado americano junto a otra persona, pero ante dificultades surgidas su acompañante logró salir y ponerse a salvo. Ella no, al ser tragada por el caudal y hasta este jueves fue encontrado su cuerpo.
Después de que las autoridades de Protección Civil y Bomberos realizaron la búsqueda de la joven sin tener éxito, la desesperación de su padre Pascual lo llevó a subirse a una pequeña lancha y meterse al río, por lo que lo recorrió hasta dar con el cuerpo de su hija.
Primero encontró la mochila que llevaba, de ahí continuó con su búsqueda para ver a lo lejos una figura que aparentemente era una persona, por lo que siguió remando hasta donde se encontraba la misma. Sin apoyo de autoridad alguna había iniciado la búsqueda por su cuenta.
Una vez que llegó hasta donde estaba la silueta, con su remo movió el bulto y al verlo su rostro cambió: se trataba del cadáver de su propia hija.
Pascual se armó de fuerzas superiores y él mismo como pudo amarró el cuerpo de su hija para llevarla hasta la orilla y esperar el arribo de las “autoridades de rescate”, quienes minutos más tarde llegaron junto con personal de la Fiscalía General de Justicia de Tamaulipas y de Periciales para dar fe de los lamentables hechos.
Aún y cuando ya sabía el fatídico desenlace, el papá de Liliana nunca dejó de buscarla, aún y cuando ayer no tuvo el apoyo de las autoridades correspondientes, él consiguió la pequeña embarcación y se adentró al río hasta dar con el cuerpo de su hija.
Mientras tanto, la madre de Liliana y demás familiares veían desde el bordo de contención cómo Pascal encontraba a su hija, a su pequeña Liliana.