Política

La Comuna

La deuda del PRI de Tamaulipas

José Ángel Solorio Martínez

Hasta hoy, el PRI tamaulipeco, se ha visto desdibujado en la coalición PAN-PRI-PRD. En la precampaña, no pudieron construir una retórica para justificar su vocación unitaria con los azules y menos delinear una narrativa convincente hacia su militancia -buena parte de ella, al menos- que sigue percibiendo al panismo como el enemigo histórico en la entidad.
Los eventos que el priismo organizó al Truco Verástegui en el estado, no fueron del todo potentes. Con achicada capacidad de convocatoria de sus dirigentes -Edgar Melhem, se visualizó empequeñecido y otros dirigentes microrregionales ni siquiera pintaron- no potenció el bloque. (Ramiro Ramos, en Nuevo Laredo; Benito Sáenz Barella, en Reynosa; Baltazar Hinojosa y seguidores en Matamoros; Enrique Cárdenas del Avellano en ciudad Victoria; Alejandro Guevara Cobos en Mante; Roberto González Barba en Tampico y otros de menor calado en Altamira y Madero).
A pesar de recibir de las alforjas del PAN, dos millones y medio de pesos cada mes, -este monto, se asegura, lo estuvo recibiendo Melhem Salinas- no estuvo a la altura de los pactos y convenios con su nuevo aliado electoral.
A ello, hay que sumar el escurrimiento de militancias priistas en las principales ciudades del estado que optaron por irse a MORENA o al MC. Éste último partido, tuvo la virtud de socavar consensos ciudadanos al PAN: muchos de los soportes del precandidato a la gubernatura emecista -Arturo Diez Gutiérrez- provienen del PRI. (Esto, se puede probar con la presencia de varios cuadros dirigentes medios de la corriente priista que sigue encabezando el ex gobernador, Eugenio Hernández Flores. Si bien no es significativo, si es evidente que el principal sustento del sueño de ser gobernador de Diez Gutiérrez, son los geñistas, o sea: cierto segmento de la militancia priísta.
En la precampaña, el priismo salió debiendo al Truco.
No se vio, el músculo tricolor que presumieron para conformar la alianza.
Se comenta, ante esas evidencias, se realizan auditorías a los eventos organizados por los dirigentes priistas al precandidato, Verástegui Ostos. La medida, obedece a los escasos resultados en la campaña previa. Por el momento, el PRI, enseña su presunto poder: una larga lista de ciudadanos promovidos. (Exactamente, como lo han venido haciendo en sus recientes campañas electorales, en las cuales la derrota les ha caído del cielo: no gobiernan, ni un par de Ayuntamientos en la entidad).
¿Cómo puede el PRI documentar la suma de sus capitales en el estado al proyecto del PAN en Tamaulipas?
Imposible saberlo.
Los viejos métodos y estrategias tricolores sólo testimonian los viejos vicios que lo han ido degradando en el escenario regional: de partido hegemónico, pasó a ser partido mayoritario; de partido mayoritario, se trasmutó a partido minoritario…
…y ya viene su fase cuasi-terminal: de partido mayoritario, a partido testimonial y mendicante.
Para tristeza del PRI y de su militancia, el urgente reemplazo de sus dirigencias -con mayor aptitud, actitud, y sobre todo: con autenticidad ideológica- se ve incierto y de largo aliento.

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