Política

La Comuna

El podrido sistema político tamaulipeco

José Ángel Solorio Martínez

La mayoría de la clase política que se formó y militó en el portesgilismo -corriente encabezada por décadas, ni más ni menos que por el político más trascendente en historia de Tamaulipas, Emilio Portes Gil- fueron personajes que vivieron en la medianía. Personajes como el mismo Portes Gil, Francisco Castellanos Tuexi, Juan Rincón, Marte R. Gómez, Magdaleno Aguilar, Hugo Pedro González- nunca exhibieron descomunales bienes o gigantescas fortunas.
Conocí la casa de Hugo Pedro en Nuevo Laredo, que tenía en pleno centro de la ciudad. Sobria, austera, con un despacho de abogado pueblerino. Vi su vestuario más que discreto.
Salimos caminando de su vivienda, y llegamos a una desvencijada cantina -a menos de una cuadra de donde vivía- en donde me invitó unas cervezas.
Sacó una desgastada cartera, que pude escudriñar -dos o tres billetes de a cien pesos y unos dólares más- sobre la mesa y las botellas vacías que nos separaban.
Castellanos Tuexi, jurisconsulto bueno como pocos, hizo una pequeña fortuna litigando; había sido presidente el Supremo Tribunal de Justicia del entonces DF. Nunca, que se sepa, lucró con su trayectoria política.
De Juan Rincón, profesor, nada se puede hablar de manejos sospechosos con el presupuesto estatal.
Marte R. Gómez, se convirtió en Mecenas de varios artistas mexicanos -Frida y Diego entre otros- que casi lo dejan en la indigencia. No es ficción: existe correspondencia en donde hace saber a Frida, no tener liquidez, pero pone en sus manos un terreno en la ciudad de México para financiar proyectos pictóricos de Rivera.
Como dice el Güero Eligio:
¡De ese pelo!
Don Magdaleno, único gobernador ejidatario que ha tenido Tamaulipas -y muy probablemente, el país- actuó con modestia y mesura. Tan del medio rural era, que nunca se acostumbró a la vida urbana: se desplazaba hasta el río San Marcos, para hacer sus necesidades al aire libre y no en esos artefactos, modernamente temibles que eran los sanitarios de cerámica de la época.
¿Dónde se torció el camino?
Con el alemanismo. Justo con la llegada del general Raúl Gárate, quien fue instalado de la peor manera: fue sustituto de Hugo Pedro González, quien fue destituido por el Senado de la república por asuntos graves, como grave fue la desaparición de poderes que lo aniquiló.
Con los alemanistas, arribó a Tamaulipas una forma de gobierno muy afín a la contra-revolución: auge de los terratenientes, asfixia de la propiedad ejidal, y una industrialización que jamás llegó.
Nacieron decenas de grandes propiedades en su gobierno: el Garateño, fue el más emblemático. Obvio: el propietario era Gárate. Hasta su secretario general de gobierno, Juan Guerrero Villarreal, se hizo propietario de unas hectáreas en el fértil valle de Mante.
Como hongo, germinó una case social que parasitó en el campo: los campesinos nylon. No sabían nada de agricultura, pero desde muy arriba los favorecieron con extensas propiedades.
Hasta la fecha.
Esa clase política sigue, hegemónicamente, en la conducción del sistema de gobierno local.
Los hechos que hoy avergüenzan, al Congreso tamaulipeco, a la sociedad tamaulipeca y a MORENA, no se agotan ni se agotarán por un buen tiempo.
Calma, mucha calma.
La mierda, es lo primero que se lleva el remolino.

Notas relacionadas

Te puede interesar
Cerrar
Botón volver arriba