Por:Mauricio Fernández Díaz
Ciudad Victoria.- Con excepción de ciertos cargos estratégicos, quedan listos los equipos de César Verástegui Ostos, Américo Villarreal Anaya y Arturo Díez Gutiérrez para la campaña del próximo 3 de abril; ya no se esperan grandes cambios en las estructuras, pero sí presenciaremos una costumbre característica en esta etapa de las elecciones: la entrada de políticos indecisos o desempleados.
Todos aquellos exiliados de sus partidos por fracasados, por conflictivos o por mediocres, buscan acomodo inmediato en la alianza Morena-PT-PVEM, en la del PAN-PRI-PRD o en Movimiento Ciudadano, y a veces corren con la suerte de ser aceptados. Está por verse si aportan algún beneficio o si llegan a parasitar.
Estos elementos arriban tarde porque su fuerza es flaca, porque su rendimiento es bajo, como esos corredores que alcanzan la meta en los últimos lugares.
Los candidatos saben lo que necesitan para fortalecerse, y por eso atraen a los mejores desde el principio. Meses después, cuando han seleccionado a colaboradores y asesores principales, rellenan los huecos con sobrantes. Es aquí cuando aparecen los rezagados.
Claro está, ellos se hacen pasar por personas experimentadas en política o por líderes muy populares. Tristemente, no reconocen su condición real; son como esos residuos que salen del metal fundido o como las sobras del carbón quemado: escoria.
A nadie debe extrañar que el proyecto de César Verástegui Ostos, el ‘Truco’, provoque las ansias de la clase política de Tamaulipas; ha calado hondo en el entusiasmo de los electores, y muchos quieren saborear una parte de ese éxito. Anote usted a Eduardo Hernández Chavarría entre ellos. ¿Ex priista?, ¿ex morenista?, ¿independiente?, todo y nada es Lalo Hernández. No soportó el desaire del PRI cuando quiso ser candidato en Tampico, ni soportó la derrota como abanderado de Morena en la elección de diputados federales de 2021. Hace un año vestía la camisa guida, símbolo de la 4ta Transformación, y ahora se acomoda al lado del ‘Truco’ y los conservadores para la foto. Con tantos cambios de partido y pensamiento político, lo único que comunica Hernández Chavarría es una ambición insaciable de poder, que debe satisfacer a cualquier precio. Sin compromiso ideológico navega también Marco Antonio Bernal, eterno aspirante tricolor a la gubernatura del estado, y hoy simpatizante del ingeniero Verástegui. La época de Bernal ya pasó, pero él no se da por enterado, y presiente quizás una última oportunidad de figurar a costa del candidato del PAN. Entre estos camaleones destaca también Rigoberto Ramos Ordóñez, un desertor más de Morena, a la que supo arrancarle una diputación local por la vía plurinominal en 2018. ¿Contra quién lucha políticamente Rigo? Contra todos: contra el PRI, contra el PAN y contra Morena, según anden las quinielas políticas, y muchas de estas favorecen al ingeniero.
Ni siquiera el equipo del empresario Arturo Díez Gutiérrez, candidato de Movimiento Ciudadano al gobierno del Estado, se encuentra exento de estos invasores. Acaba de integrarse a él Rosa María Muela Morales, mejor conocida como Rosa Muela. Una historia idéntica a la de Lalo Hernández, ya que buscaba acomodo en Morena cuando todo lo ha logrado en el PRI: ser regidora, funcionaria y diputada local. Fracasó con la bandera de 4ta Transformación como candidata a la alcaldía de Tampico en 2018, y aun así la consintieron después con una jefatura federal, la del programa de becas “Benito Juárez”. Sin embargo, solo duró nueve meses, ya que le exigieron la renuncia por pérdida de confianza, según comentarios en redes sociales. Otro invitado “no deseado” en MC es Emilio Pozo González, al que muchos consideran vendedor de humo en los círculos políticos. Ex funcionario del PRI en el gobierno de Egidio Torre, y ex candidato a diputado federal por el Partido Verde, donde perdió, Emilio Pozo sabe de política lo que nosotros de fusión nuclear en frío. Aparentemente, sí sabe de negocios, aunque dicen en Tampico que, de momento, no le va tan bien. ¿Qué espera de Movimiento Ciudadano o de Díez Gutiérrez? La misma pregunta la haríamos con Andrés Zorrilla Moreno, ex alcalde de Ciudad Madero y ex panista, otro avecindado en MC. Es uno de los personajes más intolerables de la política estatal, al grado que ni Cabeza de Vaca lo quiso más. El gobierno de Adrián Oseguera lo acusó de un desvío de 500 millones de pesos. Todos lo conocen por su cháchara insufrible y pedante. En los últimos días, circula la especie de que va a entrar al equipo de Américo Villarreal Anaya. ¡Qué alguien detenga ese suicidio electoral!
Ahora bien, la estructura del doctor Villarreal ha recibido sus propios ‘cartuchos quemados’. A reserva de confirmarse la llegada de Andrés Zorrilla, suficiente desgracia para cualquiera, han declarado su adhesión al candidato de Morena Óscar Luebbert Gutiérrez y Humberto Valdez Richaud, el “Betico”, dos políticos experimentados, ciertamente, pero de liderazgos en decadencia. Ellos también vieron pasar sus mejores tiempos, y podrían dedicarse a escribir sus memorias, en la paz de su habitación, en vez de meterse en campañas desgastantes. Luebbert fue dos veces alcalde de Reynosa y llegó a senador de la república. Compitió para ser candidato del PRI a la gubernatura, pero Yarrington se encaprichó con Eugenio Hernández. Se ha mantenido retirado desde 2010, cuando terminó su segundo periodo como presidente municipal. En tanto, Humberto Valdez Richaud fue diputado local y secretario general de Movimiento Territorial del PRI. Hizo pública su carta de renuncia al partido el 25 de octubre de 2018, en la que rechazó el método de designación del dirigente estatal, que recayó en Yalheel Abdalá; incluso anunció la creación de una corriente reformista dentro del partido, pero no lo concretó. Betico aseguró que la votación del PRI iría en declive, y que cada vez migrarían más militantes tricolores a Morena y, definitivamente, acertó. Varios priistas del centro y el sur se sumaron en fechas recientes al proyecto de Américo Villarreal, impresionados por los votos que ha obtenido la 4ta Transformación en las pasadas elecciones estatales, y en las encuestas favorables al doctor.
El propósito de estos paracaidistas políticos, aunque sus candidatos pierdan la elección, es el acomodo de personas del bando rival que el ganador acepta para asegurar la gobernabilidad. Realmente, no hay derrotas absolutas, y varios colaboradores de los equipos fallidos llegan a colocarse en la nueva administración. Con eso sueñan los advenedizos del PAN, de Morena, del PRI y de MC.
Pero todas las elecciones son diferentes, y pudieran tener un amargo despertar en este 2022.