Por:Mauricio Fernández Díaz.

Ciudad Victoria.- Es sabido de todos que una campaña electoral se planifica igual que una estrategia militar y está formada por unidades con diferentes funciones. La más importante de todas es el frente de batalla, la primera línea de combate para ganar la lucha.

El equivalente de ese frente de batalla sería la estructura de votación, los grupos de simpatizantes ya comprometidos a votar por un partido y de llevar a otros a hacer lo mismo.

Una estructura amplia y capacitada puede aportar un volumen de votos más o menos predecible y seguro, pero no garantiza el triunfo. El candidato y su carisma, lo mismo que la reputación del partido, juegan un papel central en la definición de una campaña. La mayoría de los votos sale de personas sin partido y sin compromisos adquiridos y ellos deciden, en última instancia, la elección.

Pero en cualquier campaña es fundamental contar con un ”piso” o “voto duro” para avanzar al triunfo y no dejar al azar o al capricho del votante el resultado final. Por eso los candidatos se apoyan en estructuras y las preparan para dar la batalla definitiva.

En Tamaulipas tendrá lugar una contienda extraña y de características peculiares pues los principales partidos, el PAN y Morena, van a disponer de ejércitos muy diferentes. El objetivo es el mismo, pero uno cuenta con estructura y el otro, no. Lo más insólito es que este último es el favorito para ganar.

Morena es el único partido de Tamaulipas sin oficinas del Comité Directivo Estatal, que suelen ser el punto de partida de los planes y las decisiones cupulares. De hecho, varios comités municipales están cerrados y prácticamente acéfalos de dirigencia.

Tan anormal es la vida interna de ese partido que su presidente, Enrique Torres, denunció a su tesorero, José Luis Mederos, por desatender el pago de la renta, los servicios de agua y luz y prácticamente todas sus necesidades desde 2019.

¿Acaso el tesorero de un partido es el superior jerárquico del presidente? No, por supuesto; no en el mundo normal, pero Morena vive en otra realidad.

Parado el partido por la falta de oficinas, Enrique Torre denunció a Mederos ante la Comisión de Honestidad y Justicia, según el expediente CNHJ-TAMPS-410/2020.

De nuevo, en una decisión delirante, la Comisión dictaminó infundada la queja del Presiente, ya que a él “no le causaba perjuicio alguno” la falta de pago y el consiguiente cierre de oficinas. A pesar de las rentas y servicios sin saldar, el Tesorero ejerció todas las prerrogativas de 2019 a la fecha sin recibir ninguna observación del Comité Ejecutivo Nacional, aunque más bien lo apoyó a actuar de ese modo.

Y no habiendo un peso para los gastos del Comité Directivo Estatal, menos lo hubo para los comités municipales. El padrón de militantes está ahí, en los archivos de los comités, pero no piensan siquiera abrirlos para la campaña de 2022.

¿Irá Morena a la elección de gobernador sin estructura? La Cuarta Transformación tiene lista su avanzada, como cualquier partido, pero no consta de militantes.

Bochornosamente, su estructura electoral será el padrón de beneficiarios de los programas federales en Tamaulipas. Hay que ser desvergonzado para manipular a más de medio millón de personas, que es la cifra de empadronados en la entidad. Políticamente, los importantes son los 242 mil adultos mayores que reciben ayuda. Sin embargo, por reprobable que parezca, no es ilegal, siempre y cuando no los condicionen.

Con esos aliados Morena ha logrado triunfos en el estado, como en 2021, cuando conquistó Nuevo Laredo, Reynosa, Ciudad Victoria y Altamira y la mayoría simple de las diputaciones locales.

Al año, el Gobierno Federal dispersa 7 mil millones de pesos en ayudas sociales en Tamaulipas. Una fortuna. Esa es la apuesta del equipo de Américo Villarreal Anaya para ganar la gubernatura.

Sin embargo, la diferencia de votos entre PAN y Morena fue moderada, si no escasa, en la última elección. Los panistas recibieron el 35.83 por ciento de los votos; Morena, el 37.79 por ciento.

En cambio, el PAN cuenta con una estructura mejor articulada por municipio y por región para desplegarla en jornadas electorales. Se llevó incluso a los principales operadores del PRI, Óscar Almaraz, Heriberto Ruiz y Florentino Sáenz.

Como el liderazgo del PAN le queda grande a Luis Cantú, se ha formado una estructura paralela, que agrega a priistas y perredistas, para impulsar la campaña de César Verástegui. Se le conoce como ‘Vamos Tamaulipas’.

En cuanto a las preferencias actuales, se han movido mucho desde las primeras mediciones y han tenido serios cambios, ya que la imagen de López Obrador, talismán del morenismo, se ha desgastado. Sin embargo, el panismo como marca sigue a la baja.

El triunfo se resolverá realmente entre los equipos; el que tenga la mejor estructura y la mejor estrategia ganará la elección del 5 de junio. Hoy en día, no hay nada para nadie.

Solo un movimiento certero romperá el empate.