Se ensañan con Doña Mica; le robaron el celular
CIUAD VICTORIA, TAMAULIPAS.- En un acto de crueldad un sujeto robó el único medio de comunicación que Doña Mica tenía con sus hijos, quienes viven en Monterrey, ante esto llora porque alguien la auxilie.
Ante esto la señora de 73 años ha quedado con el corazón desecho, ya que vive sola en Victoria sin que alguien vea por ella y mientras vendía su avena y pan como cada día alguien aprovechó para sacar su celular de la mochila.
Ante esto y tras solicitar ayuda, varias personas marcaron a su antiguo número, el cual contestaron una vez y después apagaron el aparato. Mica señala que el celular le duele pues no tiene manera de comprarse otro, pero también que tenía guardados los números de sus hijos.
Como lo relatamos hace días Doña Mica sufre una amarga soledad, pues desde que enviudo no tiene compañía y hace años ve a sus hijos los cuales confiesa, extraña cada instante y viven en Monterrey, una ciudad que aunque para muchos cercana, no puede costear el pasaje.
Micaela Sámano Suarez es de las de antes, fuerte y chambeadora, de las que se levanta cada día a las 3:30 de la mañana para trabajar, pese a estar ciega de un ojo, tener problemas de hipertensión y no poder caminar libremente, cada mañana sale con su carrito de venta.
Muchos conocen a Doña Mica, por vender una deliciosa avena y pan con mantequilla cada día desde hace más de siete años, algo que hacía de forma normal desde afuera de una primaria en la colonia Obrera, sin embargo la pandemia le quito ese ingreso tras la suspensión de clases presenciales.
Una vez llega al estacionamiento de Soriana Carrera es visitada por los trabajadores, quienes gustan de su pan con mantequilla y avena de a 12 pesos cada uno, “barato y rico para que regresen”, aun así a veces hay días malos y le lleva la noche sin venta.
“Si la termino pues me voy, sino me quedo hasta que se acabe, a las seis y media de la mañana llego y en ocasiones me quedo hasta las 9 de la noche”.
Micaela tiene un ojo blanco, pues no ve con él, debido a una enfermedad mal tratada cuando era pequeña debido a que al ser huérfana no tuvo quien viera por ella, mucho menos la llevara al servicio médico.
“Tengo alta presión, me duelen las rodillas, las tengo hinchadas, aun así yo sola me vengo caminando desde mi casa y me regreso, nadie me cuida, tengo tres hijos pero viven en Monterrey”.
Con lágrimas en los ojos, la señora de 73 años recuerda que estuvo casada y su pareja murió hace tiempo, tras esto sus hijos se marcharon a Monterrey, a los cuales extraña mucho y anhela ver.