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Los registros; Ostentación y derroche.

Por Mauricio Fernández Díaz

Compiten por la foto

CIUDAD VICTORIA.- El viernes 25, las calles de Tampico se llenaron de gente y bullicio, de vendedores y curiosos que se detenían a observar el desfile. Era el Carnaval 2022. Luego, el domingo 27, fueron las calles de Ciudad Victoria las que se desbordaron de gente, bullicio y curiosos. Era el registro de candidatos para la elección de gobernador de Tamaulipas.

Queda demostrado que las ciudades se sacuden por dos motivos esenciales: por la diversión y por la política. ¿No serán lo mismo?

Los victorenses notaron que algo especial estaba ocurriendo en la mañana del domingo. Había gente con bolsas de mandado en las esquinas; había familias que venían de misa, husmeando el horizonte. Esperaban un micro o un taxi, pero era en vano. Los vehículos del transporte no pasaban; todos iban a los partidos políticos y a las plazas del estadio Marte R. Gómez, del Paseo Méndez o del 15 Hidalgo, donde los abordaban simpatizantes, del PRI, PRD, PAN, MC, Morena y PT, uniformados con sus playeras impresas.

Los aspirantes iban sucederse en este orden: 10 de la mañana, Arturo Díez Gutiérrez, de Movimiento Ciudadano; 12 del mediodía, César Verástegui Ostos, de la alianza PAN-PRI-PRD, y 2 de la tarde Américo Villarreal Anaya, de la coalición Morena-PT-Partido Verde. Ellos o sus dirigente entregarían la documentación al Instituto Electoral de Tamaulipas para tramitar su registro.

Fueron a pedir, no a recibir dicho registro. Tampoco era un acto de campaña ni proselitista (ésta inicia oficialmente el 3 de abril). Decir una palabra de más o llamar a votar en este instante constituye un delito electoral. Entonces, no podían decir grandes discursos ni movilizar al pueblo a favor de su partido. El impacto principal sería la imagen de cada uno con sus seguidores, dirigentes y familiares.

En la jornada del domingo iban a ser juzgados por su apariencia como líderes, por su poder de convocatoria, por su magnetismo popular. Estas cualidades son decisivas en los políticos como ciertos atributos físicos y sensuales lo son en las misses de los concursos de belleza. Juzgar las cualidades personales e intelectuales vendría después.

En su registro ante el IETAM, los aspirantes debían mostrar “músculo”, nervio para los eventos masivos.

Así, muy puntual a su cita llegó Arturo Díez Gutiérrez. Lo acompañaban Dante Delgado, dirigente nacional de Movimiento Ciudadano, y Gustavo Cárdenas, ex coordinador estatal y figura famosa de la política tamaulipeca; con ellos iba media docena de funcionarios del partido y colaboradores de campaña.

Díez Gutiérrez salió del instituto y se encontró con sus seguidores en la calle, donde el partido había colocado una tarima para él y los invitados especiales. Entre el público no había más de 150 personas. El precandidato de MC aprovechó el momento para ser recordado por todos los tamaulipecos, pero volveremos a ese tema más adelante.

Con al precandidato del PAN-PRI-PRD las cosas dieron un giro de 180 grados, como pasar de la noche al día. Desde temprano llegaron decenas de autobuses, micros y camionetas llenas gente a las puertas del estadio Marte R. Gómez. Para las 12 del día aquello era un multitud efervescente. César Verástegui Ostos y los dirigentes de los tres partidos encabezaron una marcha del estadio al parque Pedro J. Méndez; era tan numerosa que cubría casi un kilómetro de extensión. Se calcula una muchedumbre de 25 a 30 mil acompañantes.

A pesar de su magnitud, la marcha y el mitin final transcurrieron sin ningún incidente, y estuvo siempre ordenada.

Varias personas y reporteros esperaban al “Truko” Verástegui en el instituto electoral, pero nunca llegó. Había decidido quedarse con sus seguidores para no desairar su presencia y evitar también una concentración ruidosa en el registro. A entregar la documentación fueron únicamente sus representantes.

El turno de doctor Américo Villarreal Anaya llegó a las 4 de la tarde. Con él acudió Mario Delgado, presidente nacional de Morena, y la familia del precandidato. El instante fue cubierto por medio centenar de reporteros, fotógrafos y videoperadores. A este partido nunca se habían presentado tantos medios informativos.

Cumplido el trámite, el doctor Villarreal Anaya y su grupo llegaron a un templete ubicado en la esquina de las calles 17 e Hidalgo. Entre 8 mil y 10 mil personas vitorearo al precandidato de Morena-PT-Partido Verde. No hay exactitud en estos cálculos porque cientos de personas se acomodan en las entrecalles, y se apartan un poco del templete para ubicarse a la sombra de un árbol.

No podemos cambiar lo que las imágenes dicen claramente: el registro del “Truko” Verástegui fue el más multitudinario en esta etapa. Solo eso, y la etapa terminó.

El 3 de abril “se verán las caras” los tres rivales. Amigos, son campañas electorales: habrá zancadillas, porrazos, sangre, y usamos aquí el sentido figurado solamente.

Hubo mensajes de los tres aspirantes, pero nada originales ni demasiado intensos como para destacarlos. Hubo uno, sin embargo, que podemos calificar del peor de todos por su banalidad y pobreza. Fue el siguiente “Mataulipas, ni madres! Tamaulipas y vamos a ganar”.

Adivinó usted: fue Arturo Díez Gutiérrez.

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