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¡Que bonita familia! Por:Mauricio Fernández Díaz

Enseña Américo Villarreal intolerancia y arriesga su elección

Ciudad Victoria. – Sería deshonesto rehusar las encuestas que colocan a Morena en el primer lugar de preferencias para la elección de gobernador; distintas empresas coinciden en el mismo resultado. Esa ventaja es real y debe reconocerse. Sin embargo, la prueba decisiva será mantenerla a pesar de los errores o defectos del candidato. Y Américo Villarreal ha comenzado a exhibirlos para escándalo de simpatizantes y amigos.

El precandidato de Morena en Tamaulipas ha aprendido que la parte amarga de la política es vivir presionado, en roce con otros, sometido a interrogatorios. Debe, ante todo, ser un demócrata, esto es, un estadista que respeta las libertades y derechos del disidente. No se puede pelear con él y asumir “el derecho de réplica” para contraatacarlo porque no hay igualdad, por definición, entre una autoridad o un candidato y un ciudadano. Dar respuestas claras, verdaderas y rápidas es su único compromiso. Y en esta sencilla tarea, Américo ha fracasado.

De gira por Matamoros, el doctor Villarreal se reunió con cientos de simpatizantes de Morena en un hotel de la localidad. Al final del acto, un reportero le preguntó sobre la equidad de género y los derechos de la mujer, y el precandidato, molesto, le advirtió que no le respondería. Estaba tranquilo, ciertamente, pero su gesto y su voz delataban un profundo malestar.

El reportero insistió. El morenistas prefirió mirar a otro lado e irse con unos seguidores a tomarse fotos. El comunicador lo siguió hasta allí, pero todo lo que hizo fue repetir la pregunta.

Mientras lo interrogaba, entró en escena la señora María de la Luz Santiago, esposa del doctor Villarreal. Ella, también molesta, le dijo al reportero:

–Lo que necesita la humanidad es menos gente como tú.

Al oír esas palabras, el informador se hizo para atrás y dijo en voz baja:

–Ya se enojaron.

Y a partir de aquella majadería, si no amenaza, el reportero no se acercó más al precandidato.

Un video que captó este momento circuló a lo largo del sábado por redes sociales. Las imágenes no mentían: Américo Villarreal y su esposa, María de la Luz Santiago, eran hostiles y agresivos con la prensa, específicamente con la incómoda. Aquí, el adjetivo queda justificado ya que el precandidato es abierto y simpático con los informadores que aplauden sus logros.

¿Dónde está, pues, el demócrata, el estadista que respeta al contrario, la libertad de opinión, la disidencia y la pluralidad? Si esa es su reacción ante la prensa, a la que puede dejar de ver si sus actividades se lo permiten, ¿cómo responderá ante los reclamos de manifestantes, a las marchas y protestas que las personas organizan para exigir acciones al gobierno? ¿Se enojará cada vez que alguien lo critique ya siendo gobernador? ¿Le desearán que ya no exista porque, a su entender, la humanidad no lo necesita?

Ha sido la peor semana para Américo Villarreal como precandidato al gobierno de Tamaulipas. En la prensa nacional, se intensificaron los señalamientos en su contra por el caso Carmona. Luego, militantes de Morena, cansados de la mafia del partido, se pasaron al bando del precandidato del PAN, César Verástegui. Y en el informe del INE sobre gastos de precampaña, el doctor Villarreal fue el que ejerció más dinero, con 5 millones 304 mil pesos, hasta el 2 de enero.

Entendemos que una campaña pesa emocionalmente, que atender a cientos de personas a diario desgasta, pero esta es la naturaleza de la vida pública. Quien no la soporte, puede renunciar.

Lo mismo puede decirse de la señora María de la Luz Santiago, esposa del precandidato, quien incluso no está obligada a asistir ni a hablar en esos eventos, pero lo ha hecho. Entonces, ella también tiene que tolerar los disgustos inherentes a una campaña electoral. Hasta ella debe comportarse como una demócrata, pues hace 210 los mexicanos prefirieron este régimen de convivencia, basado en las libertades. No lo es, y su esposo, tampoco. De otro modo, no le habría respondido con desprecio al reportero.

Recordamos ahora el incidente de la Beatriz Gutiérrez Müeller, esposa del presidente López Obrador. Ella posteó un mensaje de felicitación por el segundo año de gobierno, que decía “Familia y cariño aparte, es un privilegio ayudar en la transformación democrática de México. ¡Segundo aniversario de la victoria! “Empresa de tanta gloria / solo intentarlo es victoria (Lope de Vega”).

Al punto, un internauta le preguntó: “¿Cuándo atenderá personalmente a los padres de niños con cáncer? Gracias por su amable respuesta”. Infelizmente, la reacción de Gutiérrez Müeller fue demasiado intempestiva: “No soy médico, a lo mejor usted sí. Ande, ayúdelos”. En pocas horas, la lincharon en redes. Tuvo, por lo menos, el valor de retractarse y pedir disculpas. Porque aceptar un error también requiere valentía. “Solo expresarles que soy profundamente humana y deseo el bien a todos, ahora y siempre”, escribió.

Ojalá que Américo Villarreal y María de la Luz Santiago aprendan de la esposa del Presidente y rectifiquen su atroz comportamiento con la prensa. Han pasado 72 horas del incidente, por cierto, y siguen callados.

Eso no borrará el defecto de carácter del precandidato de Morena ni su caída en las preferencias.

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